jueves, 9 de enero de 2014

El factor "Grey"

Hasta hace no mucho la palabra "grey" en español solamente se usaba con fines cultos, para designar al grupo de creyentes de alguna religión, a los feligreses que eran la "grey" de los sacerdotes, sus pastores. Y es que la primera acepción de "grey" que se encuentra en un diccionario español es la de rebaño. En inglés "grey" es el color gris, un color ligado a lo insulso, lo aburrido y lo triste, algo sin una especial significación, en el mejor de los casos para sugerir ambigüedad, en aquella famosa expresión de ofrecer "una amplia gama de grises". Pues bien, hoy día en español, en inglés y en otros idiomas, la palabra "grey" es sinónimo de sexo con un componente morboso, algo que ya pareció anticipar el científico Alfred Kinsey en los años 50 cuando habló del "grey" (el gris como lugar ambiguo), como ese lugar del alma humana en el que no hay preferencia por la heterosexualidad o la homosexualidad.



Estos días estoy leyendo "La sociedad Juliette" el libro escrito por la ex-actriz porno Sasha Grey, una mujer que en su carrera logró despertar la atención de propios y extraños, de aficionados y visitantes ocasionales a ese género. Tras años de un prototipo de actriz porno rubia, con grandes pechos operados y aspecto de Barbie viciosa, chicas como Sasha Grey vinieron a cambiar ese tópico, demostrando que una chica morena de cuerpo menudo, de aspecto tan corriente como muchas otras mujeres que nos encontramos a diario por la calle, podía ser tan excitante o más que la Barbie guarrilla de turno. En sus pocos años en la industria porno siempre hizo gala de una audacia sexual que la situó por encima de muchas otras, llegando a límites a los que otras no podían o no querían llegar y todo ello sin aparentar miedo o inseguridad, porque ella ha dicho que no estaba ahí solamente por el dinero, sino por explorar su propia sexualidad y sus propias fantasías. El caso de Sasha Grey es uno de esos en los que la confianza y la seguridad que transmiten la convierten en una persona más atractiva (y aparte de lo obvio siempre me ha gustado de ella que aparezca con las uñas pintadas de negro, para mí un fetiche), llegando a gustar no solo a muchos hombres, sino también a bastantes mujeres que vieron en ella la expresión en carne y hueso de sus deseos más inconfesables, de llegar a zonas oscuras y de jugar con los límites sin convertirse en objetos, alternando sumisión y poder.



El camino de muchas actrices en la industria es estar algunos años, hacer un buen dinero y retirarse a vivir otra vida alejada del mundanal ruido, pero a Grey eso se le quedó corto y después ha hecho trabajos como actriz convencional en películas y series como "The girlfriend experience", "Entourage" u "Open Windows", ha hecho sus pinitos en el mundo de la música y también ha querido escribir, aprovechando la gran curiosidad por la literatura erótica que hay en nuestros días. "La sociedad Juliette" es su primera novela, protagonizada por una joven que irá descubriendo su sexualidad mientras se sumerge en las oscuridades de otros.






Yo tenía curiosidad por leer el libro, pero tampoco quería pagar los cerca de 20 euros que cuesta por si luego resultaba ser literatura de baratillo y me aburría. Como quiera que ahora me he puesto a tratar de mejorar un poco más mi nivel de inglés y me han recomendado que lea algún libro en esa lengua, decidí que leer "La sociedad Juliette" sería una buena opción para matar dos pájaros de un tiro, para leer en inglés y de paso acercarme a la prosa de Grey sin traducciones de por medio. Curiosamente, comprar libros en inglés en este país sale bastante más barato que hacerlo en español, pues la versión que tengo apenas me ha costado 7 euros, así que miel sobre hojuelas. Lo que llevo leído hasta ahora me va gustando y hay ideas y momentos interesantes, aunque se nota que a Grey le apetece explorar por escrito lugares similares a los que transitó en el cine X y hay varias escenas en las que el sadomasoquismo tiene un lugar predominante, como en este caso.

"Estoy mirando a Anna atada a la taza del váter, sobre un pedestal de cemento en medio de un almacén enorme, oscuro, húmedo, sucio y espeluznante. No hay escenario para el vídeo, ni explicación, ni trama, ni diálogo. Aparte de Anna, no se ve a nadie más. No se ven sombras merodeando por detrás. Ni se oyen voces. Es como si la tuvieran secuestrada, encerrada y la hubieran dejado ahí tirada. Y puede que ese sea el quid de la cuestión. Anna me contó que la página tenía un público en concreto y ahora entiendo por qué lo dijo. Las películas están editadas para que veas lo que el que las ha hecho, sea quien sea, quiere que veas.

