jueves, 29 de agosto de 2013

Monica Bellucci, Vincent Cassel, el amor y la fidelidad

“Vincent y yo vivimos una vida completamente independiente el uno del otro. No estamos juntos todo el tiempo: sus amigos son suyos y los míos son otro asunto. Ese es nuestro secreto”.

“Creo en el amor, pero no en la fidelidad. Es lo que me interesa, el amor. De lo demás prefiero no enterarme. Necesito saber que la persona a la que quiero va a estar ahí si la necesito. Creo, entonces, en la fidelidad del corazón. Sobre la del cuerpo tengo más dudas. Una traición de la carne es menos grave. Lamentablemente, no existe una ley que mantenga juntas a dos personas o un contrato que las obligue a seguir. Ojalá existiera. La respetaríamos y todos sabríamos a qué nos enfrentamos. En cambio, no sabemos nada. Y yo también sigo adelante día tras día. Así es cómo funciona una relación de pareja. El hasta cuándo es imposible saberlo”. 

(Monica Bellucci)



Ha salido a la luz la noticia del divorcio del actor francés Vincent Cassel y la actriz italiana Monica Bellucci tras 14 años de matrimonio y casi una veintena de vida en común, tras varias películas en las que han aparecido juntos, tras conocerse a mediados de los años 90 y formar una de las parejas de intérpretes que más curiosidad han producido. Curiosidad por ver a un tío más bien feo como Cassel (aunque hay gente que para la que Cassel "tiene algo") con una mujer tan atractiva como la transalpina, uno de los "sex symbol" más sugerentes que ha habido en los últimos años. Aunque quizá sugerente sería un adjetivo poco apropiado para una mujer como Bellucci, una de esas mujeres que exudan sensualidad y sexualidad por los cuatro costados, una de esas mujeres que parecen estar desnudas cuando están vestidas, de las que hacen girar cuellos y atraen la mirada de hombres y mujeres de forma inmediata. Un cuerpo que ella no ha dudado en mostrar en películas y revistas, incluso durante uno de sus embarazos, algo que no le produce ningún pudor y le parece natural según ella misma ha confesado.



Una actriz decente, siempre más resaltada por su físico que por sus dotes interpretativas y que a mi juicio ha logrado su mejor papel hasta la fecha en "Malena" de Giuseppe Tornatore, donde unía con más acierto ambas vertientes dando vida a una mujer a la que todos desean y que sufre en silencio la falta de verdadero amor.



Su separación dará que hablar a aquellos que dicen que el amor no es para siempre, que para qué empezar una relación a sabiendas de que tarde o temprano se acabará. Eso es algo como decir que para qué vivir si al final te vas a morir, que hagamos lo que hagamos al final todo se acaba. Pues sí que se acaba, pero para eso vivimos, para aprovechar el tiempo que nos ha sido dado y hacer una serie de cosas que forman nuestra vida. Porque al final, salvo los suicidas nadie quiere irse de aquí, así que con las relaciones amorosas pasa lo mismo. Son una serie de experiencias que vivimos, que moldean nuestro carácter y nos hacen pasar momentos bonitos y menos bonitos, dejando toda una serie de recuerdos que cuando los traemos a nuestra mente nos hacen ser conscientes de que hemos vivido. 

Todas las relaciones empiezan siempre con la esperanza de durar para siempre, incluso en aquellas en las que se dice "a ver hasta donde llegamos", pero luego las circunstancias influyen para que las cosas no salgan todo lo bien que se quisiera y la cosa se puede romper.  Con el paso de los años me voy haciendo más consciente de que el amor es algo que se siente y que también hay que saber mantener, porque cuando eres un más jovencillo y tienes la cabeza llena de pájaros crees que en el amor como un sentimiento que solo puede ser real si es intenso, que lo que viven tus padres al no devorarse mutuamente o echarse de menos cada cinco minutos que están separados no es amor de verdad. El tiempo pasa y empiezas a ver cómo cambias tú y los que te rodean y ves que en las relaciones afectivas al principio todo es pasión desenfrenada, pero esa chispa inicial va cambiando a otra cosa más sosegada, pero no por ello menos intensa, construida en los pequeños detalles y no pasa nada por ello. Aunque también hay casos de gente que sigue en pareja más por costumbre que por sentimiento, lo habitual es que el fuego del principio vaya mutando y eso hay gente que lo entiende mejor y otra gente que, pasado un tiempo, quiere recuperar ese ideal romántico de la juventud, iniciando nuevas relaciones. Eso ya depende del carácter de cada uno y de su forma de afrontar sus circunstancias.



Bellucci y Cassel vivían separados mucho tiempo al cabo del año y confesaban públicamente tener su propio espacio, en no estar pegados a la fidelidad de verse únicamente entre ellos, en tener la posibilidad de compartir momentos con otras personas, siempre que el amor mutuo se mantuviera. El tema de las parejas abiertas que tienen una vida en común y que no dudan en tener escarceos con otras personas siempre me ha llamado la atención porque no sé si sería capaz de aguantarlo. Si yo tuviera una pareja que me dijera que tuviera ligues si quisiera y que ella también los tendría creo que me pondría terriblemente celoso, porque no es fácil pensar que la persona a la que quieres está por ahí interesándose por otra persona que no eres tú. Te pueden decir que es solo un rollo sexual, simple morbo y atracción, que no hay amor en ello, pero esa idea resulta muy complicada de afrontar, que tu pareja entregue sus sentidos a otra persona y que no te llegue a importar me parece complicado de asumir. Sé lo que es querer a alguien y que puedas sentirte atraído por otra gente, pero pasarlo de la fantasía a la realidad ya es otro cantar. No se puede evitar sentir una sensación de traición, del mismo modo que la sientes si te lo hacen a ti. Porque eso significa que no eres el primero y único, o que siéndolo puedes ser intercambiable en un momento dado.




