miércoles, 7 de noviembre de 2012

Horror y luz

 
 
 
Estos días de homenaje a los difuntos que acabamos de pasar siempre me hacen pensar en diversas circunstancias de la vida, en lo fugaz que es sin que nos demos cuenta. Me da por pensar en el caso de Tony Scott, el director de películas como "Top gun", "Amor a quemarropa", "Enemigo público" o "Dejá Vu", que este verano se tiró de un puente cuando supo que tenía un cáncer terminal. Pienso en las chicas que han muerto tras la avalancha humana en esa fiesta de Halloween de hace unos días y pienso también en la hermana de un conocido que murió de cáncer hace pocos días, después de que la metástasis se comiera su organismo en apenas 4 meses.
 
Pienso en todos esos casos y siempre me digo aquel dicho célebre de "no somos nadie". Que creamos que estamos aquí para siempre y un día nos vamos a tomar por saco. Que podemos sentirnos bien y un día te detectan un cáncer y en pocas semanas te has muerto, que vayas a una fiesta y no vivas para contarla. Y todo esto es más inquietante si le sucede a gente joven, pensamos en todas las cosas que ya no podrán hacer. Esas chicas de 18 años ya no podrán estudiar una carrera, enamorarse, reír, llorar, soñar, leer, ver películas y series, practicar sexo, salir a más fiestas, llegar a tener vida en pareja, a tener hijos, a bañarse en el mar, ir a la montaña, ver atardeceres y amaneceres y un largo etcétera. Yo me recuerdo a mi mismo con 18 años, cuando era un pequeño idiota que aún no había empezado a vivir y de pensarlo se me cae el alma a los pies.

Y esa muchacha que murió de cáncer sin cumplir los 40, que quizá había hecho planes de vida a largo plazo ve como todo se reduce a nada, como la vida se le escapa de las manos con rapidez, sin poder controlarlo, como el agua que se va por el desague. O ese director que seguía haciendo películas con asiduidad y disfrutando de las mieles del éxito en Hollywood, ha visto como todo ese sueño se desvanecía y se convertía en una pesadilla de la que no se podía despertar.

Y como digo, pensar en todo eso me produce una serie de sensaciones. Una, es el hecho de estar vivo y de gozar de buena salud por el momento y dos, pensar en que los debates que monto a veces a veces en mi cabeza no son más que pequeñeces, tonterías incluso. Se dice que el mal de muchos es el consuelo de los tontos, pero yo digo, tirando también del refranero, que cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar, que puede que tú seas el siguiente en pasar por su situación.

Este verano lo he pasado bastante mal. Por diversas circunstancias me he sentido desplazado de la vida, he tenido la sensación de que todo el mundo ha hecho planes y ha vivido cosas y yo me he estancado, siendo un día igual al otro, envidiando esa felicidad que veía en otros y sintiéndome desgraciado por tener apenas una pequeña parte de esa felicidad, conseguida en momentos muy concretos. Un verano en el que mi físico se resintió, donde cuando veía a alguien me hacía ver lo delgado que me estaba quedando y donde me he mirado al espejo y me he visto mal. Debo decir que ahora la cosa está un poco mejor y me siento mejor que en esos olvidables julio y agosto y con todo ello, pienso ahora en todas estas cosas y me siento idiota.
 
Que con la de gente a la que se le escapa la vida de las manos, yo me ponga a la espera de que alguien llame a mi puerta es estúpido. En que debería dejar de perder el tiempo y dejar de esperar y lanzarme yo a por las cosas. Porque por mucho que creamos que está todo controlado, nada lo está y pasado mañana te vas de aquí y ya no vuelves. Y se te escapa la vida y lo único que has hecho es padecer y esperar un golpe de suerte.
 
