“Vincent y yo vivimos una vida completamente independiente el
uno del otro. No estamos juntos todo el tiempo: sus amigos son suyos y los míos
son otro asunto. Ese es nuestro secreto”.
“Creo en el amor, pero no en la fidelidad. Es lo que me
interesa, el amor. De lo demás prefiero no enterarme. Necesito saber que la
persona a la que quiero va a estar ahí si la necesito. Creo, entonces, en la
fidelidad del corazón. Sobre la del cuerpo tengo más dudas. Una traición de la
carne es menos grave. Lamentablemente, no existe una ley que mantenga juntas a
dos personas o un contrato que las obligue a seguir. Ojalá existiera. La
respetaríamos y todos sabríamos a qué nos enfrentamos. En cambio, no sabemos
nada. Y yo también sigo adelante día tras día. Así es cómo funciona una relación
de pareja. El hasta cuándo es imposible saberlo”.
(Monica Bellucci)
Ha salido a la luz la noticia del divorcio del
actor francés Vincent Cassel y la actriz italiana Monica Bellucci tras 14 años
de matrimonio y casi una veintena de vida en común, tras varias películas en las que han aparecido juntos, tras conocerse a mediados de
los años 90 y formar una de las parejas de intérpretes que más curiosidad han
producido. Curiosidad por ver a un tío más bien feo como Cassel (aunque hay
gente que para la que Cassel "tiene algo") con una mujer tan
atractiva como la transalpina, uno de los "sex symbol" más sugerentes que ha
habido en los últimos años. Aunque quizá sugerente sería un adjetivo poco
apropiado para una mujer como Bellucci, una de esas mujeres que exudan
sensualidad y sexualidad por los cuatro costados, una de esas mujeres que
parecen estar desnudas cuando están vestidas, de las que hacen girar cuellos y
atraen la mirada de hombres y mujeres de forma inmediata. Un cuerpo que ella no ha dudado en mostrar
en películas y revistas, incluso durante uno de sus embarazos, algo que no le produce ningún pudor y le parece natural según ella misma ha confesado.
Una actriz decente, siempre más resaltada por su físico que
por sus dotes interpretativas y que a mi juicio ha logrado su mejor papel hasta
la fecha en "Malena" de Giuseppe Tornatore, donde unía con más acierto ambas vertientes dando vida a una
mujer a la que todos desean y que sufre en silencio la falta de verdadero
amor.
Su separación dará que hablar a aquellos que dicen que el amor
no es para siempre, que para qué empezar una relación a sabiendas de que tarde o
temprano se acabará. Eso es algo como decir que para qué vivir si al final te
vas a morir, que hagamos lo que hagamos al final todo se acaba. Pues sí que se
acaba, pero para eso vivimos, para aprovechar el tiempo que nos ha sido dado y
hacer una serie de cosas que forman nuestra vida. Porque al final, salvo los suicidas nadie quiere irse
de aquí, así que con las relaciones amorosas pasa lo mismo. Son una serie de
experiencias que vivimos, que moldean nuestro carácter y nos hacen pasar
momentos bonitos y menos bonitos, dejando toda una serie de recuerdos que cuando los
traemos a nuestra mente nos hacen ser conscientes de que hemos vivido.
Todas
las relaciones empiezan siempre con la esperanza de durar para siempre, incluso
en aquellas en las que se dice "a ver hasta donde llegamos", pero luego las
circunstancias influyen para que las cosas no salgan todo lo bien que se
quisiera y la cosa se puede romper. Con el paso de los años me voy haciendo más
consciente de que el amor es algo que se siente y que también hay que saber
mantener, porque cuando eres un más jovencillo y tienes la cabeza llena de pájaros
crees que en el amor como un sentimiento que solo puede ser real si es intenso,
que lo que viven tus padres al no devorarse mutuamente o echarse de menos cada cinco minutos que están separados no es
amor de verdad. El tiempo pasa y empiezas a ver cómo cambias tú y los que te
rodean y ves que en las relaciones afectivas al principio todo es pasión desenfrenada, pero esa chispa inicial va cambiando a otra cosa más sosegada,
pero no por ello menos intensa, construida en los pequeños detalles y no pasa nada por ello.
Aunque también hay casos de gente que sigue en pareja más por costumbre que por
sentimiento, lo habitual es que el fuego del principio vaya mutando y eso hay
gente que lo entiende mejor y otra gente que, pasado un tiempo, quiere recuperar ese
ideal romántico de la juventud, iniciando nuevas relaciones. Eso ya depende del
carácter de cada uno y de su forma de afrontar sus circunstancias.
Bellucci y Cassel vivían separados mucho tiempo al cabo del
año y confesaban públicamente tener su propio espacio, en no estar pegados a la
fidelidad de verse únicamente entre ellos, en tener la posibilidad de compartir
momentos con otras personas, siempre que el amor mutuo se mantuviera. El tema de
las parejas abiertas que tienen una vida en común y que no dudan en tener
escarceos con otras personas siempre me ha llamado la atención porque no sé si
sería capaz de aguantarlo. Si yo tuviera una pareja que me dijera que tuviera
ligues si quisiera y que ella también los tendría creo que me pondría
terriblemente celoso, porque no es fácil pensar que la persona a la que quieres
está por ahí interesándose por otra persona que no eres tú. Te pueden decir que
es solo un rollo sexual, simple morbo y atracción, que no hay amor en ello, pero
esa idea resulta muy complicada de afrontar, que tu pareja entregue sus sentidos
a otra persona y que no te llegue a importar me parece complicado de asumir. Sé
lo que es querer a alguien y que puedas sentirte atraído por otra gente, pero
pasarlo de la fantasía a la realidad ya es otro cantar. No se puede evitar
sentir una sensación de traición, del mismo modo que la sientes si te lo hacen a
ti. Porque eso significa que no eres el primero y único, o que siéndolo puedes
ser intercambiable en un momento dado.
Quizá por eso tanta gente recurre a profesionales del sexo para esas fantasías,
para no sentir que están engañando a nadie, que van allí como quien va a la
consulta del médico, a que le arreglen una molestia o una necesidad. Es un hecho
complejo que creo que no tiene una única respuesta y que depende del carácter de
cada uno, porque así como hay gente infiel a su pareja que no siente ningún
reparo, los hay a los que les cuesta concebir la idea.
Uno de esos casos en que lo mejor es que cada uno juzgue según sus ideas.