jueves, 19 de septiembre de 2013

Clasificaciones y arquetipos

Mucha gente se pregunta por qué en las radios musicales siempre suenan las mismas canciones, por qué cada pocas horas se repiten los temas. Presiones de discográficas aparte, eso se basa en estudios de mercado que analizan el público concreto al que se dirige cada emisora y así se ponen las canciones que se estima que gustan a ese público. Así, en Los 40 Principales o Europa FM suenan canciones de ahora para un público adolescente, que hasta las canciones de hace 10 ó 15 años se consideran pasadas de rosca. Si oyes M80 o Rock FM oirás temas de décadas pasadas, en Máxima FM oirás música dance y en Kiss FM te econtrarás música de corte triste y melancólico, aunque últimamente han metido también canciones actuales más animadas para no quedar de tristones y curiosamente han perdido audiencia por ello, seguramente por faltar a lo que se espera de ellos. En las televisiones pasa más de lo mismo y por eso sabemos que en Telecinco será complicado encontrar un documental que no sea sensacionalista del mismo modo que en La 2 es poco probable que veamos algún "reality". Cada uno de estos medios está especializado en un tipo de contenidos y por eso esperamos que nos den lo pactado cuando los sintonizamos. Ahora traslademos estas ideas a las personas, a las que también clasificamos por lo aparente y de las que esperamos ciertas cosas.
 
 
 
"Up in the air" es una película que me encanta por varios motivos y esta escena sirve muy bien para ilustrar lo que quiero expresar sobre las clasificaciones de la gente tras un primer vistazo. De pequeño, en el colegio era considerado un empollón (versión española del "nerd" inglés, que friki no se había puesto de moda todavía) por llevar gafas, vestir de forma tradicional y una actitud bastante tímida y timorata. Mis notas nunca fueron muy brillantes salvo en el caso de alguna asignatura, pero yo era un gafotas retraído y poco hábil para los deportes, así que me tocó ser empollón. No era de los guays que iban en chándal y se daban aires y hacían monsergas para diversión de los demás y admiración de algunas. Daba igual que alguno tuviera el cerebro de mosquito, ellos molaban y yo no. A ellos se les veía en el lenguaje corporal que ofrecían audacia, quizás rebeldía y sensación de poder de controlar la situación mientras que yo mostraba miedo, confusión, docilidad y cierta estupidez, así que irracionalmente el otro grupo entraba mejor en las mentes ajenas.
 
 
 
Los años han pasado y mi forma de vestir o mi apariencia no ha cambiado mucho. Sigo con mis gafas, mi corte de pelo clásico (que se despeina los días de viento, no por la moda) y con camisa, jersey y zapatos para vestir. Ya me han hecho bromas sobre si simpatizo con cierto partido que tiene una gaviota en su insignia o si le robo la ropa a mi padre, ya que nunca llevo la moda deportiva-juvenil que usa otra gente de mi edad. Algunos llevan barba, camisas de cuadros y cazadoras y calzado deportivo y solo con eso ya noto que me han pasado por la derecha a ojos de otros. Por decirlo en plata, yo sin abrir la boca tengo pinta de friki, por mi apariencia y mi lenguaje corporal tímido, menos asustadizo ya que en la infancia, pero con ciertos reparos. No soy de los que entran en una habitación comiéndose el mundo y abrazando a las farolas si hace falta, yo soy más de entrar sin hacer ruido y de ponerme en una esquina para no llamar la atención y eso marca. Así como será complicado escuchar a los Rolling Stones en Los 40 Principales, será difícil que con esa apariencia no te acaben metiendo en el grupo de los "empollones". Organizar a la gente por sus pintas siempre ha estado a la orden del día y de ahí surgieron clasificaciones como las tribus urbanas (pijos, modernillos, góticos, skeaters, heavys o chandaleros/poligoneros), por las características que se les suponen por el uniforme que llevan.
 