Son reflexiones que pueden parecer negras y pesimistas, pero más bien son lo contrario, son cosas que me animan a seguir hacia adelante, a pensar en la suerte que tengo de estar aquí en unas condiciones bastante interesantes. Es como las sensaciones que transmite "El pianista", de Roman Polanski, un filme que bajo toda su negrura te acaba haciendo sentir bien. Esa historia de alguien que lo pierde todo y aún así lucha por sobrevivir contiene un halo de esperanza, de luz en el horror, que es muy de agradecer. Porque la vida puede llegar a ser un horror, pero también puede ser maravillosa y sea como fuere, solo tenemos una y no sabemos cuando se terminará.
 
Y porque a veces el día más oscuro se convierte en limpio y despejado cuando alguien te escribe unas palabras y se acuerda de ti. Te demuestra que estás vivo porque ya esa persona te lleva dentro de si misma. Algo que da un enorme placer y una enorme alegría.

8 comentarios:

  1. Que post tan bueno, intenso, sincero, emocional...Pues si, últimamente el tema muerte está muy presente en el ambiente...Y como bien dices, no está la vida para preocuparse de tonterías pero los que nos comemos el coco, somos así y no vamos a cambiar de un día para otro, también es bueno aceptarse tal y como somos y vivir tranquilos, sin fustigarnos. Lo que si es verdad, es que a pesar de las circunstancias que nos condicionan, no dejamos de ser los directores de nuestra propia vida, y en nuestra mano está como vivirla y como adaptarnos a lo que vaya viniendo!!. "El pianista" es una de esas películas que me llegó muy dentro y me dejó tocada unos cuantos días. Al final tener pasiones donde refugiarte también ayuda. Muchos ánimos y a activarse, reinventarse y adaptarse!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda, algo tan fácil como vivir y respirar a veces cuesta mucho y parece que nosotros mismos nos buscamos a veces las complicaciones. No sé a quien le leí que los vagabundos no tienen tiempo de ponerse existencialistas porque tienen que buscar qué comer o dónde dormir

      Eliminar
  2. Me parece genial que cosas tan tristes como las que cuentan a ti te hagan reflexionar para darte cuenta de que estas vivo y que hay que aprovecharlo.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, puede parecer que es consolarse con el mal ajeno, pero es darse cuenta de lo que se tiene, que muchas veces se olvida y no se valora lo suficiente.

      Besos para ti también

      Eliminar
  3. Como tú dices...sn palabras de ánimo...Hay momentos en la vida donde creo que todos nos hemos sentido así...los amigos van haciendo su vida, cada vez quedan menos...hasta practicamente dejar de quedar!! Entonces es cuando T
    tienes que poner de tu parte para abrirte a nueva gente y disfrutar del tiempo

    Me alegro de que ya te sientas mejor y que ese pequeño bajón ya se haya evaporado

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es algo que le pasa a todo el mundo, es inevitable. Y esos vaivenes emocionales van y vienen, depende del carácter de cada uno, pero todos pasamos por ellos

      Eliminar
  4. Pues sí todas esas muertes deberían hacernos reaccionar y pensar en lo que nos queda por hacer, tienes toda la razón. Esa etapa que cuentas de ver a todo el mundo hacer su vida...que tienen planes supongo que todos la pasamos y volveremos a pasar. Lo envidiable es que sepan lo que quieren y vayan a por ello, supongo que algunos estamos estancados porque no tenemos claro aún lo que deseamos...tendremos que seguir dándole vueltas aunque nos mareemos.

    En "El pianista" uno puede ver que la vida es muy puta pero a veces cuando te aferras a lo que deseas, aunque sea una lata de pepinillos, te hace llegar un abrelatas de la forma más inaudita. Eso sí no habría conseguido el abrelatas quedándose escondido y quieto en su rincón.

    ResponderEliminar
  5. Es que algo tan básico como vivir muchas veces se nos olvida y aunque lo recordemos, cuando nos pasa algo desagradable volvemos a olvidarlo. En esas ocasiones en las que se ven las cosas oscuras hay que pensar en lo que tenemos y lo que podemos llegar a tener, no pensar en quitarnos de en medio y perder así cualquier posibilidad de tener algo, de conseguir algo.

    ResponderEliminar