miércoles, 24 de julio de 2013

Ser un búho

Si alguna vez me preguntaran cuál es el animal con el que más podría sentirme identificado o en el que me gustaría reencarnarme, creo que diría un búho, aunque sólo fuera por los hábitos de sueño. Los que me conocen un poco saben que me gusta trasnochar, que es más fácil encontrarme en funcionamiento a las 12 de la noche que a las 12 de la mañana. En mi casa mi madre suele recordar que eso es algo que ya hacía desde recién nacido, cuando me pasaba el día adormilado y por la noche estaba despejado, con los ojos abiertos como platos. Y recuerdo también como de pequeño odiaba acostarme a las 11 de la noche porque quería quedarme viendo la tele como hacían los mayores. Fue en la adolescencia donde mi vena trasnochadora empezó a consolidarse, cuando me hice con una radio y empecé a escuchar los programas deportivos de medianoche, hasta entonces vetados para mí y la hora de acostarse pasó a ser la 1 de la madrugada aunque a la mañana siguiente tuviera que madrugar para ir al colegio.
 
 
 
El año en que cursé COU (ahora 2º de Bachillerato) me aficioné mucho a un programa de humor que echaban en Onda Cero que se llamaba "Ya te digo" y que presentaba Alfonso Arús, que me caía simpático desde los tiempos en que le veía en la televisión en programas como "Vídeos de primera", "El chou" o "Al ataque" (programas que nunca veía terminar y que siempre dejaba de ver en alguna pausa publicitaria porque me hacían ir a la cama). Aquel "Ya te digo" comenzaba a las 12 de la noche y terminaba a la 1.30 de la madrugada y me divertía tanto todo lo que hacían, con parodias de personajes famosos y sketches de humor bizarro que me lo escuchaba entero y al día siguiente debía levantarme a las 8 de la mañana. Esa fue la época en la que descubrí el poder reparador de las siestas por la tarde, cuando llegaba baldado del colegio después de varias horas y de que la noche anterior se me hiciera tarde. Ese fue el inicio de una espiral que hoy sigue, corregida y aumentada.
 
 
 
El primer año de carrera fui por la mañana y acostumbrado a acostarme tarde, los madrugones se me hacían insoportables (además de por la baja calidad de algunas clases) y ese curso lo pasé mal. Curiosamente, COU y el primer año de universidad fueron mis peores años a nivel académico, donde el sueño arrastrado no era el mejor consejero para hacer los deberes. Fue a partir del segundo curso, cuando empecé a ir por la tarde, cuando todo cambió, cuando empecé a acostarme aún más tarde, como a las 3 o 4 de la mañana y a levantarme cerca del mediodía. Mi rendimiento en notas mejoró y yo mismo empecé a sentirme mejor, más despierto, más espabilado y más productivo y durante años mantuve esa rutina.
 
Cuando empecé a trabajar me tocó volver a madrugar, a levantarme a las 9 de la mañana y a acostarme pronto y así estuve cuatro años, más mal que bien, con el agobio de que se acercaba la medianoche y me quedaba poco para irme a dormir para estar en condiciones al día siguiente. No era lo ideal para mí y eso se demostraba en que los fines de semana y festivos, cuando ya no tenía la obligación de levantarme pronto volvía a mis hábitos de trasnochar. Y ahora me encuentro en un trabajo nocturno, en el que entro a las 9 de la noche y salgo a primeras horas de la mañana, un trabajo que se ha amoldado a esos hábitos nocturnos. En los últimos días he visto en Internet algunos artículos sobre hábitos de levantarse y acostarse de la gente y de cómo los hay más propensos a trasnochar sin que eso sea nada malo.
 
 
 
 
 
 
Me han dicho varias veces que cómo aguanto los horarios que llevo y yo siempre digo que bien. Que llego a mi casa, cierro la persiana y me acuesto y duermo las horas de seguido, como si fuera de noche, no me supone mayor problema. Veo a compañeros míos de horario que tratan de normalizarse los horarios en los fines de semana y que lo pasan mal, porque su cuerpo está cambiando constantemente los biorritmos y siempre están cansados, mientras que yo llevo el horario regularmente y me encuentro bien, con la mente despejada. Me dicen que es un horario que quita vida social, porque hace que me mueva al revés de la mayoría, pero yo veo a los que trabajan de día y que cuando acaban la jornada están cansados, se van a su casa y no hacen nada hasta el fin de semana, lo mismo que hago yo.
 