Quizá por eso tanta gente recurre a profesionales del sexo para esas fantasías, para no sentir que están engañando a nadie, que van allí como quien va a la consulta del médico, a que le arreglen una molestia o una necesidad. Es un hecho complejo que creo que no tiene una única respuesta y que depende del carácter de cada uno, porque así como hay gente infiel a su pareja que no siente ningún reparo, los hay a los que les cuesta concebir la idea.

Uno de esos casos en que lo mejor es que cada uno juzgue según sus ideas. 

6 comentarios:

  1. No hay nada que entender...cada relación es un mundo y lo mismo que hoy dices no poder ser capaz de aceptar una infidelidad o que te produciría celos quizá con una determinada persona en una determinada etapa de tu vida lo haces, porque con esa persona conectas de forma distinta, y con sus gestos te hace sentir la persona más importante de su vida...y puede que tenga un escarceo te enteres y te de igual porque esa persona te es leal, y sus sentimientos hacia ti no cambian. El problema no es lo que haga cada uno con su cuerpo, el problema viene cuando llegan las dudas de lo que uno siente, cuando llega la desconfianza, el rencor, las pequeñas venganzas... Con desconfianza no hablo de no fiarse de la fidelidad de la pareja sino de su lealtad, cuando uno ya no confía en que su pareja va a estar ahí cuando lo necesite, que no va a tener su apoyo en determinadas circunstancias... Creo que eso es más importante.
    Y sí a veces empezar cosas a sabiendas de que se acabarán tarde o temprano da una pereza...empezar una caja de bombones por ejemplo...qué perezaaa! Jajaja!

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    1. Es muy interesante lo que dices, sin duda. Supongo que tienes razón, que al final se trata de lo que experimentes con una persona y con cada persona valen unos códigos determinados que igual no valían en otras o no aceptabas en otras. El problema es ese, cuando surge la falta de confianza y en sentir que quizá al no ser la única persona que le interese, puedas llegar a ser reemplazado.

      Sobre lo de los bombones, piensa que si la caja no se empieza el chocolate caduca y se estropea, luego ya no se puede comer. Hay que ponerse a ello

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  2. En un capítulo de "Modern family" uno de los protas soportaba que un extraño besase a su esposa en la boca al saludarla, pero no toleraba que nadie la hiciese reír salvo él.
    Normalmente sólo se conoce como infidelidad cuando se habla de sexo, pero realmente, si lo piensas, hay otras formas de serle infiel a tu pareja sin llegar a tener sexo y que seguramente sean peores. Hay quien ve el sexo como un mero ejercicio, y hacerlo con otra gente sería como jugar al tenis o salir a correr. Sin embargo puedes estar enamorado de otra persona, y sin llegar a tener sexo le eres infiel de un modo afectivo, sentimental, que yo pienso que es peor.

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    1. Sí, hay formas de infidelidad que pueden ser tanto o más tristes que un escarceo sexual, cuando ves en algunos detalles que la pareja empieza a sentirse inclinada hacia otra persona y notas como se va alejando de ti, cuando dejas de ser el centro de sus pensamientos o una parte importante y el lugar lo ocupa otra persona. Y esa, al fin y al cabo, es la muestra definitiva de que algo no va bien, la pérdida de esa complicidad más allá de devaneos. Lo que señalas de "Modern family" es un buena metáfora del tema

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  3. Pues claro que te jodería mucho que te dejase libertad sexual (una supuesta novia) a cambio de poder tenerla ella. Eres un tío, tienes las de perder. Conozco casos donde los tíos han aceptao ese contrato y mientras su pareja se daba buenos homenajes finde sí, finde también, el pobre diablo jugando a los 5 contra el calvo si quería algo de sexo.

    Son muy jodidos los celos en cualquiera de sus formas. Yo lo he presenciao no solo en temas de pareja, sino de amistad, o que una mascota sea cariñosa con otra gente que no sea el amo. Aunque los celos más turbios los he visto en individuos que tiene detrás a otra persona pero ese interés no es reciproco, entonces la enamorada/o, cansada de esperar, fija otro objetivo y es cuando viene el ataque de celos, pero no por amor sino por querer sentirse querido y/o deseado. O por prespitación, a saber...

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    1. Mira tú, no sabía que también había mascotas infieles, en este sentido sé que los gatos son muy suyos y que solo se dejan acariciar cuando quieren y por quien quieren. Y el caso que comentas es el de la persona que gusta de tener a alguien enganchado a ella, que alguien le haga la corte para sentir el deseo y reforzar su vanidad y deja caer falsas esperanzas a sabiendas de que nada se consumará. Esa es una forma de relación tóxica, más agradable que en otras en las que hay malos modos, pero tóxica en el sentido de crear una dependencia que no lleva a ningún lado sino al dolor y a minar a la persona que está enganchada.

      El tema de los celos es complejo y universal, de esos que dificilmente podremos racionalizar porque nacen de lo irracional y eso los convierte en incontrolables, capaces de afectar al más listo y al más tonto por igual

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