martes, 29 de abril de 2014

La rubia y la castaña. Dos mujeres, dos cuerpos

"- ¿Se busca por internet?
- Alguna vez lo hice y fue terrible. La última vez fue hace dos años.
- ¿Y qué encontró?
- ¡Lo peor! Frases refiriéndose a lo mala actriz que soy, que soy anoréxica y repugnante. Llegas a un punto en que dejas de buscarte, no tengo idea de porqué lo hice y fue un gran error. Intentaré no volver a hacerlo."

"En las escenas de sexo soy bastante inflexible en cuanto a lo que se ve. Nada de la mitad para abajo. No me importa enseñar las tetas porque son tan pequeñas que a la gente no le interesan en lo más mínimo." (La mujer castaña)


"Hay multitud de elementos de la vida pública que me sacan de quicio y que me preocupan bastante, pero al final del día aprendes a lidiar con estos contratiempos y a aceptar que son parte de tu vida. Cuando entras en este negocio, ni siquiera piensas en lo cómoda que te encuentras cuando eres una desconocida para el resto del mundo, pero con el paso de los años acabas extrañando mucho esos tiempos en los que parecía que todo era más sencillo."

"Asumes que para alguna gente el desnudo va a ser una captura de pantalla. Tienes que sopesar el valor de este riesgo que estás tomando."

"Cuando salieron aquellas fotos, por supuesto salía a cenar y pensaba, maldición, toda esa gente me ha visto... Es terrible. No puedes pensar eso. Pero incluso si no lo han hecho, una se siente paranoica." (La mujer rubia)


Hoy les quiero hablar de dos mujeres, una rubia y otra castaña. La rubia nació en noviembre de 1984 en Nueva York, hija de un arquitecto danés y una judía del Bronx productora de cine, mientras que la castaña nació apenas 4 meses después en las afueras de Londres, hija de un actor y una autora de teatro, ambos británicos. Desde muy jovencitas mostraron un vivo interés por la interpretación y la rubia, después de haberse presentado a varios casting para anuncios de televisión, debutó en el teatro a los ocho años. A partir de ahí, consiguió varios papeles cinematográficos a mediados de los años 90. Por su parte, la castaña con tan sólo 3 años les pedía a sus padres que contrataran a algún representante artístico, ya que ella quería triunfar en la televisión. Desde los seis años apareció en el medio televisivo, debutando en la pantalla grande a mediados de los 90. Sería hacia finales de esa década, recién empezada su adolescencia, cuando ambas conseguirían su primer papel de importancia, la rubia a las órdenes de un actor famoso reconvertido en ocasional director y la castaña a las órdenes de uno de los hombres más poderosos de Hollywood. La rubia iba a ser la hija de la protagonista de "El hombre que susurraba a los caballos", dirigida por Robert Redford, mientras que la castaña iba a ser la sirvienta que se hace pasar por reina en "La amenaza fantasma", dirigida por George Lucas.


Recién empezado el siglo XXI llegaba el momento de la explosión internacional de las chicas, que ya demostraban ser chicas guapas y atractivas. La rubia demostró sus aptitudes interpretativas en "Ghost World" y logró una mayor fama con su protagonismo en "Lost in translation". La castaña ofreció sus aptitudes en "The Hole", se hizo muy popular en su país de origen con "Quiero ser como Beckham" y ya en el mundo entero con "Piratas del caribe". La rubia aprovechó la fama para ganarse unos dólares sin mucho esfuerzo en cintas como "La isla" y la castaña hizo lo mismo en "Love actually" y "El rey Arturo" hasta que quisieron ir un poco más de su bella apariencia y de los límites que habían explorado hasta entonces y en 2005 ambas participaron en dos películas que hizo cambiar la opinión de aquellos que solo las veían como un producto del glamour, etéreo y sin sustancia. La rubia iba a participar en "Match Point" y la castaña en una nueva versión de "Orgullo y prejuicio", ambas rodadas en territorio inglés en los mismos meses. Sus destinos parecían destinados a cruzarse y finalmente lo hicieron.



Empezaba el año 2006 y ambas estaban recogiendo los parabienes de sus últimas interpretaciones cuando una revista dedicada al glamour decidió unirlas en la misma imagen, desnudas, con un famoso diseñador de moda como testigo. La rubia iba a aportar su encanto voluptuoso, digno de las mujeres que la escultura y la pintura representaron durante tantos siglos. La castaña iba a ser la esfinge de la foto, el rostro impenetrable y el físico enjuto, dueña y presa de un encanto tan misterioso como atrayente.


