lunes, 4 de marzo de 2013

"Mad Men" y la soledad

"-¿Por qué todo se va a la mierda?
-¿Por qué lo dices?
-No lo sé. Todo lo que quieres hacer, todo lo que crees que te hará feliz. Se va a la mierda."
(Mad Men)


"Los conductistas ignorantes animaban entonces y ahora a los padres a condicionar a su bebé a que sus necesidades no iban a ser atendidas a demanda, fuesen estas de alimento o consuelo. Se asume que son los adultos los que deberían estar “a cargo” de la relación. Ciertamente esto podría fomentar en un niño la actitud de no pedir demasiada ayuda ni atención (replegándose en una depresión, entrando en éxtasis e incluso dejándose consumir), pero es más probable que fomente un niño quejumbroso, infeliz, agresivo y/o demandante, un niño que ha aprendido que se debe gritar para que atiendan sus necesidades. Es muy posible que durante toda su vida conserve una profunda sensación de inseguridad."



El otro día escuchaba una entrevista sobre los llantos nocturnos de los bebés y me sorprendió oír al entrevistado hablar sobre las dos posibilidades que existían. La de atender al recién nacido desde el primer instante y la visión conductista de dejar que llorase hasta que se cansase y viera que no iba a venir nadie a atenderle, que eso le iba a fortalecer de cara a las vicisitudes de la vida. Y esa visión conductista me ha hecho pensar mucho en si se trata de eso, si es eso lo que nos pasa tantas veces en la vida cuando a la gente dejan de interesarle nuestros problemas o los problemas ajenos dejan de interesarnos, de esa gente que se aleja de aquellos que se quejan más de las cosas. De que siempre se aplica la teoría conductista de que las penas hay que llevarlas en soledad y tienes que ser tú el que tienes que dejar de llorar, porque nadie va a venir.

Uso también una cita oída en uno de los capítulos de la quinta temporada  de la serie "Mad Men", que acabo de finalizar. Había oído decir que esta temporada bajaba el nivel de la serie por parte de aquellos que siguen las series al día a través de  Internet (hasta en medios de comunicación oficiales presumen de ello) y no he notado tal bajón. Para mí esta serie de publicistas en el Nueva York de los 60 sigue siendo una obra maestra y por lo observado a lo largo de todas sus temporadas y sobre todo en esta quinta (o quizá he sido más consciente de ello), es un tratado ejemplar sobre la soledad y sobre ese conductismo que comento.

Todos los personajes están solos aunque estén acompañados y todos están frustrados de alguna manera, por no tener algo que desean. Y sin embargo todos lucen impecables de cara al exterior, como si nada fuera mal en ellos. Son esos momentos en los que la cámara se detiene en ellos y se ve toda esa soledad, esa incapacidad de comunicarse, de ser realmente entendidos por nadie, esa visión de vacío, de un vacío que viene por diversos motivos (trabajo, amor, aspiraciones profesionales y personales) pero que es común en todos ellos y posiblemente en la vida general. Un vacío que lleva a uno de los personajes a pronunciar las palabras con las que encabezo esta entrada.

Y todos ellos saben que solo les queda el recurso de llorar en soledad, porque a nadie le importan sus penas, ya tienen sus propias preocupaciones y saben que solo ellos por si mismos podrán dejar de llorar y tratar de buscar un mañana mejor. Mientras tanto, se puede hacer como su protagonista, Don Draper, y terminar contemplando en soledad unas imágenes que proporcionan un cierto consuelo, en una secuencia magnífica, deudora del "Ocho y medio" de Fellini.








No diré quien es la chica de la pantalla para no aguar sorpresas, los que hayan visto hasta la quinta temporada ya la conocerán. Yo solamente puedo decir que estoy enamorado de ella, me encanta la chica y su personaje. Y no pensé que lo diría, pero a medida que pasan las temporadas voy identificándome en más cosas con el señor Draper y eso que al principio ni siquiera me caía bien, pero a medida que han ido explorando un poco más sus zonas desconocidas he ido entendiéndolo más.

