martes, 15 de julio de 2014

"Mil maneras de morder el polvo" y "Open Windows". El pasado y el presente

Seth MacFarlane es un nombre que por si solo no ha sido muy conocido hasta hace relativamente poco, especialmente fuera de los Estados Unidos. Ese hombre se encuentra detrás de series de animación que han seguido la senda de incorrección política que iniciara “Los Simpson” y ha sido creador de productos como “Padre de familia”, “Padre made in USA” y “El show de Cleveland”, en los que también ha puesto voces a varios de los personajes. Hace un par de años quiso dar el salto al cine y dirigió “Ted”, una película protagonizada por Mark Wahlberg y un oso de peluche llamado Ted, que tenía la capacidad de moverse y hablar y se integraba en la sociedad como uno más. El propio Ted tenía la voz en versión original de MacFarlane, que dotó al personaje del vocabulario sin demasiadas contemplaciones y de las referencias pop que han dado el éxito a sus series.


“Ted” fue todo un éxito, especialmente en su país de origen y MacFarlane decidió salir de las bambalinas donde había estado, parapetado tras sus personajes, para dar la cara y tratar de hacer humor en primera persona. Así fue como el año pasado fue elegido como presentador de la gala de los Oscar, un regalo que puede estar envenenado por el alto nivel de críticas que suelen recibir la mayoría de sus conductores a menos que decidan hacer sangre sobre el mundo de Hollywood, como bien supo ver Ricky Gervais cuando fue presentador de los Globos de Oro. MacFarlane sabía que manteniendo un exceso de corrección, dados sus antecedentes, estaba muerto, así que optó por hacer un número musical en el que se hacía referencia a actrices y películas en las que habían enseñado el pecho, con especial relevancia para todas las películas en las que lo había hecho Kate Winslet y con reacciones pregrabadas para realzar el tono del gag.



Ahora, McFarlane ha dirigido su segundo largometraje, para el que también se ha colocado como protagonista y con el que pretende ironizar sobre los tópicos del cine del Oeste, el género americano por excelencia, en un tono paródico que recuerda a Mel Brooks (“Sillas de montar calientes”) y al cine de Jerry Zucker, David Zucker y Jim Abrahams, directores de películas como “Aterriza como puedas” o “Top secret”. Por ahí se mueve “Mil maneras de morder el polvo”.


A Albert (Seth MacFarlane) lo abandona su novia (Amanda Seyfried) cuando lo ve huir despavorido de un tiroteo y se empareja con el engreído dueño de la mostachería del pueblo (Neil Patrick Harris). Para demostrarle que no es un cobarde, Albert aprende a disparar con la ayuda de una atractiva pistolera que llega a la ciudad (Charlize Theron). Lo que Albert no sabe es que la pistolera es la mujer del forajido Clinch Leatherwood (Liam Neeson).


La película empieza como una del Oeste que hemos visto tantas veces, con paisajes de Monument Valley (nada de simulaciones en Almería para abaratar costes), música y títulos de crédito que simulan a los de los clásicos. Nos ubicamos en un pueblo de Arizona en 1882 y vemos las calles polvorientas y la gente expectante ante la proximidad de un duelo entre dos pistoleros, hasta que descubrimos que uno de ellos es el ovejero que encarna McFarlane y el humor hace acto de presencia. Lo que veremos durante las casi dos horas siguientes será una sucesión de chistes y gags, algunos más felices y otros más cutres, con gran presencia de un humor escatológico de caca-culo-pedo-pis, que a veces hace gracia y a veces empalaga (resulta curioso la fascinación que hay en el humor americano por los chistes con laxantes de por medio, ya vistos en multitud de películas). 



Lo más acertado de la película es el sentido paródico que se le dan a los tópicos del western (el héroe a su pesar, el pistolero malo, la chica dura, los duelos en la calle principal, las peleas en el salón o las prostitutas de buen corazón) y a una forma de vida que en el cine siempre ha sido mostrada como un universo de tipos duros en el que la muerte siempre acechaba a la vuelta de la esquina y donde nunca se sonreía en las fotos. MacFarlane es el primero en tomarse muy poco en serio lo que está contando y su personaje parece trasplantado de nuestro tiempo, criticando e ironizando todo lo salvaje que había en el Lejano Oeste.



Entre lo bueno de la película hay que destacar la labor de su reparto, con una buena química entre McFarlane y una Charlize Theron que muestra una vez más que en el territorio gamberro es donde más a gusto se siente (si no la han visto, no se pierdan “Young Adult”, donde para mí hace la mejor interpretación de su carrera, en un registro más dramático que aquí). Tampoco me quiero olvidar de Giovanni Ribisi y Sarah Silverman, que interpretan a una curiosa pareja que no va a practicar sexo hasta estar casados, pero que eso no quita para que ella ejerza la prostitución y haga de todo con otros hombres en el saloon mientras él la espera en la planta de abajo con un ramo de flores. Liam Neeson, que desde que enviudó hace unos años parece haber decidido no dejar de hacer todo tipo de películas para sobrellevar su situación, cumple como el malo de la función tirando de carisma.



“Mil maneras de morder el polvo” es una película que gustará especialmente a los que se rían con el humor zafio, con guiños a “Regreso al futuro” y “Django desencadenado” y que deja el regusto de ser un sketch alargado del programa “Saturday Night Live”. Para pasar un rato divertido y poco más.



