Uno de los primeros días de junio de 2010 andaba yo en la ciudad en la que hice la carrera universitaria para asistir a una celebración con gente conocida de aquellos años y me encontraba en una habitación de hotel, con ese vacío que nos invade siempre en ese tipo de sitios tan fríos e impersonales, en los que somo visitantes de paso, por detrás de otros que han pasado por ahí y por delante de otros que están por venir, en una cadena que solo se detiene cuando el hotel cierra sus puertas. La televisión suele ser uno de los antídotos que se emplean para salir de esa impersonalidad hotelera y para sentirte conectado con el mundo exterior, así que lo encendí mientras hacía tiempo para acudir a la celebración. Y allí me encontré con una chica de la que había oído hablar varias veces pero a la que nunca había visto en vivo.
Ahí estaba Miley Cyrus, hija de Billy Ray Cyrus, autor de "Achy breaky heart" una canción que se hizo popular años después en estos lares por la versión en español que hizo aquel Coyote Dax que cantaba "no rompas más mi pobre corazón, estás pegando justo, entiéndelo" antes de desaparecer en el olvido tan rápido como apareció. Miley Cyrus no era todavía popular con su verdadero nombre, pues todo el mundo la llamaba Hannah Montana por su protagonismo en la exitosa serie de Disney Channel, que la había convertido en ídolo de niñas y preadolescentes. Pero héte aquí que Miley no debía estar muy contenta con su imagen de niña amantísima y las hormonas de su propia adolescencia le llevaban a rebelarse contra todo aquello. En ese día de junio de 2010 compareció en el Festival Rock in Rio celebrado a las afueras de Madrid para dar un concierto al que asistieron un gran número de niñas y prepúberes que adoraban a Hannah Montana, acompañadas a buen seguro por unos padres que creían que iban a aguantar una melindrosa actuación que pondría a prueba su paciencia. Y lo que todos se encontraron fue a una Miley vestida con una especie de bañador negro que dejaba claro que la chica tenía pecho, culo y piernas, la niña amantísima había pasado a la etapa de adolescente que empieza a ser consciente de su cuerpo y no tiene reparos en mostrarlo. Hubiera pagado por ver las reacciones de esas niñas que iban a ver a Hannah Montana y se encontraban con su hermana mayor y a esos padres con la boca abierta, por fascinación ante el cuerpo de Miley y por indignación por hacer partícipes a sus niñas amantísimas de algo que aún no estaban preparadas para comprender.
Ese fue el punto de partida de muchas otras apariciones de Miley en las que ha seguido explorando esa vena provocadora, haciendo su vestuario cada vez más corto, al igual que su pelo y dando que hablar por unas actuaciones que han hecho que los más puritanos pongan el grito en el cielo y los que lo vemos con un poco más de distancia casi hasta soltemos una risa comprensiva de quien ve a alguien más pequeño haciendo las tonterías previas a la maduración. Porque para mí, lo que hace Miley no son más que pequeñas tonterías que no deberían tener más importancia que esa, provocaciones propias del mundo pop que ya nos suenan a "deja vu" a los que ya vimos en su momento a Madonna hacer cosas aún más sonadas. Y no digo nada si lo comparamos con lo que han hecho muchos rockeros, que cualquier cosa que haga Miley no deja de ser una chiquillada, una muestra de que en la música, especialmente si es pop (algo que Madonna entendió muy bien, por eso es "la reina"), para que hablen de ti tienes que ser un poco bufón, dar algo más porque en el apartado musical hay 300 que son como tú o mejores. Y Miley tiene buena voz, creo que puede hacer algo interesante, aunque para eso tendremos que esperar, a que entre en su "etapa madura" (todos acaban pasando por ahí tarde o temprano).
