miércoles, 17 de diciembre de 2014

La política televisada es tendencia

Hasta hace muy poco los sábados en lo que respecta a la televisión eran territorio para programas destinados a gente de mediana y tercera edad. El sábado es el día por excelencia para salir de casa por la noche y aunque, como en todo, hay excepciones, los que se quedan en casa a ver la televisión son padres que están criando a los hijos y no se pueden escapar y personas con una cierta edad, que han abandonado la vida nocturna por saturación o falta de ganas. Así, el programa de sábado noche por excelencia durante muchos años ha sido "Noche de fiesta", apadrinado por José Luis Moreno, viejo zorro que sabe lo que quiere el gran público y que incluyó actuaciones musicales en directo (daba igual que el playback se notara), momentos picantones con desfiles de lencería, para que los señores alegraran la vista y momentos de humor, con las famosas matrimoniadas, que acabaron convirtiéndose en serie propia.



Una de las cosas que menos me gustan es ponerme a ver la televisión por la noche. Nunca me ha gustado ni he entendido ese ritual de arremolinarse en grupo a ver algún programa que no quiero ver y que otros tampoco quieren ver, solo como pretexto para sentarse juntos y comentar cosas, porque las charlas se pueden mantener en cualquier momento sin necesidad de ruido de fondo o de criticar a este o aquel que sale en la televisión, en plan mesa camilla. Ahora la mesa camilla ha pasado por el filtro de los nuevos tiempos y es habitual que la gente se ponga a ver programas en grupo (lo más malos posible) para irlos comentando en Twitter y echar el rato antes de irse a dormir. Antes del auge de Internet, en esos momentos en los que se supone que teníamos que estar viendo la tele yo salía a la calle a dar un paseo y ahora simplemente paso de la televisión y veo lo que me apetece, no lo que se supone que tengo que ver. Debo ser de los pocos a los que les da un poco igual lo de la resintonización de los canales, porque lo cierto es que solo uso la tele para ver DVDs y si quiero recuperar algún programa, hoy es fácil encontrar lo que sea en la red de redes.


Precisamente, a través de Internet me he enterado del gran incremento de programas de debate en las televisiones, algo que me ha dejado pasmado. Hasta hace muy poco, un debate en televisión era como un documental de La 2, eso que pedían los que querían pasar por cultos y que ni ellos mismos soportaban, algo a evitar por unos canales que no querían hacerse el harakiri en términos de audiencia. Pero héte aquí que un efecto colateral de la crisis ha sido incrementar el interés de muchas personas en saber cómo funciona la política y los tejemanejes que se producen día a día. Recuérdese que en ninguna conversación de amigos se hablaba de política en este país, eso parecía algo reservado a los mayores que seguían echando de menos los tiempos del franquismo o la Guerra Civil. Y ahora la gente quiere saber sobre el tema, cuando a muchos les han cortado las alas y quieren saber por qué no encuentran trabajo o por qué se empobrecen cada vez más mientras otros se lo llevan muerto. Las televisiones han olido la sangre y como tiburones se han lanzado a la lucha por ver quién emite el programa de debate más concienzudo, con ciertos toques de espectacularización que amenazan convertir a un género que siempre ha sido serio en un reality show más, donde los más frikis o desvergonzados son los que logran más éxito.


Ahora, los sábados en televisión están caracterizados por los debates, que siguen muchos de aquellos que babeaban con los desfiles de lencería o se reían con el humor de sainete de las matrimoniadas. Yo lo he notado por mi madre, que cada dos por tres me está glosando lo que sucede en esos programas y por qué debería verlos y eso que ella nunca ha mostrado especial interés en las cosas políticas, es de las que los califican por sus pintas, de modo que los guapos ya tienen algo ganado ante los feos. Fue ella la que me habló también de la polémica entrevista que concedió Pablo Iglesias, el líder de la formación Podemos al canal 24 Horas de Televisión Española.


