jueves, 2 de mayo de 2013

Emociones deportivas, emociones efímeras

"No es una exageración afirmar que gracias al fútbol el mundo es menos violento y cruel de lo que sería sin él. Millones y millones de personas (aunque más hombres que mujeres, eso sí) canalizan sus inevitables antagonismos tribales vía el fútbol. Hacen suyos los triunfos y las derrotas, las glorias y las humillaciones de sus equipos de un modo similar al que individuos como los hermanos Tsarnaev hacen suyos los triunfos y las derrotas, las glorias y las humillaciones (pero en este caso más las derrotas y humillaciones) de su religión y su tierra. Son casualidades del destino las que llevan a las personas por un camino u otro. La feliz diferencia es que los fanatismos en el fútbol se expresan en gritos o llantos fugaces, en euforia o dolor pasajero, y que los resentimientos, en vez de cocinarse a fuego lento durante años o siglos, se purgan con la esperanza de un resultado favorable la semana o curso siguiente." (John Carlin)



En estos días hemos sido testigos de dos acontecimientos futbolísticos en los que el Barcelona y el Real Madrid han caído eliminados de la Liga de Campeones a manos del Bayern de Munich y el Borussia Dortmund, respectivamente. Los más irónicos han querido resaltar que además de en el tema económico, Alemania también ha amargado a España en lo futbolístico, aunque eso siempre va por rachas y lo que tienen los deportes de competición es que se siguen jugando año tras año, así que siempre hay tiempo para consolarse y arreglar las cosas.



 Aunque no suelo hablar de deporte en este blog, debo confesar que es un ámbito que he seguido desde que tenía 10 años, cuando los Juegos Olímpicos de Barcelona me hicieron engancharme a todas esas cosas tan complicadas que hacían en la televisión esos individuos vestidos con pantalón corto. Y aunque siempre he estado al tanto de lo que ha pasado en el mundo del fútbol y fui abonado durante seis años al equipo de mi tierra, es el baloncesto el deporte que más ha conseguido interesarme. He vivido con mucha más emoción los triunfos de los Pau Gasol y compañía que los futboleros. Para practicar deporte siempre he sido bastante vago y ya desde pequeño me quedó constancia de que yo no iba a ganarme la vida metiendo goles o canastas, así que soy uno de esos usuarios de lo que suele conocerse como "sillón ball".



El caso es que me sorprende mucho el fenómeno fan que siempre suscita el tema deportivo, las pasiones que provoca en la gente, que disfruta y sufre con las peripecias de unos jugadores que ni conocen su existencia. He visto las celebraciones que se han originado en este país con los triunfos de la selección de fútbol y cómo los disfrutaba gente de todas las edades, incluso aquellos que no siguen la actualidad deportiva. Y he oído que es un consuelo "en estos tiempos que corren" y "con la que está cayendo" (dos frases que de tan sobadas ya dan hasta risa) y eso es lo que me llama la atención.



Cuando me veía de pequeño enganchado a la televisión viendo algún partido mi abuelo siempre decía "eso no te va a dar de comer" y no hacía ni caso, tomándolo como las habituales regañinas de los abuelos. Ahora pienso en eso y veo que tenía toda la razón, porque tengo comprobado que la vida de uno no es mejor o peor porque gane o pierda tu equipo. El país estaba en crisis antes de que España ganara el Mundial de fútbol de 2010 o el Barcelona ganase 6 torneos en 2009 y ahí sigue, con más gente en el paro y sin casa que entonces. Países como Suiza no pintan nada en la esfera deportiva y sin embargo no les va muy mal en la vida diaria. Y sin entrar en terrenos monetarios, alguien que lo esté pasando mal por temas personales va a seguir teniendo esos problemas al final de los partidos. Porque al final el consuelo deportivo siempre es efímero, como el que puede proporcionar algún chute de alcohol o de otras sustancias, un placer que dura poco y que no arregla tu vida, si acaso te distrae de arreglarla.



Tampoco es que quiera poner de vuelta y media el seguidismo deportivo, creo que puede transmitir valores de superación y sacrificio, de no dar las cosas por perdidas, de luchar por lo que se quiere,  de dar lecciones que pueden ser aprovechables para la vida diaria. Supongo que a través de los triunfos deportivos sublimamos nuestros deseos de trascendencia, de hacer algo importante, que no suele ser accesible para los que nos movemos en una esfera cotidiana por la que pasamos sin hacer mucho ruido, salvo para la gente con la que tratamos.

Aún reconociendo todo eso, creo que un beso, un abrazo o una caricia de alguien que amas, una tarde soleada en el parque con alguien querido o un rato de risas con colegas son mucho más disfrutables que un Mundial o una Copa de Europa, al menos así lo he sentido yo. Las alegrías o las penas que da un resultado deportivo no son comparables a las que proporciona la vida real, la que vives, la que juegas tú mismo y la que te da de comer.


4 comentarios:

  1. Odio a muerte el fútbol. No puedo con él, es superior a mi. El día que hay partido importante tengo que hacer acopio de la poca paciencia que tengo para ser tratable porque si me dejo llevar soy capaz de arrancarle la cabeza a mordiscos a alguien.

    Lo de que me dejen tirada por ver un partido...pues trato de llevarlo también, pienso en que yo dejo tirada a esa persona por...por salir a correr, por cenar con mis amigas o salir con ellas... No sé si es mejor motivo, para mi desde luego sí. Pero eso depende de los valores de cada uno.

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    1. Siendo aficionado al deporte, mucho me tendría que interesar el partido en cuestión para dejar de hacer un plan personal interesante. Imagino que se trata de las prioridades de cada uno, que los hay que piensan al revés y que algo muy gordo tiene que pasar para que ellos se pierdan el partido. Y es una pena, porque un día harán balance y se darán cuenta de lo que han perdido por el camino

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  2. Hace tiempo leí una frase que lo define muy bien:

    Salir a celebrar que tu equipo ha ganado un trofeo diciendo "Hemos ganado" es como ver una peli porno y decir "Hemos follado".

    A mí me gusta el fútbol, pero me lo tomo con calma, ni las alegrías ni las decepciones me duran demasiado.

    Por otro lado, quiero darle la vuelta a tu planteamiento, es decir, la cifra de paro sería la misma con o sin triunfos deportivos, de modo que, como no va a cambiar nada, mejor que ganemos, aunque sea para alegrar a los seguidores un rato.

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    1. Jajaja, la metáfora del "hemos" me parece muy acertada, así lo siento yo, ese "nosotros" mayestático siempre me parece fuera de lugar. Algunos solo se apuntan si se gana, como esos padres que dicen "mi hijo" cuando hace algo bueno y dicen "ese hijo tuyo" cuando es malo.

      Sí, los triunfos tienen un componente lúdico que yo a veces he disfrutado también, eso es así. Pero también parece que algunos se lo toman como si su propia vida fuera en ello y eso es lo que me parece más prescindible, porque en muchas ocasiones ese furor deportivo no se aplica a cosas que tienen mayor importancia en el día a día

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