El caso es que las piruetas de baile de Miley Cyrus y las reacciones llamándola de todo menos bonita, me han hecho pensar en todos aquellos bailes que han estado caracterizados por la polémica en algún momento, por su naturaleza provocativa. Porque el baile implica movimiento del cuerpo y eso siempre asusta a los guardianes de las buenas costumbres y la rigidez. Por ejemplo, un baile que hoy parece tan inocente como es el vals fue considerado inmoral cuando salió a la luz. Fue el primer baile en el que se vio a una pareja abrazada y el 18 de marzo de 1875 el imperio austriaco promulgó un edicto que prohibía bailar el vals en Viena. La explicación que se dio fue que se quería contener la locura por un baile que hacía furor en la corte vienesa y que generaba todo tipo de rivalidades y altercados. A pesar de todo, el baile siguió bailándose en la clandestinidad y acabó por ser aceptado y a día de hoy lo que era polémico nos parece el colmo de lo elegante.
Casi por aquellos mismos años, en Francia había otro
baile que traía por la calle de la amargura a los defensores de la moral, el
cancán. Se
bailó por primera vez en 1822, en los suburbios de París y fue calificado de
indecente e inmoral. Tacones altos, cueros, blusas con volados y enaguas
rizadas eran utilizados por bailarinas que mostraban las piernas,
una obscenidad para la época. Se decía que tenía mucho más de furor
sensual que de danza y hoy es un atractivo turístico de la capital francesa. El cancán cristaliza la
imagen de una sociedad parisina frívola y canalla, la cual es descrita en
algunos cuadros de Toulouse-Lautrec. Las mujeres muestran su ropa interior,
levantando sus encajes: la provocación mezclada con complicidad hace furor. Las
medias negras y las ligas toman apodos muy gráficos y con gran connotación
sexual. El cancán simboliza allí un primer panorama de liberación sexual y
emancipación de la mujer, que es ahora quien seduce.
Al otro lado del Atlántico, el siglo XIX fue también un momento en
el que hubo otro baile polémico que empezaba a bailar todo el mundo y que no
dejaba indiferente a nadie, se trataba del tango. Surge
alrededor de 1870 en los suburbios de Argentina, fue prohibido por la iglesia y
la policía bajo el argumento de que incitaba a la lujuria. A principios del
siglo XX se popularizó gracias a la aceptación de la alta sociedad. El escritor
Ernesto Sábato planteó con ironía que el tango era lo único importante que los
argentinos habían realizado en toda su existencia. El
tango revolucionó el baile popular introduciendo una danza sensual con pareja
abrazada que propone una profunda relación emocional de cada persona con su
propio cuerpo y de los cuerpos de los bailarines entre sí. Alguno llegó a decir
que el tango es un pensamiento que se baila.
Si
hay un baile que se caracteriza por haber agitado conciencias es el baile del
vientre, nacido hace siglos en Oriente Medio. Se caracteriza por sus
movimientos suaves y fluidos, disociando y coordinando a la vez las diferentes
partes del cuerpo. La atención se centra principalmente en la cadera y el
vientre, alternando movimientos rápidos y lentos y se enfatiza en los músculos
abdominales, con movimientos de pecho y hombros, así como con brazos
serpenteantes. Los movimientos ondulatorios, rotativos, que por lo general son
lentos simbolizan la tristeza; en cambio con los movimientos rápidos, golpes y
vibraciones la bailarina expresa alegría. Todos los movimientos de esta danza
se relacionan con la naturaleza, por ejemplo, las plantas de los pies se apoyan
bien sobre el suelo, lo cual simboliza la tierra, o también cuando la bailarina
extiende sus brazos siempre forman una semi U y nunca están caídos, esto
simboliza a las aves. Una interpretación elevada para un baile al que no se le
puede negar su carga erótica.
La
danza del vientre da que hablar por los movimientos de cadera y también dio que
hablar en el caso de Elvis Presley. El "Rey del Rock" causó no pocos
desmayos entre la audiencia y no pocas acusaciones de vulgaridad en la pacata
sociedad de los años 50 por su movimiento de caderas, que le hicieron
ganarse el sobrenombre de "Elvis La Pelvis".