 
 
Lo curioso es que siempre me ha pasado de coger manía irracional a los que veo iguales que yo (además en hombres, no en mujeres), quizá por recordarme lo menos atrayente o lo que menos me gusta de mí, quizá por las connotaciones negativas de su lenguaje corporal que estoy comentando, quizá por la parte de mí que se rebela contra eso, quizá por aquello de que los polos iguales se repelen, es algo que aún trato de entender. Pero siento que debo profundizar antes de sacar conclusiones, tratar de ver cómo son en realidad y si corresponden con los estereotipos. Porque hay mujeres bellas y atractivas que en cuanto abren la boca provocan que su encanto se vaya por el desagüe y otras menos guapas que se convierten en chicas tremendamente sexys cuando se las conoce. Porque una cosa es lo que transmitimos con nuestra apariencia y otra lo que hay en realidad, que a veces te da sorpresas. Si varias veces me han tomado por friki, muchas otras me han confesado después de un tiempo que no esperaban que fuera como soy, para bien. Ya desde aquellos años del colegio en los que me sentaban con los peores alumnos por verme callado, pensando que así no tendrían con quien dar la tabarra y que aquellos gamberretes acabaran dándome la mano al ver que de tonto no tenía un pelo. O cuando ya en la universidad hice amistad con gente que no usó camisa y zapatos en todo el tiempo que les ví, porque todos fuimos más allá de las apariencias y vimos las conexiones que teníamos en determinados intereses y formas de ver la vida. Uno tiene su faceta friki, no lo niego, pero me gusta mezclar cosas de varias tribus, no quedarme en el arquetipo.
 
 
 
Por eso me gusta la blogosfera, porque puedes conocer a la gente sin los prejuicios que comporta ver primero su aspecto exterior, aquí se empieza desde dentro. Aún así me sigue dando algo de pena cuando me comentan lo de la sorpresa al conocerme o cuando noto que alguien me califica erróneamente a primera vista. Pena por partir con desventaja respecto a otros que ya tienen ganada la confianza desde el primer momento, aunque lo merezcan menos. Aunque sé que también a las mujeres les sucede algo similar y que una tía despampanante siempre suscita más atenciones que una de aspecto normal, eso es algo universal. Hace tiempo que dejé atrás la adolescencia y no me planteo cambiar de apariencia, me gusta vestir de la manera en que lo hago y cambiar de estilo sería como disfrazarme, un estado en el que no aguantaría mucho. Alguna vez me sacará de quicio verme en las fotos, porque a veces puedo ser muy crítico con la imagen que veo en el espejo, pero esto es lo que soy.
 
 

14 comentarios:

  1. Bueno yo tuve una infancia/adolescencia más o menos parecida. En suiza era curioso porque los que tenían notas brillantes eran los más populares...qué contradicción! Yo era de las del montón... Llego aquí y es el mundo al revés! Fui catalogada de empollona por saber poner tildes y porque prefería leer a salir con las estúpidas falsas de mis compañeras.
    En cuanto a mi modo de vestir...de aquella era un puñetero espantapájaros con ropa como dos o 3 tallas más de lo necesario.
    Hoy soy un camaleón, lo mismo voy de pija insustancial como de tradicional, con blusa y zapatito. Pasando por el look deportista total jaja.
    Me costaba lo mío esto de la ropa, mi madre me obligó a ponerme pantalones de campana cuando estaban de moda y me acabaron gustando. Con esto te quiero decir que deberías aunque solo sea probarte ropa distinta, no te hablo ni de comprar. A veces lo hago, probarme cosas que jamás me pondría, sobre todo taconazos de aguja jaja, o vestidos muy fashion de la muerte, solo para ver cómo me quedan. Puede ser divertido o incluso te puede ayudar a verte como realmente quieres verte, dices que sería como ir disfrazado...pues aprovecha en carnavales! Es que me parece que en el fondo te gustaría mostrar otra imagen más desenfadada de ti para parecer más accesible, es una mierda que seamos tan prejuiciosos pero es algo que no va a cambiar, así que...por qué no intentar cambiarlo pero de otra forma? Solo es una sugerencia, es que me da que te ocurre como me ocurría a mi, era cabezona pero luego me gustaba lo nuevo...

