miércoles, 9 de abril de 2014

"Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!" y "Frances Ha". Humor para la vida

Siempre me han parecido ridículos los que dicen que en tiempos de crisis hay que hacer más comedias porque la gente tiene más necesidad de reírse. Y me parece ridículo porque la comedia y la risa forman parte del ser humano desde que el mundo es mundo, más allá de crisis puntuales. Porque el humorismo siempre ha sido esa vía de escape a las miserias de la vida con las que todos nos encontramos y siempre lo será.
 
 
De este modo no es raro encontrarse en la historia del cine con grandes éxitos de comedias, siempre mejor recibidas por el público que por la crítica y que por ello suelen estar fuera de las entregas de premios. Sin embargo, a veces hay excepciones y el cine francés premió como mejor película de 2013 en aquel país a una comedia con la que nadie contaba para llevarse los premios máximos y que tras un runrún positivo, poniendo de acuerdo al público y buena parte de la crítica, acabó llevándose el gato al agua. Francia se suele poner como ejemplo de un cine más profundo e intelectual que el que llega de Hollywood y eso es algo cierto en muchos casos, pero tampoco olvidemos la vertiente popular, que también existe por aquellos lares y que provoca que la película francesa más taquillera de la historia sea “Bienvenidos al norte”, una comedia amable sobre diferencias culturales entre las gentes de la parte norte y sur de aquel país. Con ese ánimo de provocar la sonrisa a través del conflicto humano llega “Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!”, una obra con tintes autobiográficos del actor Guillaume Galienne, que cuenta la relación con su madre y los problemas de identidad que tuvo durante años en los que no estuvo seguro de ser un hombre o una mujer atrapada en un cuerpo de hombre.





La autobiografía recoge la censura de un padre preocupado porque su hijo se disfrace de Sissi Emperatriz con un edredón de plumas, la extrañeza de unos hermanos que le ven como a un extraterrestre y el mundo de clubes de ambiente que no deja de considerarle un advenedizo. La historia podría dar lugar a un melodrama de marginación sexual o a una comedia chusca sobre la homosexualidad, pero Galienne opta por un término medio entre ambos extremos para contar la historia de un hombre que desde pequeñito fue tratado como homosexual por su forma de ser y que eso le llevó a creérselo, aunque tampoco se sintiera muy a gusto dentro de esa etiqueta.
 

La película muestra la andadura de Guillaume desde la adolescencia en un verano que pasó en el pueblo gaditano de La Línea de la Concepción (que define como un feo conjunto de casas de protección oficial frente al Peñón de Gibraltar) aprendiendo a bailar sevillanas y a hacerlo como una mujer, la estancia en un internado inglés junto a un grupo de chavales con las hormonas desatadas, su paso por un balneario alemán y por varias discotecas frecuentadas por homosexuales, todo ello con la presencia constante de su madre. Su madre es una fuente de admiración para él y eso le lleva a imitarla y a ver las cosas desde su punto de vista (algo reflejado con el propio Galienne disfrazado para interpretar a su progenitora), hasta que acabe dándose cuenta con el paso del tiempo que quizá su madre no le conoce tan bien como se presume que las madres conocen a los hijos.
 

Guillaume Galienne sale más que airoso en su triple faceta como guionista, actor y director y en la que se puede señalar como principal defecto que se acaba echando en falta un poco más de metraje en su tramo final, un poco atropellado en la resolución del conflicto del protagonista. Sin embargo, Galienne sabe mantener el equilibrio entre el drama y el petardeo y nos ofrece una interesante película sobre la búsqueda de una identidad, más allá de lo puramente sexual, de la necesidad que a veces podemos tener de romper con aquello que se espera de nosotros, de ser cómo queremos ser y no como los demás quieren que seamos para poder seguir creciendo a nivel personal.

 
 
“Frances Ha” es la última película de Noah Baumbach, un director curtido en la esfera independiente, con cintas como “Una historia de Brooklyn”, “Margot y la boda” o “Greenberg” y que también ha trabajado con Wes Anderson como coguionista de “Life Aquatic” y “Fantástico Mr.Fox”. Baumbach es uno de esos directores que entran de pleno en la categoría de arquetipo de director del Festival de Sundance, autor de un cine con un punto “cultureta”, rayano en lo pretencioso pero interesante. Con los años parece haber ido modelando ese estilo y ahora resulta bastante más pulido (y más logrado) que en sus inicios, siendo sus dos últimas películas (las mejores) un tratado sobre unos personajes inmaduros que se ven obligados a dar un paso adelante para no quedarse atrás del resto del mundo. “Greenberg” era la historia de un hombre maniático y despreciable que descubría sus carencias emocionales a través de la relación con una mujer sencilla y bondadosa y “Frances Ha” habla de la necesidad de evolucionar de una mujer de veintitantos años que se resiste a dejar atrás la postadolescencia. La mujer en ambas películas es la prometedora Greta Gerwig, también curtida en numerosas películas independientes, pareja de Noah Baumbach en la vida real y coguionista de “Frances Ha”.
 