Ambas estaban en la cima de su carrera y por eso no tardaron en llegar las envidias y las críticas. La rubia era un poco basta, tanto en su forma de desenvolverse como en su físico, lejos de los cuerpos perfectamente torneados que tanto ofrecen las revistas y el cine de Hollywood, construidos a base de tratamientos fotográficos y dietas y duro ejercicio. La castaña era más delgada, pero eso también iba en su contra, pues su pecho escaso, sus brazos y su torso vaciado de carnes eran vistos como símbolo de enfermedad, de los excesos a los que llevaba la exigencia de un cuerpo ligero. Una se pasaba y la otra se quedaba corta. La rubia era motivo de burla por lucir celulitis estando en bikini y la castaña recibía mofas por dar ganas de mirar a otro lado y no ver el saco de huesos que parecía en las playas.



Las dos siguieron haciendo películas pero salvo honrosas excepciones ("El truco final" para la rubia, "Expiación" para la castaña) su estrella parecía apagarse un poco, con papeles que no eran tan bien recibidos por la crítica y el público y muchos dejaron de ver a dos actrices con mucho futuro para ver a dos jovencitas que habían escalado muy rápido y que parecían iniciar su cuesta abajo. La rubia empezó a explorar su camino en la música, ayudada por una recia voz nasal que contrastaba con su aspecto rubio y fecundo y la castaña cantó en "The edge of love" la última película que hizo antes de tomarse un año sabático, agobiada por las exigencias de la fama.



Cuando parecía que su sitio estaba encaminado a diluirse, dejando paso a otras chicas más jóvenes, salidas de esa maquinaria que nunca cesa de producir estrellas, ambas volvieron con fuerza. La rubia quiso sentar la cabeza y se había casado tras unos años jóvenes en los que mantuvo relaciones con un gran número de actores de Hollywood, en un matrimonio que duró poco, aunque en lo profesional se encaminó en una aventura en un mundo que prometía dinero y fama a raudales. El mundo de las adaptaciones de tebeos a la gran pantalla le esperaba para hacer un papel, el de Viuda Negra, que pese a la mala fama que puede traer por su nombre le ha reportado una nueva fama, apareciendo en películas multimillonarias como "Iron Man 2", "Los vengadores" y "Capitán América. El soldado de invierno". Y para contentar a los más exigentes en el terreno interpretativo, la rubia no ha dudado en participar en producciones más independientes, que le han valido grandes elogios, por el uso de su voz en "Her" y el de su cuerpo y su actitud en "Don Jon". Entretanto, la castaña ha hecho personajes esforzados, siempre con una gran carga dramática ("Nunca me abandones", "Un método peligroso", "Sólo una noche" o "Anna Karenina") y alguno de cara al gran público ("Jack Ryan: Operación Sombra").




Hace poco ambas han hecho sus pinitos en el teatro, con un premio Tony para la rubia por su papel en "Panorama desde el puente", de Arthur Miller (el que fuera pareja de esa Marilyn Monroe con la que tanto se le ha comparado) y una nominación para la castaña por su rol en otro clásico de las tablas, "El Misántropo" de Moliere. En 2013 la rubia se comprometió con su actual novio y en el momento de escribir estas líneas espera su primer hijo. Por su parte, la castaña se casó en ese mismo 2013, con un hombre al que conoció tras pasar por dos relaciones largas que no prosperaron. De momento, la castaña no espera ningún hijo, pero ha conseguido robarle a la rubia un papel, en la película de próximo estreno "Begin again", donde da vida a una artista de la canción.


A lo largo de estos años, la imagen de ambas mujeres no ha dejado indiferente a los popes del mundo de la moda y sus rostros han sido imagen de campañas de grandes marcas, la rubia aportando la sensualidad de su carnalidad y la castaña el misterio y la sofisticación de su rostro anguloso.



Pero si hay algo en lo que se han diferenciado precisamente ambas mujeres es en la relación con su cuerpo de cara al público. Hace unos años el desnudo las unió en la misma imagen por un mismo instante, pero después de eso la rubia ha sido muy cuidadosa de mostrar más de lo debido mientras que la castaña no ha tenido problema en desnudarse en varias de sus películas, sin provocar el mismo revuelo que ha causado la rubia.




Quizá por eso estos días la rubia ha dado tanto que hablar, cuando se han filtrado fotos de su desnudo integral en uno de sus nuevos estrenos, "Under the skin", una película de corte independiente que ha atraído el interés de todos aquellos que querían ver sin ningún embozo la piel de la mujer rubia. Para gustos se hicieron los colores e imagino que la mujer rubia debió saber a lo que exponía cuando aceptó hacer ese papel, del que de momento nadie se ha parado a hablar. Ha estado durante años expuesta al escrutinio público y supongo que a veces se habrá sentido como una pieza de ganado en un mercado, siendo evaluada por los tratantes en función del atractivo que les inspiren sus carnes.


Esas imágenes han disgustado a unos cuantos, en algunos casos por considerar que la rubia no es para tanto y que tiene un físico de lo más normal y en otros por creer que la dictadura de la imagen ha podido con ella y que ha perdido curvas, acordándose de lo que prometía la chica por lo visto en otras películas o en fotos que le fueron robadas de su teléfono móvil.