Por aquellos años también apareció el twist,
que fue el primer estilo internacional de baile basado en el rock and
roll, donde las parejas no se tocaban mientras bailaban. Este baile lo
popularizó Chubby Checker en 1960 con su versión del tema de The Twist
compuesto por Hank Ballard en 1959. La versión de Checker llegó al número uno
de los ránkings en los Estados Unidos, y se convirtió en el poseedor de un
récord al ser el primer sencillo en alcanzar el primer lugar dos veces en años
diferentes. La primera vez en 1960 y luego en 1962.
A España el Twist llegó en 1962, y fue
entonces cuando grupos y solistas comenzaron a versionar y crear nuevos twist,
entre ellos un principiante Miguel Ríos, por entonces llamado Mike Rios y que
tenía el sobrenombre de "rey del twist". El madrileño Circo price se
hizo famoso por sus sesiones matinales de twist los domingos, a las que acudían
hordas de jóvenes deseosos de romper con los pasodobles que bailaban sus
padres. Tal fue su impacto mediático que inquietó al régimen y
a principios de 1964, las matinales fueron prohibidas por la Dirección
General de Seguridad, sin margen para recursos. Imagino que para las
autoridades franquistas eso era una de las muchas porquerías que venían
del extranjero para contaminar a los españoles de bien, como los bikinis o los
desnudos en las películas.
Ya más recientes son otros fenómenos venidos
directamente de Sudamérica, como la lambada. El término proviene de una palabra portuguesa
usada en Brasil que describe el movimiento de un látigo. Este movimiento
ondulatorio y suelto es imitado por los cuerpos de los bailarines y la lambada
adquirió fama mundial tras el éxito del grupo musical Kaoma titulado
"Chorando se foi", en 1989. Se decía que incitaba a los jóvenes brasileños a tener
relaciones sexuales, debido a sus movimientos: Se intercalaban las piernas de
los bailarines mientras mecían las caderas y simulaban caricias. Recuerdo estar
oyendo esta canción en cualquier celebración de mis años de chavalín, hasta
tengo el recuerdo de muñecos que se vendían en tiendas chinas y que bailaban la
lambada.
También de Sudamérica llegó el "perreo", que tiene ese nombre por
imitación de los movimientos del coito en la postura del perro y que para
muchos es practicar sexo con la ropa puesta. El perreo se originó probablemente
a finales de la década de 1990 en la República Dominicana, pero se extendió
rápidamente a otros países cercanos como Puerto Rico, Cuba, Colombia, Venezuela
abarcando así, actualmente, casi la mayoría de los países de habla hispana,
incluyendo a España, a través de la emigración de aquellos países que hemos
tenido en los últimos años. El objetivo del baile es realizar representaciones
provocativas del acto sexual contra las costumbres aceptadas por la sociedad
y la actitud de los participantes es de bailar como si estuvieran tratando
de seducir a la pareja en medio de la pista con movimientos lascivos y
sensuales.
Este baile se puede ver en muchas canciones del llamado "reggaeton", supuestamente provocativas y que a
mí me dan risa por lo primario de sus letras y actitudes, contaminadas de la
estética rapera yanqui y que siempre hablan de hombres que se las dan de machos
y mujeres sumisas.
Y ese perreo ha derivado en otro baile que
ahora mismo está de moda (a saber por cuanto tiempo) y que se llama
"twerk". Al parecer hace años que las bandas de hip hop lo pusieron de moda en sus
batallas de baile callejeras, en las que cuanto más sexy te mueves, más
posibilidades tienes de ganar. La técnica es sencilla y muy parecida al perreo:
mover el culo y las caderas como si no hubiera mañana.
Ahora este baile está siendo practicado por algunos artistas
pop, como la propia Miley Cyrus o Rihanna, que ha llegado a rodar un videoclip con
el "twerk" como protagonista.
