lunes, 20 de febrero de 2012

Basura debajo de la alfombra



Este fin de semana acudí a mi cita habitual con el cine y vi dos películas que tenía muchas ganas de ver, "Shame" y "Young adult". Para no sobrecargar, dedicaré una entrada a cada una de ellas, así que en primer lugar empezaré con "Shame".

La película cuenta la historia de Brandon (Michael Fassbender), un treintañero de buena apariencia que vive en un acomodado apartamento en Nueva York y con buena mano con las mujeres. Toda esta fachada oculta a un adicto al sexo con problemas para relacionarse emocionalmente con otras mujeres, una vez que ha tenido sexo con ellas ya dejan de interesarle. En esta situación, se instalará en su casa su hermana (Carey Mulligan), una mujer emocionalmente inestable que pondrá a prueba su modo de ver la vida.

"Shame" es el segundo largometraje del realizador británico Steve McQueen, que comparte nombre con el mítico actor de los años 60 y 70 y cuya primera película, "Hunger", no se ha estrenado en nuestras pantallas. Esa película de 2008 estaba protagonizada por Michael Fassbender, un actor entonces desconocido y ahora de moda tras haber encadenado una serie de papeles de sumo interés. En esta ocasión propone la historia de un hombre que de puertas para afuera parece tener una vida envidiable y que oculta un montón de basura debajo de la alfombra.

McQueen filma una Nueva York con fascinación sombría, al estilo de lo que hizo James Gray en "Two lovers", acorde con un personaje que se mueve en ambientes refinados y que arrastra una gran tristeza interior y bastante patetismo. El protagonista es un hombre frío y reconcentrado que parece tener todo bajo control y será el contraste de su volcánica hermana lo que alterará su estilo de vida, lo que le hará replantearse su sistema de creencias y sus errores vitales.

Uno de los puntos fuertes de la trama es el buen hacer de su actor protagonista, Michael Fassbender, uno de esos actores que sin ser "sex symbols" consiguen convertirse en ídolos femeninos y también son respetados por el público masculino, por su buen hacer y su entrega a los papeles que interpretan. Fassbender sostiene con credibilidad la peripecia de su protagonista bien secundado por Carey Mulligan, otra competente actriz aparecida recientemente y que se está quedando con papeles muy interesantes.

De este modo nos encontramos ante una película que es toda una carga de profundidad, que hace daño de forma sutil al transmitirnos la soledad que envuelve a sus protagonistas. Uno de esos filmes que se te queda en la cabeza tiempo después de haberlos visto.