miércoles, 10 de octubre de 2012

Buscar el camino





Es una tendencia natural la del ser humano a hacer lo que hacen sus semejantes, por aquello tan primitivo e instintivo de no ser excluido del grupo. De este modo, muchas veces los actos se ven coartados por el "qué dirán" o se hacen cosas que no se quieren hacer para no recibir algún castigo. Esto es algo que puede estar bien en algunas ocasiones (si todos hiciéramos lo que nos viniera en gana, esto sería un caos) y mal en otras (cuando empezamos a reprimir aspectos que nos crean una gran insatisfacción).

He encontrado una fábula que escenifica muy bien la presión social y las consecuencias que puede tener en nosotros, aquí la expongo:


"Una mañana un abuelo decidió ir a la feria que se celebraba en la cuidad a vender un burro. Enseguida su nietecito le pidió ir con el y así se fueron juntos. Al salir de la casa el abuelo le propuso al nieto ir caminando al lado del borrico ya que no quería que se cansara mucho el animal puesto que quería venderlo a buen precio, a lo que el nieto aceptó.

Mientras caminaban tirando del burro se cruzaron con unos caminantes, quienes al verlos, comentaron: "menuda tontería, mira que ir caminando pudiendo ir montados en ese burro".

El abuelo entonces le preguntó al nieto si estaba de acuerdo con lo que había escuchado, a lo que el nieto asintió. Así que decidió montar al nietecito encima del borrico.
 
Mientras el abuelo caminaba tirando el burro y su nietecito montado, se cruzaron con más caminantes. En esta ocasión, también escucharon lo que decían: "menuda desconsideración, mira que ir montado el niño en ese burro y dejar caminar al abuelo".

El abuelo entonces le pregunto al nieto si estaba de acuerdo con lo que había escuchado, a lo que el nieto asintió. Así que decidió desmontar al nietecito y montarse él.

Mientras caminaba el nietecito tirando del burro y el abuelo montado se cruzaron con nuevos caminantes, quienes comentaron: "menuda mala educación, mira que ir montado el abuelo en ese burro y dejar caminar al niño".

El abuelo entonces le pregunto al nietecito si estaba de acuerdo con lo que había escuchado, a lo que el nieto asintió. Así que decidió que los dos viajarían montados en el burro.

Mientras el abuelo y su nieto iban montados, se cruzaron con otros caminantes, y en esa ocasión, como en otras, escucharon sus comentarios: "menuda crueldad, mira que ir montados los dos en ese burro ¿lo querrán reventar?".

El abuelo entonces le pregunto al nieto: ¿Como piensas tu que debemos continuar?"



Es inevitable no sentirse identificado con la peripecia del abuelo y su nieto, que hagan lo que hagan siempre van a ser criticados por algún grupo de personas, porque es algo que a todos nos pasa. Todos hemos conocido a perosnas muy criticadas por otros y cuando las conocemos por nosotros mismos comprobamos que lo que para unos es feo para otros puede ser atrayente o hermoso. O todos tenemos algún rasgo de personalidad, de carácter, que es mal recibido por alguna gente y que a otra gente no les parece mal.

Por todo ello es inútil preocuparse de lo que opinen los demás de nosotros, porque es (casi) imposible gustar a todo el mundo, lo que para unos puede ser fascinante para otros será repelente. Yo tuve una época en la adolescencia en la que me preocuparon mucho todas estas cosas, cosa típica de aquellos años de desarrollo e inseguridades. Cada vez que pasan los años menos atención le he ido prestando a eso, la experiencia me ha demostrado que hay gente a la que caigo muy bien y gente a la que no, gente a la que les gustan cosas de mi forma de ser que a otros les parecen mal. Y como a mí eso le pasa a un montón de gente, a la mayoría de la gente a decir verdad.

No digo que no haya que prestar atención a algunas opiniones para modificar o pulir cosas nuestras que pueden hacernos más mal que bien, dejarnos asesorar. Pero no hay que caer en esos extremos en que nos convirtamos en autómatas, dirigidos por las opiniones ajenas. Se trata de buscar el propio camino, algo tan aparentemente fácil y a veces tan difícil.

2 comentarios:

  1. me ha encantado la entrada y la moraleja de la historia. Intentare recordarlo si alguna vez vuelve a preocuparme lo que piensen los demás.

    Besos

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    1. Es importante tenerlo presente, porque hay demasiadas veces en las que esas cosas que nos dicen nos afectan más de lo que deberían.

      Besos para ti también

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