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    1. Sí, supongo que hay una parte de mí que quiere salirse de lo que mi apariencia puede transmitir, una parte que se niega a ser considerada friki y que por ello me hace coger manía irracional si veo frikismo en otros hombres que me recuerdan a mí. Pero lo de cambiar al mismo tiempo me causa resistencia, es una de mis muchas contradicciones, aunque no lo descarto, que no sería la primera vez que digo "jamás haré esto" y pasado el tiempo acabo haciéndolo.

      Y lo de España y Suiza me hace gracia, es una demostración de las idiosincrasias de ambos países, que aquí si estudias estás haciendo quedar de tontos a los demás y eso te acarrea consecuencias y allí lo que se critica es el conformismo con la mediocridad, curioso

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  2. La blogosfera es lo que tiene, que al quitar el envoltorio de la persona, nos queda la esencia! Aunque según sea nuestra esencia, también acabaremos formando parte de un grupo de gente, con la que compartirmos gustos e intereses, y se esperará ciertas cosas de nosotros y nuestros blogs.

    Y en cuanto a la apariencia, cada uno debe vestir y tener el aspecto con el que se sienta más cómodo. De nada sirve ir a la moda, aunque no vaya con nosotros, porque lo único que conseguiremos es ser artificiales.

    Saludos

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    1. Lo bueno de la blogosfera es que si el autor del blog es honesto sabes lo que puedes esperar de ese sitio, aunque al principio también puedan surgir prejuicios por la apariencia de la página o según de qué vaya el primer tema que veamos. Lo de los grupos es inevitable, porque el ser humano se ha agrupado desde que se creó y siempre nos acabamos arrimando a los que consideramos más afines, es algo universal.

      Yo sin ir a la moda he conseguido no desentonar nunca demasiado, que no hay cosa más fácil que no ir a la moda para estar siempre en ella, porque las modas van y vienen y pueden ser extravagantes. Ahora se lleva lo de ponerse gafas de pasta dura aunque no se tengan dioptrías cuando antes te podías llevar unas cuantas burlas y algunas collejas de llevar unas gafas así. Eso sí que son fenómenos paranormales

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  3. A mi también me gusta la blogosfera por eso, aunque es verdad que yo puse una foto mía desde el principio.

    Lo de las formas de vestir, las apariencias y todo eso... no sé, creo que a las personas se les juzga a veces más por el comportamiento y la actitud que muestran de primeras que por la forma de vestir. Quiero decir, por ejemplo, que en clase yo iba con un chico que vestía igual que tu pero no era nada tímido, al contrario, era un fiestero y aun así sacaba dieces en todo (está claro que una cosa no va reñida con la otra). Lo único que pienso es que eso de que tú "no molabas" es una tontería, ya que cada persona es un mundo y quizás había gente para la que sí "molabas". Es como con todos. La persona más maja, simpática y bien vestida puede caernos mal porque sí. Misterios de la humanidad... jaja

    Besos

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    1. En mi clase había gente que no tenía pinta de empollona y sacaba mejores notas que yo siempre, aunque en muchos casos más por meter horas de estudio que por afán de saber más, que a muchos de ellos les veías unas lagunas tremendas en cultura general.

      Hombre, eso está claro, aunque no gustemos a la mayoría podemos tener nuestros fans entre los seguidores de un ámbito más independiente, como si fuéramos películas, jajaja.

      Besos para ti también

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  4. Pues oye, tienes mucha razón. A veces me entretengo en mirar los perfiles de los "guays" de mi adolescencia, y es que alucino. No cambiaría por nada.

    Saludos.

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    1. Muchos de los que entonces molaban ahora ya tienen algo menos por lo que molar, que a veces se cumple aquello de que el tiempo pone a cada uno en su sitio.

      Yo cuando miro esas fotos me doy cuenta de la moda juvenil aquella de los 90 de llevar camisetas blancas estilo las que daba de propaganda Pryca (cuando todavía no era Carrefour) metidas por dentro del vaquero (que se llevaba mucho más alto en la cintura que ahora) y camisa sin abotonar y eso era lo más guay para salir de fiesta, que se iba como los protagonistas de "Sensación de vivir", los ídolos de las chicas de mi generación hasta que llegaron los Backstreet Boys.