Habida cuenta de quién gobierna y quién controla Televisión Española, no cabe duda de que el periodista cumplió con su deber, siendo la voz de su amo. No sé hasta qué punto fue por presión interna, por ganas de destacar (hay mucho gilipollas con ego en este gremio, con muchos de ellos ya he tenido la ocasión de toparme) o por una mezcla de ambas cosas. Pero lo cierto es que más allá de la polémica parece ser que a los de arriba les gustó y a buen seguro eso le puede proporcionar réditos para en el futuro ser un paniaguado al servicio de algún político de la cuerda que ha defendido, que hay varios casos por ahí de periodistas que renunciaron a la parcialidad y les ha ido bastante bien.


De cualquier modo, todo esto no es más que ruido y pasatiempo que no creo que vaya a cristalizar en nada. Dicen que mucha gente está indignada y que las encuestas dan ganador a Podemos para las próximas elecciones, pero uno siempre ha sido bastante descreído para las utopías. Primero, porque no creo que vaya a empezar a llover dinero del cielo si eso sucede, si acaso podría ser peor porque las potencias verían con recelo el gobierno de un partido digamos no "socialdemócrata" y este país, con la poca industria que genera, necesita de la ayuda externa como el comer, nos guste más o menos. Y segundo y más importante, no creo que ese triunfo electoral termine ocurriendo, porque en las encuestas también se dice que se ven los documentales de La 2 y no el "Sálvame Deluxe", del dicho al hecho hay mucho trecho. Yo recuerdo las primeras elecciones que hubo tras el franquismo, en 1977, donde el Partido Comunista, que había sido el gran ogro que amenazaba España, según la retórica de la dictadura y que se las prometía felices para liderar el cambio después de décadas de oposición, apenas sacó 20 escaños. A muchos se les quedó una cara de tonto bastante importante al verse claramente superados por el PSOE y la UCD, un partido de centro-derecha formado deprisa y corriendo con gente formada por aperturistas del franquismo (no es que hubiera por ahí ningún revolucionario) y que contaba con el atractivo de un líder promovido por la Corona, con aspecto de galán de cine que enamoró a mucha gente que opinaba de la política como mi madre. Véase por cierto, como el discurso del derechismo no ha cambiado mucho en estos años, ni tampoco los problemas de este país.


Así que no sé si mi madre tiene razón y es mejor que nos tomemos la cosa política como un desfile de caras, que hacen bueno aquello del mismo perro con distinto collar. Porque países como el nuestro son "another brick in the wall", otro ladrillo en el muro, como cantaban los Pink Floyd. Entidades supeditadas a ser la voz de su amo de otros y beneficiarse de las migajas si toca, porque estos recortes de ahora estaban dictados y se hubieran producido igual aunque estuviese otro partido en el poder, porque el verdadero poder está en otro lado, como tan bien se señalaba en la estupenda "El señor de la guerra".


2 comentarios:

  1. Hace algún tiempo salió un estudio que decía que en todas las elecciones siempre parte con ventaja el candidato con más pelo. Parece una bobada, pero aquí en España (Aznar vs Almunia, Rajoy vs Rubalcaba) se ha cumplido. Quizá sí gane Podemos ;P

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    1. Quién sabe si en un futuro cercano no se abrirá una tercera vía y se acabará uniendo el tono de sainete de "Noche de fiesta" con el de la exposición de los políticos en la televisión. Algo así hace ahora el que fuera presidente de Cantabria, que siempre ha hecho mucha gracia a la gente (no a mí) por su tono de andar por casa, algo gañancete. Ya dice el refrán que mejor caer en gracia que ser gracioso

      http://www.telecinco.es/estepaismerecelapena/temporada-01/programa-4-20-12-2014/Revilla-aragonesa-junto-Pastor-Andorra_2_1911030073.html

      http://www.telecinco.es/estepaismerecelapena/temporada-01/programa-3-14-12-2014/robaba-puros-Revilla_2_1907880022.html

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