viernes, 17 de enero de 2014

Cada uno con su "pedrada"

Hace unos días se celebró la ceremonia de entrega de los Globos de Oro, unos premios que rinden homenaje a las que dicen que son las mejores películas del año y una de las ganadoras fue la joven Jennifer Lawrence, una actriz que a sus 23 años es uno de los nombres de moda en Hollywood por su participación en las películas de "Los juegos del hambre" y que ganó el año pasado el Oscar por su participación en "El lado bueno de las cosas". En estos últimos Globos de Oro ganó a la mejor actriz secundaria por su papel en "La gran estafa americana", papel por el que ha sido nominada a otro Oscar y ya se han hecho notar algunas voces que consideran a la actriz muy sobrevalorada y a la que se le da una atención desmesurada, el clásico principio de acción y reacción que tiene lugar cuando a alguien se le mete por los ojos algo con mucha insistencia, que acaba saturándose y criticándolo. No he visto aún "La gran estafa americana" para ver si merece ser galardonada por su papel, pero reconozco que me parece exagerado que le dieran un Oscar por "El lado bueno de las cosas", donde estaba bien porque es buena actriz, pero de ahí a un Oscar ya fue pasarse un poco. Aunque bien es cierto que si hablamos de gente que tiene Oscars y gente que no, entraríamos en una polémica que daría para varias entradas. Y no es de eso de lo que quiero hablar en esta ocasión.
 
 

Saco a colación a Lawrence y su premio por "El lado bueno de las cosas" porque estos días me he acordado de uno de los temas que trataba la película, el hecho de que todos tenemos nuestras excentricidades y nuestras rarezas, que para nosotros son un mundo y que para los demás pueden parecer ridículas, al tiempo que los otros tienen otras inclinaciones que podemos no compartir. Por ejemplo, a mí me gusta mucho el cine y hablar sobre cine, es difícil pasar un rato conmigo y que no acabe saliendo el tema porque para mí el cine es importante, una fuente de diversión, entretenimiento y también lecciones para la vida, temas que dan que pensar. Yo soy de los que las madrugadas en las que se entregan los Globos de Oro o los Oscar se quedan levantados para seguir lo que está pasando y que se alegran o se indignan si ganan o pierden sus actores o directores preferidos. Soy de los que polemizan sobre si éste es mejor que aquel, sobre si ésta película es mejor que aquella otra y me gusta leer o escuchar las opiniones de otros. Pues bien, cuando un día leí por la blogosfera que una persona se ponía películas para planchar o mientras miraba las redes sociales en su móvil, a modo de fondo sonoro, me llevé las manos a la cabeza. Yo, que soy de los que cuando empieza una película pide silencio y toda la atención para disfrutar la experiencia, leía que alguien se ponía una película y le prestaba atención a ratos mientras hacía otras cosas, para mí algo inconcebible, de poner el grito en el cielo.
 
 

Y al principio me indigné mucho al saber que había gente que maltrataba tanto al séptimo arte, tratándolo de esa manera tan chusca, pero luego empecé a pensar. Pensé en como todos tenemos nuestras preferencias y si a mí me parecía horrendo ponerse una peli mientras se plancha, igual a esa persona podía parecerle horrendo que estuviese trasnochando para seguir unos premios en los que yo no tenía nada que ver y alegrándome o entristeciéndome por gente que ni sabía de mi existencia. Y es gracioso lo que pasa cuando ves las cosas desde fuera, cómo te das cuenta de que pasa lo que una vez le oí definir a una persona como "aquí cada uno con su pedrada", con su particular locura, una frase oída hace años y que sigo recordando. Porque lo cierto es que hay "pedradas" ajenas que me producen risa o asombro y "pedradas" mías que pueden producírselo a otros.

Hay gente muy pasional con el tema futbolístico que estos días no ha dejado de hablar de otro premio caracterizado con el color dorado, el Balón de Oro y han experimentado sensaciones similares a las mías, cambiando intérpretes y directores por futbolistas y entrenadores. Ahí están todos esos medios de comunicación que dedican páginas y horas a tratar temas que a la mayoría no nos van a solucionar la vida y que vistos con los ojos de alguien no aficionado son una pérdida absurda de tiempo. Sin salir del deporte, ahí tenemos esos casos de gente que no puede irse a dormir sin haber salido a correr o haber pasado por el gimnasio, gente que experimenta placer en los esfuerzos físicos que les llevan al extremo y a las agujetas, para los que forzar su cuerpo es como una droga que necesitan para equilibrar su mente. Para alguien que no practica deporte puede parecerle absurdo y hasta ridículo, pero para los aficionados es lo más.
 
 

Podemos hablar de los que necesitan salir de fiesta todos los fines de semana y emborracharse para no sentir que están desperdiciando su vida, podemos hablar de los que coleccionan sellos o monedas, de los que construyen barquitos dentro de botellas, de los que están pendientes del último aparato tecnológico, de los aficionados a los coches, de los aficionados a la fotografía, de los que les gusta la moda, de los que les gustan los vídeos de animales y niños pequeños, de los que leen un libro en tres días, de los que solo leen revistas, de los que ponen la televisión o una película para reír o llorar o de los que lo hacen para quedarse dormidos, de los que trasnochan, de los que se levantan cuando aún no ha amanecido, de los que necesitan ir al campo o de los que necesitan la ciudad. Y así podríamos seguir hasta el infinito, citando aficiones que a los que no nos interesan nos pueden parecer pamplinas o tonterías, pero que forman parte de las inclinaciones de cada uno, de la "pedrada" de cada uno. Como estar escribiendo este blog en lugar de dedicar el tiempo a otras cosas, que lo hago porque es una de mis "pedradas" y me gusta mucho.
 
 

Es saber darse cuenta de estas cosas lo que nos hace ser más tolerantes. Porque como cantaban los Jarabe de Palo (todas su canciones me suenan igual, pero ésta en particular me gusta), de según como se mire todo depende.

2 comentarios:

  1. El padre de una amiga no cena si pierde el Real Madrid, se cabrea tanto que se le quitan las ganas.

    A mí me mola el cine, pero paso de estos premios (paso de los Oscar, que son como más importantes, más aún de los Globos de Oro).

    Evidentemente todos tenemos nuestras cosas. A mí por ejemplo me gustan series dramáticas como "Breaking Bad" o "Juego de Tronos", y me mola el humor más ácido y adulto, como "Los Simpson" o "Apartamento 23", pero también estoy enganchadísima con "My little pony". Todo el mundo dice que no me pega nada, que es una serie para niñas, y les entiendo, es cierto, pero me gusta mucho.

    Me consuela pensar que hay una legión de seguidores de la serie ya adultos por todo el mundo, pero aunque no fuera así me iba a dar lo mismo.

    Mientras algo te haga feliz...

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    1. Creo que de cualquier cosa hay algún fan en algún lugar. Hasta de lo más bizarro que nos podamos imaginar seguro que hay alguien por ahí que es aficionado incondicional.

      En cuanto a series que no nos pegan recuerdo ver de adolescente "El súper", un culebrón español que me tenía enganchado y que muchas tardes me distraía de no hacer los deberes y no pocas broncas de mi madre. Ahora lo pienso y me da la risa, porque la serie hoy no la vería ni cobrando y entonces estaba con ganas de que llegase la hora de que la pusiesen

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