sábado, 29 de agosto de 2015

Recordando un viaje por la Toscana: Lucca

Sigo con mi monográfico sobre el viaje que efectúe hace unos años a tierras toscanas y hoy me quiero referir a otra de las ciudades que visité, en este caso Lucca. Situada a apenas media hora de tren de Pisa, donde situé mi cuartel general en los primeros días, no me ofreció ninguna duda a la hora de coger un ferrocarril para acercarme a observar sus encantos. Y sin duda me llamó la atención el estado un poco avejentado de muchos de estos transportes, con vagones pasados de moda y, en algunos casos, llenos de graffitis.




Lucca es una ciudad de origen etrusco e importante pasado romano que se encuentra rodeada por murallas en su parte vieja. Las murallas en sí mismas no son muy vistosas, pero tienen la peculiaridad de que han sido habilitadas como paseo arbolado en su parte superior y se puede ir circundando la ciudad desde lo alto y bajar a las calles cuando se quiera.






Así lo hice yo y así pude recorrer una ciudad de gusto típicamente italiano, con las habituales callejuelas y las casas de persianas verdes y paredes desconchadas que se han podido ver tantas veces en su películas. Uno de los lugares que más me llamó la atención fue la Piazza del Anfiteatro, que como su nombre indica se ubica sobre un antiguo anfieatro romano. De este modo, es una plaza a la que se accede por callejones medio ocultos y que mantiene la forma circular de sus orígenes, aunque ahora han eliminado los casetones que antaño estaban a ras de plaza.





Otro de los aspectos que más me llamó la atención fue la gran abundancia de torres, lo que hace pensar en su importancia estratégica en el pasado. La Piazza Napoleone, la de San Michele con su respectiva Catedral o la Torre del Reloj son algunos de sus otros lugares destacados.








En otro sentido, guardo un gran recuerdo gastronómico de Lucca. Sudando como un pollo (esos días el calor quema sin piedad), encontré un pequeño supermercado al que entré para comprar agua y alguna provisión para cuando me entrara hambre. Allí hallé un gran racimo de uvas de verde claro que me compré sin pensármelo dos veces, ya que los vinos de esa región tienen gran fama y las uvas no la desmerecieron. Sólo me cabe decir que han sido las mejores uvas que he comido en toda mi vida, jugosas y sabrosísimas (nada que ver con la mediocridad insulsa que comemos aquí en Nochevieja).



Con todo ello, mi foto de Lucca va a ir dedicada a la Catedral de San Martino, con el característico color blanco y la estructura de otros "Duomos" de la región, que cuenta a su lado con el Palacio Ducal y la inevitable torre.









No se habla mucho de Lucca cuando se suele citar a la Toscana, pero aun reconociendo que no llega a la altura de otros lugares más famosos de la zona, tiene un indudable encanto y merece la pena darse un paseo por sus calles.

2 comentarios:

  1. No he estado nunca, pero siempre he pesando que Italia y Francia se parecen a España.

    Viendo estas fotos se refuerza mi teoría, me llegas a decir que son de un pueblo de Toledo y me lo creo :)

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    1. Lo cierto es que en apariencia y el carácter de las gentes estamos cerca de nuestros países vecinos, especialmente en el caso italiano, pero es lógico porque se trata de pueblos que han sido construidos por culturas similares. Francia tiene unos paisajes similares, aunque los caracteres ya difieren un poco, siempre nos veremos más cercanos a esa campechanía italiana. Sobre las apariencias de los lugares, en mi nueva entrada sobre San Gimignano ya pongo de relevancia que tiene una apariencia similar al del pueblo cántabro de Santillana del Mar

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