En un tono más serio se mueve la nueva película del director español Nacho Vigalondo, que logró cierta repercusión en nuestro país cuando hace unos años fue nominado al Oscar al mejor cortometraje  por su “7.35 de la mañana”. Debutó con “Los cronocrímenes” y siguió con “Extraterrestre”, dos muestras de cine fantástico mezclado con costumbrismo que pasaron sin pena ni gloria por las salas y que le han dado un aura de director de culto, de esos de los que se habla en círculos especializados pero a los que la gente de a pie apenas conoce. Su tercer largometraje, “Open Windows” llega ahora a las pantallas para contar una historia muy influida por las nuevas tecnologías de las que disponemos hoy día.

 

Nick (Elijah Wood) se considera un chico con suerte porque va a conocer a Jill Goddard (Sasha Grey), la actriz más excitante del momento. Jill está promocionando su última película y Nick ha ganado una cena con ella en un concurso on-line. Poco antes de salir, un tal Chord (Neil Maskell) le comunica que la caprichosa actriz ha cancelado la cita. Para compensarlo, le ofrece a Nick la posibilidad de espiar a Jill durante la noche desde su portátil.



Vigalondo afronta en “Open Windows” su mayor reto como director a la hora de contar una historia con un lenguaje visual fragmentado, en el que la trama se va desvelando en varias ventanas de la pantalla de un ordenador que muestra los escenarios donde se desarrolla la intriga. Este es un desafío del que el director consigue salir airoso, mostrándonos con ligeros movimientos de cámara hacia donde debemos centrar nuestra atención. De esta manera, el espectador acaba adoptando el punto de vista de Nick, un fan ilusionado con conocer a su actriz favorita. Lo que no puede prever es que se va a meter en un lío de narices a su pesar, siendo objeto de oscuras maniobras que lo pondrán en el punto de mira, tal y como plantean muchas de las  tramas del cine de Hitchcock. En esta ventana indiscreta cibernética el tipo normal deberá convertirse en héroe si quiere salvar a la chica de la amenaza que se cierne sobre ella.

 

El propio Vigalondo ha reconocido tener a Brian De Palma, alumno aventajado del maestro del suspense, como referente a la hora de hacer esta película y a la narrativa de pantalla partida, de mostrar acciones paralelas en lugares diferentes que ha aplicado tantas veces el director de “Impacto”, “Doble cuerpo” o “Femme Fatale”. Una narrativa que refuerza el papel del espectador como “voyeur”, como un mirón que siente curiosidad por todo lo que se desarrolla ante sus ojos y que en ocasiones es capaz de ver lo que va a suceder antes de lo que sepan sus protagonistas, un elemento que el propio Hitchcock estimó básico para crear suspense. 



Como Hitchcock y De Palma han mostrado en varias ocasiones en su cine, en “Open Windows” es una mujer la que está en peligro y es un peligro que nace del deseo, de alguien que busca consumarlo de una manera anormal, pero que no se diferencia tanto del héroe, que también desea a la mujer, aunque de un modo menos peligroso. En ese sentido, es un acierto incluir a Sasha Grey como esa actriz deseada, dado el pasado de Grey como icono del cine pornográfico y como fantasía para tantos hombres (y algunas mujeres). La película habla también de los peligros de la sobreexposición que han creado las nuevas tecnologías, de la posibilidad de ser esclavos de unos aparatos que al mismo tiempo nos solucionan muchos problemas. La tecnología es la que pone en peligro a Nick y a Jill, pero también es la que les ayuda a luchar contra el mal que les acecha. 



Vigalondo sabe mantener la intriga y construye una trama muy entretenida que se sigue con interés. Resulta un poco más forzada en su tramo final, cuando se producen una serie de giros precisamente demasiado peliculeros, donde el artificio se hace más evidente. Hasta ese momento somos testigos de un interesante proceso que pierde un poco de fuelle cuando se revela el truco final. De todos modos, es un mal menor para una película bien dirigida e interpretada y que me ha dejado con un buen sabor de boca tras las malas sensaciones que experimenté en su momento con “Los cronocrímenes”, para mí una película que se quedaba a medio camino de casi todo.


2 comentarios:

  1. "Ted" me hizo gracia pese a ser una tontería y en su momento seguí la serie "Padre de familia", pero esta peli tiene una pinta horrible. Sólo con ver el poster me siento incapaz de meterme en situación, veo a Liam Neeson y a Charlize Theron disfrazados de vaqueros, no me los creería nunca. Y las críticas son horribles.

    La de Elijah Wood no me llama nada, pero decir que "Young adult" me pareció un rollo y para colmo la vendieron como una comedia y no lo es para nada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La peli se construye en torno al humor guarro y tontaina, de modo que a los que no les interesa ese tipo de humor la peli les puede parecer un poco basuresca, pero a mi siempre me hace reir y me ha funcionado.

      "Young adult" tiene mayores dosis de drama que de comedia y es una peli cuya protagonista es de una personalidad bastante detestable, pero al mismo tiempo es muy vulnerable y acaba dando pena. Me encanta el trabajo que hace Theron en ese personaje, le va como anillo al dedo

      Eliminar