Como ven, no es una serie precisamente alegre, más bien es de las que siempre dejan un poso melancólico. Pero a mí me fascina desde que la descubrí por su certera visión de la naturaleza humana, más allá de estar ambientada en otra época. Porque hay cosas que nunca cambian.

7 comentarios:

  1. Me encanta la serie aunque nunca la he visto de seguido.
    Me encanta la estética de ese estilo de siempre, ropa maquillaje peinados etc...
    Esto que cuentas que sucede en la serie se que es cierto porque a millones de personas les pasa en el mundo. que no tienen a quien contarle sus problemas. Pero pienso que hay otras personas que si tienen a quien contárselo y que le importe, algunos lo harán y otros no lo harán por miedo a molestar, al que dirán etc...
    Pienso que las cosas hay que sacarlas, aunque sea con un desconocido. hay que decirlas.
    Porque es como una lección que estudias tener que explicarse a alguien hace que primero la entiendas.
    Y en los problemas o penas a veces hace falta sacarlos para comprender exactamente cual es el alcance de lo que sucede y que podemos llegar hacer y si encima tenemos la suerte de que la otra persona nos da su opinión pues ya tendremos dos visiones sobre el tema.

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    1. Y no olvidemos el poder de sincerarse con los desconocidos o con gente que no conoces en persona, como pasa en el mundo de los blogs. Yo por ejemplo cuento aquí pensamientos e ideas que no cuento a casi nadie de los que conozco, por miedo al rechazo o a aburrirlos, porque he comprobado que eso pasa.

      Y "Mad Men" me parece una serie magnífica, para mí una cita obligada y que desmonta ese ridículo pensamiento de que "antes todo era mejor" o "la gente era más inocente", porque el mundo y el ser humano siempre ha sido similar, más allá de ciertas costumbres y usos sociales de la época

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  2. Yo SIEMPRE lloro en soledad. Me parece la mejor opción.

    Se ve muy guapa la chica, habrá que dejar sorprenderse :)

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    1. Sí, yo también creo que es así y que todo el mundo lo hace, incluidos aquellos que parecen vender la felicidad perpetua. Lo de mostrar las emociones en público siempre da esa imagen de debilidad, la primera vez puede mover a la ternura pero a la segunda o la tercera te hace parecer un agonías.

      Menos mal que nos quedan estos diarios virtuales para el desahogo, porque es curioso como me he encontrado en la blogosfera a personas muy vitalistas tras algunas entradas muy sombrías y tristes. Nadie se escapa a la tristeza, la melancolía o la pena


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  3. Mmm lo de dejar llorar a los niños es porque uno acaba hasta las orejas de ellos que no pongan excusas! jaja! No, va pero muchas veces lloran porque tienen sueño y en diez minutos acaban fritos.

    Nosotros lloramos para que atiendan a nuestras necesidades? Yo no lo veo así. Para mi es más bien un desahogo y no suelo llorar en presencia de nadie. Lo de contar los problemas también es un desahogo, no es para que otros me los solucionen, pero a veces contándolos obtienes otros puntos de vista diferentes al tuyo, que te ayudan a encontrar la solución o aclarar ideas. Incluso a veces solo con escribirlo en un papel y leerlo tú mismo llegas a una conclusión que no habías llegado dandole vueltas en el coco.

    A ver si le echo un vistazo a esa serie.

    Un beso!

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    1. Tienes toda la razón, parece mentira lo que cambia la visión sobre las cosas cuando se escriben en lugar de tenerlas almacenadas en la cabeza, me ha pasado varias veces.

      Sí, compartir cosas que nos preocupan con otra gente ayuda, también por eso de sacarlo hacia afuera y de verlo cara a cara en lugar de guardarlo en el interior mientras nos pudre por dentro, como si fuera una infección. Lo malo es llegar a ser como esa gente aparentemente normal que un día matan a alguien o se tiran por la ventana, precisamente por todo lo que han acumulado y no han sabido o no han querido expresar.

      Otro beso para ti

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  4. Este series es fantástica en todos los aspectos, tiene un buen elenco, la historia es fascinante y lo mejor de todo, es que Mad Men, es una serie muy buena que refleja la realidad que muchas mujeres enfrentan aun en esta sociedad, por un lugar en el mundo profesional

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