martes, 15 de enero de 2013

"La hora más oscura" y "The Master". Realidad hecha ficción

Este fin de semana tuve mi cita habitual para ver dos películas que han revolucionado a la comunidad cinéfila en estos días y que a buen seguro segurián dando que hablar. Se trata de "La noche más oscura" y "The Master".



"La noche más oscura" es un thriller sobre la operación militar que acabó con la vida de Osama Bin Laden, líder de Al Quaeda. El título original, "Zero Dark Thirty" hace referencia a la hora: las 00:30 de la madrugada del 1 de mayo de 2011, momento en que el comando SEAL de los marines penetró en la residencia de Bin Laden en Pakistán para eliminar al ideólogo terrorista. Todo ello tras una serie de investigacioes de la CIA para dar con su paradero, aquí ejemplificadas en la figura de la concienzuda Maya (Jessica Chastain).



"La noche más oscura" es lo último de Kathryn Bigelow, una suerte de "rara avis" en la industria de Hollywood. Con su anterior cinta, "En tierra hostil", se convirtió en la primera mujer en ganar un Oscar a la mejor dirección y su cine, en contra de los tópicos de lo que se espera por una película dirigida por una mujer, siempre ha sido muy masculino, encaminado al thriller y a la acción ("Le llaman Bodhi", "Acero azul", "Días extraños" o "K-19"). El cine de Bigelow ha sido en varias ocasiones más testosterónico que el de muchos hombres y ocupaba un segundo plano en Hollywood hasta la llegada de "En tierra hostil", ese retrato de un grupo de artificieros en la guerra de Irak que le valió los premios más importantes de la Academia de Hollywood hace pocos años. Una película algo sobrevalorada, pero que a muchos nos dio la satisfacción de batir la aburrida "Avatar" del megalómano de James Cameron (con el que estuvo casada, por cierto).



En su nueva obra la protagonista e hilo conductor del relato es Maya, una mujer, una mujer de la que apenas sabemos nada sobre su vida privada, sobre sus gustos o apetencias, a la que apenas se le conocen amistades. Una mujer centrada en su trabajo, que es el de encontrar a Bin Laden, aún cuando la CIA decide darlo por desaparecido para siempre y se centra en otras cosas. Un trabajo que le hará ser testigo  o incluso de crueles interrogatorios, a través de los cuales irá sacando pistas. Haciendo el chiste sobre su nombre, vendría a ser una de esas abejas obreras que no descansa hasta terminar su labor. O como ella misma se define en la película cuando le preguntan quien es, responde "I´m the motherfucker". 



A todo ello ayuda la gran labor de una Jessica Chastain a la que su personaje le va como un guante, por ser una actriz de reciente aparición, apenas conocida para muchos y que está metida de lleno en el negocio y haciéndolo muy bien, en un claro ejemplo de metalenguaje entre persona y personaje. Incluso podríamos sacar paralelismos entre Maya y Bigelow, como mujeres destacando en un mundo de hombres, aunque ya eso es meternos en interpretaciones no buscadas.

Bigelow sabe manejar muy bien el ritmo de la película, que no decae en sus dos horas y media y está culminada por un  excelente clímax final en la ejecución de Bin Laden, al que siempre se ve en escorzo, nunca en primer plano, como si fuera una especie de fantasma. El filme muestra una ambiguedad moral que será muy debatida, pues da a entender que se llegó a Bin Laden a base de torturar gente para que hablasen, haciendo lo necesario para lograr el objetivo sin reparar en moralidades. Sea como fuere, nos encontramos ante una película espléndida, de esas que te dejan pensando una vez has terminado de verlas.



Por su parte, "The Master" cuenta la historia de Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, que crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos a principios de los 50. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven inadaptado, se convertirá en la mano derecha de este líder religioso. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas.



"The Master" es lo nuevo de Paul Thomas Anderson, que a finales de los 90 logró el beneplácito de la crítica con "Boogie nights" y "Magnolia" y que cada vez se ha ido escorando a un cine más personal que comercial, con cintas como la rocambolesca "Embriagado de amor" y "Pozos de ambición". A mí siempre me ha parecido un director sobrevalorado y que es como ese niño bonito del profesor, que va de que sabe más de lo que realmente sabe. Su cine me parece siempre algo postizo y falso, de ese que a primera vista llama la atención y empieza a perder brillo cuando se examina de nuevo.



En esta ocasión, habla de los orígenes de la Iglesia de la Cienciología, esa cuyo máximo exponente es Tom Cruise. En ningún momento se la nombra de ese modo, pero los orígenes de esta creencia están ahí presentes y se da a entender que la gente que la creó era un grupo de personajes algo perturbados, porque aquí nadie se salva de la quema. Joaquin Phoenix compone uno de esos personajes sonados y con aspecto de idos que tan bien se le dan y Seymour Hoffman es más moderado como el líder de la secta, aunque enseguida vemos los lados oscuros de esta suerte de predicador. Adicto al alcohol e incapaz de establecer relaciones sociales, el personaje de Phoenix encontrará un sucedáneo de padre en el líder espiritual, que también lo acogerá como hijo, pues su auténtico retoño le desprecia por sus ideas. No me olvido de Amy Adams, como la esposa de Seymour Hoffman, que bajo su apariencia adorable esconde a una mujer con las ideas bastante más claras que su marido, que refleja muy bien esa metáfora de mujer sumisa de cara al público y que es la que lleva los pantalones en casa.



De este modo, Anderson construye una trama con perdedores que buscan creer en algo para dar sentido a sus vidas, en una apuesta que a ratos es interesante e incluso fascinante, pero que en otros momentos aburre. Una de esas pelis que no desagrada, pero con la que miras el reloj en alguna ocasión. Tiene los ingredientes para ser la película favorita de aquellos que gustan de la pretenciosidad y que al gran público le aburrirá. Mis gustos como están a medio camino de ambos mundos le dan un aprobado alto, aunque sin muchas ganas de volver a verla.



No quiero terminar sin comentar lo curioso que resulta que algunas de las películas más alabadas del año lleven el membrete de "basada en hechos reales", que siempre ha sido sinónimo de telefilme de baja calidad. "Argo", una de las vencedoras de los Globos de Oro y las aquí citadas "La hora más oscura" y "The Master" son buenas excepciones a la regla. Porque la realidad suele ser una buena fuente de ficción.

1 comentario:

  1. Tienen muy buena pinta... las añadiré a mi lista!:)
    Acabo de abrir mi blog y me encantaría que te pasaras por el y me dieras tu opinión. ¡Te sigo mi sigues !
    Un saludo,
    F.

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