Como habrán podido deducir, la rubia es Scarlett Johansson y la castaña es Keira Knightley, dos de las actrices jóvenes más conocidas del momento y que pesar de la lejanía de sus orígenes siempre han tenido diversos paralelismos. Incluso los han tenido respecto a mi opinión sobre ellas, ya que fui uno de los que en un momento dado dudó de su capacidad y hace tiempo que las recuperé en mi estima. Las dos tienen una carrera y una experiencia con no pocas similitudes y unos cuerpos que no podían ser más diferentes, pero que a mí me gustan en ambos casos pues los dos me parecen bellos en tanto en cuanto van con su constitución natural. Scarlett es bajita y curvilínea y me parece bien que sea así, yo soy de los que no quiere verla adelgazar (y en los últimos años la encuentro un poco más delgada de lo que era). Keira por su parte es más alta y mucho más estilizada y siempre ha sido así, más allá de que en algunas épocas haya estado un poco más llena. Scarlett me gusta igual con piel de naranja en su trasero y Keira con su vientre extraplano, porque ellas responden a dos tipos de cuerpos y dos tipos de bellezas que no deberían anularse entre ellas, sino complementarse, como han hecho sus carreras profesionales. Por eso dicen que en la variedad está el gusto.






10 comentarios:

  1. A una la adoro y a otra no la puedo ni ver. Fácil colocar a cada una en su sitio, ¿eh? ;)

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    1. Sí, creo que me hago una ligera idea, jajaja. Yo les tuve un poco de manía a las dos durante un tiempo, cuando Keira hizo “Piratas del Caribe” la vi como otra que venía para hacer pamplinas en cine y no me reconcilié con ella hasta que la vi en “Orgullo y prejuicio” y a Scarlett le cogí algo de tirria más tarde, cuando empezó a encadenar proyectos de poca sustancia y la reconciliación ha sido más reciente, con su papel de Viuda Negra en las pelis de Marvel y sus últimas actuaciones

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    2. A mí Keira no me gustaba al principio. Y ahora ya ves...

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  2. Esta polémica me parece absurda la verdad, los cuerpos son lo que son y punto, no hay más. Y no te tiene que a gustar ni a ti ni a nadie, le tiene que gustar a ella, y más que gustar, aceptarlo. Pero vivimos en una sociedad en la que no aceptamos el paso del tiempo, y cultivamos más nuestro cuerpo que nuestra mente y nuestras emociones.

    Elvira lindo escribió un artículo sobre este tema, y a mi modo de ver, muy acertado te lo dejo aquí; http://elpais.com/m/elpais/2014/04/24/opinion/1398356550_439102.html.

    Besicosss

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    1. Hombre Volboretinha, bienvenida de nuevo a estos lares, cuánto tiempo. Está claro que todos tenemos nuestra constitución, pero a muchos eso les afecta de más y quieren ser lo que no podrán ser, sin darse cuenta de que no hay tener grandes tetas y culo vibrante para ser sexy (aunque tampoco va nada mal, jajaja). He leído el artículo de Elvira Lindo y pone de relieve un concepto que siempre me llama la atención, de cómo muchas veces las mujeres son las peores críticas de sí mismas y hace bueno a ese dicho que asegura que ellas se arreglan más para gustar a otras mujeres que para gustar a los hombres.

      Besicos para ti también

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    2. Yo nunca me fui, aunque no comente, te suelo leer casi siempre...Pues si, somos nosotras mismas las que no nos dejamos ser...

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  3. Keira Knightley para mí es infinitamente mejor actriz que Scarlett Johansson, más simpática y con uno de los rostros más bellos del cine actual. está muy, muy delgada, eso sí.
    Scarlett Johansson me parece una diva y no me cae muy allá, pero que la llamen gorda me parece enfermizo.

    Por cierto, como curiosidad decir que Rachel McAdams iba a salir en esa foto de Vanity Fear, pero cuando se enteró de que tenía que posar desnuda se negó y despidió a su agente.

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    1. Rachel Mc Adams no hace esas cosas, que para eso es la gran dama de las pelis sensiblonas, a poder ser con viajes en el tiempo (que ya hecho 3 o 4 de ese tipo) y creo que podría llegar a algo más, pero ella ha decidido ese tipo de papeles y está malgastando talento. A mí también me parece mejor Keira y me gusta más, aunque tampoco discuto a Scarlett, son dos tipologías atractivas

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    2. No me parece que McAdams malgaste talento por hacer películas de corte romántico.

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    3. Yo creo que sí, porque al fin y al cabo son películas en las que siempre se hace un poco lo mismo y no representan mucho reto. Rachel me parece muy guapa y dulce y creo que podría hacer muchas más cosas, como ha sabido ver McConaughey después de años haciendo comedias románticas. Hay otras clásicas del género como Julia Roberts y Sandra Bullock que han sabido reinventarse y no les ha ido nada mal, cerrando muchas bocas de aquellos que pensaban que no valían para mucho más. McAdams me gusta y creo que puede ofrecernos más matices, espero que podamos vérselos

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