miércoles, 6 de mayo de 2015

Gente famosa y acosos

Todos envidiamos de algún modo a la gente famosa, ya sea por el éxito que representan, por el cariño que mucha gente les muestra, por las facilidades que tienen para acceder a sitios a los que difícilmente podríamos acceder el resto o por su capacidad de vivir una vida que consideramos ideal. Sin embargo, el ideal nunca se alcanza, de ahí que sea un ideal, lo que también se puede aplicar a ser famoso, que tiene sus servidumbres. Si eres famoso tus niveles de privacidad se ven limitados porque al ser objeto de interés del resto de la gente se hace una especie de compromiso no escrito de que los demás sean testigos de tu vida, pues son ellos los que te han encumbrado y te piden una parte en compensación. Así, nos podemos enterar de las parejas de un famoso, de los lugares de ocio a los que acude, de donde pasa las vacaciones y con suerte de algún que otro desliz que cometa o defecto que tenga, que nos consuele de nuestra propia miseria, que nos haga pensar “mira, pues tampoco este/esta es perfecto”. Y eso es algo que tiene su propio mercado, ejemplificado en las revistas del corazón.



El caso es que al ser famoso estás sometido al escrutinio público y cualquier cosa que hagas o digas puede ser utilizada en tu contra, en muchos casos por una masa envidiosa que busca derribar a sus ídolos para rebajarlos a su nivel de mediocridad, por esos perros del hortelano que ni comen ni dejan comer. Y en esos casos de crítica muchos tratan de mantenerse incólumes, pero hay ocasiones en las que se pasa la línea cuando alguno de esos perros del hortelano, fruto de alguna perturbación, se cree con derecho a construir al famoso a su antojo y enfadarse con él si no lo consigue. La historia está llena de casos de famosos dañados por gente que se hacía llamar fan, que se había sentido violentada por determinada actuación del ídolo y se tomaba la justicia por su mano, como si el daño se lo hubieran hecho a él en persona, culpando al famoso del curso de su miserable vida.



Hace unos días he conocido el caso de Lara Siscar, presentadora de informativos de fin de semana en TVE a la que no conocía dada mi poca querencia hacia los telediarios, programas estirados hasta el sopor con contenidos muchas veces superfluo. El caso es que esta mujer ha sido víctima de una serie de personas que la han acosado a través de las redes sociales y que le han hecho la vida imposible, con amenazas de lo más variopinto, tras creerse que eran dueños de sus actos.



El acoso siempre ha existido, ya fuera con anóminos escritos con letra ininteligible o recortes de periódico, paquetes con contenido amenazador o llamadas telefónicas poco amables, pero ahora con las redes sociales se ha multiplicado la posibilidad de que los perros del hortelano hagan de las suyas y siembren la discordia a su antojo. En este sentido, he leído un artículo muy interesante sobre las nuevas formas de acoso y el desahogo cibernético.



No hablo de que esté mal emitir alguna crítica, siempre que esté razonada y tenga un cierto respeto, sin caer en un “eres imbécil y todo lo que haces es mierda”, que suele ser habitual por parte de muchos usuarios que se ocultan en el anonimato para soltar su propia frustración vital. Porque muchas veces, esos perros del hortelano son personas no necesariamente malvadas que afrontan esas actitudes a modo de desahogo de la mierda que les acompaña en su día a día, queriendo repartir su porquería entre los demás en lugar de deshacerse debidamente de ella. Y así se crean improvisados tribunales de la Inquisición que sancionan todo lo que se les antoja, arruinando la libertad de expresión. La verdad es que por estas cosas y por el hecho de que no me reconozcan cuando voy paseando tranquilamente por la calle es por lo que me alegro de no ser famoso, que me hace perderme muchas cosas, pero también ahorrarme no pocos disgustos.

4 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Criticar es un deporte nacional muy dado. Hace poco cuando salio la noticia de que la Reina Leticia, se había hecho un corte de pelo moderno. Casi todo el mundo criticando que no les gustaba como iba. A mí, la verdad es que me da igual eso, así como su forma de vestir. Me fijo más en como es su persona. Lo de acosar ya me parece de un nivel tremendo. Pienso que la gente se tiene que aburrir mucho para dedicar tiempo a decir cosas de los famosos e incluso de un vecino/a. El caso es que criticar todo lo que se puede y más.

    Así como también hacer Bullying

    Yo también me alegro de no ser famosa. Vivo la mar de tranquila y me da igual lo que digan de mi. Pues por un oído me entra y por el otro me sale.

    Saludos!!!

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    1. Este es un país de criticones y envidiosos y eso lo llevamos todos dentro, no hay más que ver cómo en Twitter algunos de los temas más comentados a nivel mundial provienen de España, hablar de otros es deporte nacional. El problema es cuando eso se estanca y uno acaba viviendo la vida de los otros, juzgando lo que otros hacen en lugar de vivir sus propias experiencias. Yo he pasado por estas fases y son lo peor, me hacen sentir muy misántropo y muy imbécil también, por meterme en ese espíritu. Porque cuando más feliz he sido ha ocurrido cuando he vivido cosas por mi mismo, con buena gente cerca y lejos de todo lo demás.

      Saludetes

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  2. Yo es que directamente prohibiría que se publicasen fotos de personas sin su consentimiento. ¿Por qué si una persona (ya sea Lindsay Lohan o Carlos Sobera) tiene que soportar que todo el planeta la vea en pelotas en la playa sin ella quererlo?, ¿por qué se defiende más la libertad de los fotógrafos cuando su actividad es claramente inmoral que la de esa gente que sólo quiere ir a la playa o a donde sea?.

    Lo del acoso ya es otro tema, más peliagudo aún, porque se trata de gente sin vida, que se obsesionan y que no son fáciles de identificar hasta que cruzan la raya, momento en el que ya es demasiado tarde.

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    1. Ese es un tema en el que cada uno defiende lo suyo, porque los que sacan fotos lo hacen porque están bien pagadas, los que las publican lo hacen porque saben que la gente lo compra y los que hablan de ello lo hacen porque atraen la atención de muchos. Aunque me parece una excusa para justificarse a sí mismos, creo que todo acaba siendo culpa de quien lo consume y le da pábulo. En el cine se hacen franquicias interminables porque la gente va a verlas y en televisión hay cotilleo y realities porque la gente los ve, al final la demanda provoca la oferta. Y unos se conforman con observar y criticar en sus círculos íntimos y otros que no están bien de la cabeza se lo toman como algo personal contra ellos y hacen barbaridades

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