      Saludos

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  5. Ainss Que crueles podemos ser en la adolescencia!! Yo, pasé por algo parecido, pero el problema es que me pilló en una época mala y intenté ser algo que no era. Por suerte, me quitaron de aquel Cole de monjas, y en el Instituto, tras un año de transición y de locura, logré encontrar el equilibrio y ser más yo misma. Aun así los arquetipos siguen persiguiéndome, para mis amigos/as que van mas a la "moda", soy la hierbas, la hippie o la perroflauta...y para algunos/as otros/as que tienen un estilo más hippie, soy una "moderna"...y alguna vez me han llamado hasta pija...Yo pico de allí y de allá, lo que no quiero es ser esclava de una etiqueta!! Ole y ole por salir del ordenador!!!!

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    1. Al final creo que todos somos un poco lo que los demás van viendo de nosotros en sus diferentes versiones y es curioso como podemos llegar a actuar, incluso de forma inconsciente, del modo en que cada uno espera que lo hagamos.

      Me parece positivo llegar a ser visto de diversas maneras, que puede darte visiones de ti mismo en las que no habías caído. Y si te sales de todas las etiquetas, siendo un poco de todas, pero del todo en ninguna, mejor que mejor

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  6. Curiosas reflexiones. Supongo que no podemos evitar clasificar a la gente por su apariencia, siempre estamos juzgando nuestro alrededor y eso no tiene por qué ser malo. Lo que es malo es quedarse con esos prejuicios y no quererlos quitártelos porqué son cómodos y etiquetan fácilmente a la gente ( Como en el video que has puesto. Que por cierto, tengo esta peli en pendientes!)

    En la adolescencia es horrible esto de que haya los que molan y los que no. Por suerte es una tontería que se va quitando con la edad. ( vaya, en mi carrera al menos, esto de los populares ya nadie lo tiene en cuenta.) A mí también me gusta la blogsfera por lo que has comentado. No hay barreras de edad, apariencia, comunicación verbal ( difícil para los tímidos..) Así que solo nos quedan los contenidos!

    Un beso muy grande!

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    1. "Up in the air" es una de esas pelis que me llevaría a una isla desierta, que me encanta verla aunque siempre que lo hago me deja tristón por los temas que plantea, pero aún así la recomiendo. Esa escena muestra que todos caemos en prejuicios, yo también acabo cayendo en ellos pese a que no me guste que lo hagan conmigo, pero hay que tratar de salir de ahí e ir más allá.

      El colegio o instituto no deja de ser una metáfora de lo que te vas a encontrar después en la vida adulta, con la gente que mola y lleva la batuta y los que obedecen y se pliegan porque no les queda otra. Luego los papeles cambian, pero los comportamientos se repiten, algunos son tan descarnados como en la adolescencia, pero se retraen más de decir lo que piensan "por educación".

      Un beso muy grande para ti también

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  7. Las modas son así, y mueven a las masas como a borregos. La gente es muy influenciable y discrimina al resto porque no escuchen la misma música, lleven la misma ropa o miren las mismas series.
    Es muy crudo tener que verlo así, pero es la verdad. Da gusto encontrar a gente que tiene una opinión distinta.
    Te sigo.

    Un besín!

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    1. A mí las modas siempre consiguen ponerme a la defensiva, la parte rebelde que hay en mí me pone en contra automáticamente por el hecho de tener que seguirlas porque es lo que toca. Ahora por ejemplo me pasa con las nuevas tecnologías, que suelo ir siempre un paso por detrás en parte por gusto, por no hacer lo mismo que todos al mismo tiempo. Es como lo de los "prime time" en televisión, de ver todos el mismo programa a la misma hora, que es algo a lo que siempre me he negado y que me ha costado verme fuera en muchas conversaciones sobre lo que dieron anoche en la tele, jajaja.

      Gracias por pasarte por aquí, otro besín para ti

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