 
 
El problema es a veces hacer entender que ni siendo tu día libre puedes ir a ningún lado a las 12 de la mañana, porque para mi cuerpo eso es como pedir a alguien con horario diurno que vaya a un sitio a las 4 de la madrugada, todo un palizón y una manera de no estar a gusto. Es en ese sentido donde he tenido los mayores problemas, en no estar disponible por las mañanas, cuando muchos se mueven y sí estarlo por las noches, cuando muchos duermen. Compaginar los horarios con el resto del mundo (o apenas no ver la luz del día en invierno) es la mayor traba que tenemos los que somos búhos. Se dice que los búhos podemos tener algunas ventajas en rendimiento mental y que podemos ser más creativos, emocionales y discrepar más de las pautas sociales. Pero lo cierto es que nuestros horarios puedan sonar extraños o que nos llamen vagos por no saber madrugar (yo no creo que nadie sea vago por no poder quedarse despierto hasta las 4 de la mañana, aunque eso ya va con la capacidad de comprensión de cada uno). Los hay que necesitan levantarse pronto para estar bien y los hay que necesitamos hacerlo más tarde para conseguir el mismo efecto.
 
 

 

7 comentarios:

  1. jajaja Y esto lo publicas a las 6:22am...si madrugas más que nadie! Jajaja! Pues a ver si vas a tener razón y la noche nos hace más creativos. Recuerdo que escribía más de noche, que era más ingeniosa antes que ahora. Antes cuando estaba al paro me podía estar hasta las tantas en el ordenador o leyendo o escribiendo paridas. También traté de amoldarme a la vida de un búho sólo los fines de semana...y no pude. Es que me daba igual haberme dormido a las 9:30 am que a las 13h ya estaba danzando y sin dejar dormir al búho, no sé por qué aguantaba eso...cuando no me dejan dormir me encabrono mucho y soy capaz de decir cosas muy feas, de ahí que odie a Superman...en su última película no me dejó dormir a gusto.
    Yo de ser un bicho sería un koala, de apariencia tierna y amorosa, pero luego me gasto una mala leche que doy miedo...bueno voy controlando mis arrebatos, la edad y el sacrificio tienen que dar sus frutos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, según se mire soy todo un madrugador. Dicen que a todos los horarios nos podemos habituar por la costumbre y yo durante años he sido más diurno, pero de volverme a nocturno cuando podía, está claro que hay horarios a los que estamos más predispuestos de forma natural.

      La última película de Superman si que da lugar al aburrimiento y al sopor por tanto ruido innecesario, un ruido que tampoco deja dormir. Yo también me pongo de mala leche cuando me despiertan, de cabrearme bastante con quien lo ha hecho aunque sea mi adorada Anne Hathaway, que viene a proponerme sexo. Por eso dejo siempre el teléfono en silencio y lejos de la cama para no oír vibraciones, que cuando me pongo a dormir le pido al mundo que me deje unas horas en paz, jajaja

      Eliminar
  2. Yo estuve 4 meses trabajando en Carrefour, levantándome a las 5 de la mañana y acostándome a las 9 de la noche. Salía del trabajo a las 12 de la mañana y tenía todo el resto del día para mí, pero nunca me llegué a acostumbrar, me pasaba el resto del día amodorrada.

    Luego ya cogí el horario de la droguería y hasta los domingos me levantaba a las 9 o 9 y media como muy tarde, acostándome a la 1 o poco antes (horario que más o menos sigo llevando).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uf, yo el horario que peor llevaría sería ese de levantarme a las 5 de la mañana, eso si que me mataría, creo que me veo incapaz de acostarme a las 8 o 9 de la noche, que por cansado que estuviera me pondría nervioso que fuera tan pronto. Y además en este país, donde hay una gran animación a esas horas y donde en primavera y verano ni siquiera es de noche, de pensarlo me entran escalofríos. La verdad es que les doy un gran mérito a los que llevan ese tipo de horarios, yo lo pasaría muy mal

      Eliminar
  3. Tú entonces tienes el horario que se dice de alondra, el de los que se levantan más o menos pronto de forma natural y que cuando la luz del Sol empieza a brillar necesitan activarse. Curiosamente, el síndrome de recién levantado también lo tengo, que hasta que no han pasado un par de horas no me he activado del todo, aunque ya sean las 7 de la tarde.

    Yo nunca he sido muy de pensar con que animal me identifico más, pero aunque solo sea por los horarios, sin duda el mío es el búho

    ResponderEliminar
  4. A mi también me gusta trasnochar, pero sobre todo me gusta dormir muuucho. También dicen que dormir mucho quita vida social, hace perder tiempo, yo creo que NO, definitivamente. Cada uno que lleve el ritmo que quiera, oye... a menos que sea malo para la salud. Había leído por ahí que dormir de día y estar despierto de noche era malo, pero no lo sé con certeza. Tú que te habrás informado lo sabrás mejor.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de los horarios puede ser un problema en función de los hábitos y la permisividad de los demás, porque el mundo está montado para vivir de día y especialmente entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche, así que durmiendo entre esas horas te estás perdiendo cosas que luego no se te van a dar. Es el clásico rollo de "haz esto o te cortamos el grifo", así que a aguantarse.

      Yo he oído también eso de que es malo y no sé qué pensar, porque llevo un montón de tiempo durmiendo a horas tardías y no soy de aquellos que caigan enfermos cada dos por tres ni nada por el estilo. Supongo que la clave está en mantener una regularidad en los horarios y en respetar las horas necesarias de descanso, que ahí es donde vienen los problemas

      Eliminar