Frances quiere ser bailarina y mantiene esa inocencia de la juventud de luchar por los propios sueños, dejando pasar oportunidades más estables para encauzar su vida. La gente que conoce empieza a emparejarse y tener hijos, a cumplir el ideal pequeño-burgués de sentar la cabeza, algo con lo que ella no se siente identificada. A Frances le gusta jugar a peleas con su mejor amiga Sophie (Mickey Sumner, hija del cantante Sting) y no preocuparse mucho por los chicos ni por la estabilidad material. Será en el momento en el que Sophie siente la cabeza cuando Frances se planteará hacer lo mismo, aunque con resultados lejanos a lo deseado, con el absurdo cotidiano invadiéndolo todo.





“Frances Ha” podría ser vista como la versión modernilla de Bridget Jones, con una actriz atractiva por su normalidad que no encaja en el ideal hollywoodiense, viviendo aventuras un poco locas en un entorno urbanita. Pero la película de Baumbach va más allá del petardeo y de la búsqueda del príncipe azul (uno de los personajes tilda a Frances de espantachicos) y sigue una senda que recuerda a la serie “Girls” en su trazado de las desventuras cotidianas de un puñado de veinteañeras en Nueva York sin resquicio para sentimentalismos. Frances puede darnos risa o pena según el momento, pero siempre provoca ternura por su autenticidad a veces algo tontorrona.
 

Baumbach homenajea al cine independiente americano de los 90 y a la “nouvelle vague” francesa con un blanco y negro que refuerza esas pequeñas miserias cotidianas de amistades que se pierden sin un motivo concreto, trabajos precarios, dificultades para llegar a fin de mes, cambios de piso y compañías y niños de papá que van de artistas y se limitan a vivir del cuento. Una película que sabe reírse de sí misma y de la gente que retrata pero sin hacer sangre, como el encanto que destila su actriz protagonista, una Greta Gerwig que se mueve como pez en el agua en personajes un poco marcianos y reales como la vida misma por esas mismas marcianadas.
 

 

6 comentarios:

  1. Hacen pelis interesantes en Francia, "Amelie" o "Intocable" fueron un éxito y hace poco vi "El nombre", otra comedia bastante agradable.

    De las dos que dices igual me llama más la segunda, pero de “Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!” todo el mundo habla bien, así que no la descarto tampoco.

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    1. En Francia se ha hecho y se hace cine muy interesante. No voy a ser de esos pedantes que dicen que no hay cine como el francés y que el de Estados Unidos no vale una castaña, porque aparte de que hay grandes producciones que están bien, también hay un cine menos Hollywood muy aprovechable. Pero está claro que hay un cine en el país vecino que merece que se le eche un vistazo, un cine que muchas veces no llega por estos lares y si lo hace es de tapadillo

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  2. Me ha encantado descubrir tu blog, es muy interesante y ahora mismo cojo nota de las películas! Espero que te guste mi blog.
    Irene

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    1. Pues gracias por pasarte por aquí y espero que te gusten las películas. Si quieres pasarte más veces, serás bienvenida

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  3. ¡Hola!
    Había leído sinopsis y comentarios de ambas, sobre todo de la primera, que me recuerda un poco a “Savage Grace” (aunque su tono no es precisamente humorístico, sino más bien psicótico), y quería verla; pero ahora, después de leer tus críticas, me apetece bastante ver la segunda, porque me puedo llegar a identificar con la protagonista, envuelta en “el absurdo cotidiano” (me ha encantado esa frase).
    Muy de acuerdo en lo del humor, y supongo que la gente que lo ve “necesario” ahora es porque no lo entiende mucho.
    Un saludo.

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    1. “Frances Ha” está muy bien, pensé que viniendo de su director sería un tanto gafapasta, pero lo cierto es que hay mucha ironía en el retrato de su protagonista y de los que la rodean. Ella es encantadora incluso cuando se da cuenta de que es una pobre diabla, con tendencia a dispersarse y a estar muy pendiente de lo que dicen los demás a la hora de hacer cosas (hay un viaje que hace a París que es maravilloso en ese sentido). El humor siempre ha sido y será necesario porque forma parte del ser humano y la vida en general, no es ninguna moda pasajera

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