miércoles, 11 de abril de 2012

El gran Fitzgerald


"Ya no tengo una virtud que perder. Así como un puchero que se enfría despide calor, así a lo largo de nuestra juventud y adolescencia despedimos calorías de virtud. Es lo que se llama ingenuidad. Por esa razón “un hombre descarriado” atrae a la gente. Se sitúan a su alrededor y literalmente “se calientan” con las calorías de virtud que despide. Sarah hace una observación muy normal y todas las caras sonríen encantadas: “¡Qué inocente es esta pobre chica!”. Todos se calientan con su virtud. Pero Sarah, que ha visto la sonrisa, nunca volverá a hacer una afirmación parecida. Después de eso se siente un poco más fría."


"La juventud es como una gran fuente de dulces. Los sentimentalistas creen que quieren volver a aquel estado puro y simple, antes de comerse los dulces. No es así. Lo que añoran es el placer de volverlos a comer. La matrona no desea volver a sus años de soltera sino repetir su luna de miel. Yo no quiero reincidir en mi inocencia. Yo quiero el placer de volverla a perder."


Los dos párrafos que abren la entrada pertenecen a la novela "A este lado del paraíso", el debut narrativo de Francis Scott Fitzgerald que acabo de terminar de leer. Hace unos años descubrí a Fitzgerald a través de "El gran Gatsby", que me pareció sensacional y un tiempo después leí "Hermosos y malditos", que aumentó la fascinación por un escritor al que me he vuelto a acercar por tercera vez con igual deleite. Me gusta mucho Fitzgerald por como trata temas como el desencanto y la melancolía, con una visión que coincide mucho con la mía, me he sentido radiografiado en muchos pensamientos durante la lectura de sus páginas.

Durante mucho tiempo pensé que la novela americana no merecía mucho la pena, que era más simple y menos rica que la europea, pero como en tantas ocasiones, se tiene una opinión determinada hasta que se ve que se está equivocado. Aún no he leído a clásicos yanquis como Hemingway o Faulkner, pero por lo que he leído de gente como Poe, Philip Roth o el propio Fitzgerald, me he dado cuenta de que no tienen de que avergonzarse al ser comparados con autores europeos.

Y en este sentido, me gusta mucho Fitzgerald por como supo hacer de su propia vida material de narración, ya que todas sus novelas contienen elementos autobiográficos (su juventud despreocupada, sus escarceos amorosos, los disgustos de la relación con su amante Zelda, su experiencia vendiendo cuentos para sobrevivir o como guionista en Hollywood), todo ello con esa pátina tan personal suya, que al principio del libro siempre es irónica y burlona y termina siendo desencantada y triste.

Hay que leer a Fitzgerald, un hombre que escribió en los años 20 y 30 y cuya obra se mantiene tan viva como el primer día, por hablar de cosas que nunca pasan de moda. Ya tengo apuntadas para el futuro "Suave es la noche" y "El último magnate", las dos novelas que me quedan por leer del autor.

4 comentarios:

  1. Mmmm... solo por esos dos párrafos, que me han encantado, te voy a hacer caso. Este finde pillo el libro!!
    Gracias!!!

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  2. Pues me alegro de que te haya interesado, nunca es tarde para conocer a Fitzgerald, espero que te guste. Me gustan mucho los tres que he leído de él, pero quizá mi favorito sea "Hermosos y malditos", un certero relato sobre gente que trata de esconder su infelicidad a través de un desenfreno vacío.

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  3. Deberías dedicarte al marketing en una editorial. De verdad que haces que tenga ganas de leer lo que a ti te gusta!

    Besos.

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    1. Jeje, muchas gracias. Ya quisiera poder hablar de libros que me gusten y encima que me pagasen por ello, sería un acuerdo que firmaría encantado

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