Esa manera de moverse ya ha sido ampliamente criticada por
colectivos de ambos sexos que aseguran que supone una degradación para la
mujer, reducida a un culo vibrante para deleite de los machos. Los que lo
practican lo ven sin embargo como un acto de empoderamiento, de saber manejar
el propio atractivo y de seducir a quien quieran, como en la danza del vientre.
Posiciones encontradas que quizá tienen en ambos casos su parte de razón y que
vienen a poner de manifiesto que mover el cuerpo sigue siendo un tema
problemático por las connotaciones que pueden adquirir, casi siempre sexuales,
no en vano se dice que quien baila bien también es hábil en la
práctica sexual, por saber controlar con tanta destreza sus movimientos.
Sea como fuere, el baile ha existido desde el principio de los
tiempos, ya fuera como ritual o como diversión y seguirá haciéndolo, pues no
deja de ser una expresión humana que va más allá de razas y credos. Y que
seguirá provocando a los defensores de la rigidez moral, que son producto de su
rigidez existencial. Por cierto, aquel día de junio que tenía celebración acabé bailando, como hago cada vez que oigo música que me gusta, liberando mi cuerpo para que exprese lo que la música me hace sentir. Que no se diga que los hombres no bailamos.
Te ha quedado una entrada muy completa e interesante.
ResponderEliminarLeí en una entrevista que le hicieron a Elvis que la primera vez que salió a un escenario con mucha gente se asustó al oír a las chicas gritar. Pensaba que había un incendio o algo así, pero luego entendió que chillaban por su manera de bailar.
Recuerdo ese concierto de Miley, en su día escribí una entrada en mi primer blog sobre el tema, porque a la chica le decían que estaba gorda. No podía imaginar que en pocos años derivaría en lo que se ha convertido ahora, aunque realmente era de esperar.
Recuerdo también a Montserrat Domínguez quejarse pocos días después, porque había ido al concierto con sus hijas y la colega no sólo apareció vestida así, lo peor es que no cantó ni una puta canción de la serie.
La evolución de Miley Cyrus se veía venir, tampoco es el primer caso, a Lindsay Lohan le pasó algo similar. Son chicas que han crecido con la etiqueta de niñas Disney y cuando llegan a los 18 quieren romper con esa imagen y se pasan al otro extremo. Se creen que lo saben todo y como son ricas y famosas se rodean de gente que les ríe las gracias, pasando de los que les aconsenjan que levanten el pie del acelerador. Una pena.
El fenómeno fan ya viene de antiguo, van pasando las generaciones pero la esencia de las fans gritonas se mantiene y es que la época adolescente, con tanta hormona suelta, facilita esas expansiones. Yo siempre pregunto a las chicas si en su momento hicieron eso de ir a gritar a un cantante o actor famoso y por qué esa necesidad, es un hecho que me llama la atención y me interesa saber el motivo.
EliminarDe momento Cyrus no ha llegado a los extremos de Lohan, veremos a ver. Imagino que en su caso esa etapa de tantos cambios siendo famosas les pasa factura para mal, porque todas las tonterías que hacen están ampliamente ilustradas, no tienen el anonimato del resto de la gente. Y es extraño cómo perdonamos fácilmente el ver a un amigo haciendo el idiota cuando está borracho y lo criticamos si es alguien famoso, olvidando que son como nosotros, que aunque sean famosos hacen las mismas tonterías
Yo no sé qué pensar sobre el fenómeno. Creo sinceramente que nos olvidamos (y ellos también) de que son cantantes y de que la protagonista es la música, y eso para mi es lo más triste...
ResponderEliminarBesos
Ese es el tema, que como al final hay 300 que hacen la misma música necesitan hacer algo para distinguirse de los demás y de paso dar que hablar por encima de otros que quizá tengan más talento pero que se venden peor. Eso tan manido de crear una imagen de marca de uno mismo, que hoy se propone incluso a los que no somos famosos, para obtener mejores trabajos (o uno al menos, dadas las circunstancias). Triste esa prevalencia del marketing, tienes razón.
EliminarBesos