 
Cuando Anna me contó lo que hacía, cuando vi los verdugones y cardenales en su muñeca, se me pusieron los pelos de punta. Pero mi primer instinto al ver esto es reír. Parece tan tonto… Aunque también tiene una extraña belleza.

 
La tierna, blanca y rubicunda carne de Anna contrasta con el duro y blanco esmalte del retrete. Está encima del váter, con la cabeza y los hombros contra la cisterna, y la cintura apoyada en la taza, tiene las piernas levantadas en forma de «V», con los tobillos atados con cuerdas, como los hilos de una marioneta, así que se le ve el coño y el culo. Cuerdas alrededor del cuerpo, por encima y por debajo de los pechos, la sujetan a la taza del váter como las cintas del sombrero de una dama en el derby de Kentucky.

 
Es la composición que habría ideado Marcel Duchamp si se le hubiera ocurrido hacer alguna incursión en el mundo del porno.

Una mujer atada a un retrete.

La fantasía de cualquier fontanero.

El taladro-vibrador.

La herramienta favorita de Joe el electricista.

Suma dos más dos, ¿cuál es el resultado?

Lo último en porno para los manitas.

Y ese taladro-vibrador arremete contra el coño de Anna como un martillo neumático, y ella tiene los ojos en blanco. Su cuerpo tiembla como te tiembla la mano cuando sujetas un taladro. Todo su cuerpo. Como si estuviera atada a una silla en un túnel de viento.

Y está gritando. Como gritas cuando el carrusel de la montaña rusa llega a esa primera gran curva y lo único que se ve es la pronunciada caída que se acerca a toda prisa hacia ti. Un grito de puro placer y de puro e inagotable terror. Pero su grito no cesa, se funde con el implacable rugido eléctrico del taladro-vibrador.

Tengo el volumen al mínimo, pero aun así no parece estar lo bastante bajo. Me asusta bajarlo del todo porque estoy segura de que sin sonido parecerá mil veces más terrible.

Miro hacia la puerta del dormitorio.

Espero de verdad que Jack esté dormido.

Intento imaginar por qué una mujer querría someterse a esto.

Me pregunto por qué Anna querría someterse a esto. Y la respuesta está justo ahí, delante de mí.

Ella mira hacia arriba. Un extraño éxtasis se refleja en su rostro. Una mirada que dice: «dame más» y «basta ya». Ambas cosas. Al mismo tiempo. Una mirada que sobrepasa los límites de lo soportable. Una mirada que nunca olvidaré. No puedo dejar de mirar. Me da miedo dejar de mirar. No sé si quiero tirarme a Anna o salvarla."
 
Llama la atención cómo el factor "Grey" ha centrado su atención en ese aspecto más oscuro de la dominación y el dolor, lejos del modelo tradicional de sexo como vehículo de amor y placer que se ha vendido en tantos libros y películas. A Sasha Grey ya le precedió en las librerías otra mujer, E.L. James, con su trilogía de las sombras de otro Grey, éste ya hombre (y quizá llamado así por la propia Sasha, ya exitosa en su carrera pornográfica cuando aparecieron los libros) y también aficionado a prácticas donde el placer y el dolor están unidos. Los libros de las sombras van a ser llevados al cine después de un gran éxito de ventas, especialmente entre el público femenino, que en muchos casos critica el bajo nivel literario de la obra pero que la consume con igual avidez. A muchas mujeres les he preguntado por estos libros, tratando de averiguar qué es lo que les atrae de ellos y no pocas han resaltado que les resultan excitantes los juegos de dominación entre Grey y su secretaria, algo que también puede descolocar si se tiene en cuenta el cliché de que a las mujeres les gusta el sexo cariñoso y tierno. Un cliché que queda desmontado si nos interesamos por el asunto y vemos que a cada uno le puede gustar una cosa diferente. Un debate en el que no faltan argumentos, como nos sugiere la entrada de este otro blog.

http://blogs.elpais.com/eros/2014/01/deseo-femenino.html
 
 
Muchos conocen ya las teorías de Sigmund Freud sobre el sexo, las fantasías y las perversiones y entre todas ellas se hablaba de la fantasía de la violación, muy presente en las mujeres. Que entre ellas era habitual la fantasía de que un hombre poderoso viniera y les poseyera, arrancándoles la ropa si fuera necesario. Todo ello como parte de un juego de dominio y sumisión, en el que la mujer empezaba siendo la dominante por atraer con sus encantos, en hacerse irresistible para el hombre y terminaba siendo sumisa tras un forcejeo en el que sentía cómo la fuerza se apoderaba de ella. Este concepto ha sido explorado en algunas ocasiones por el cine y la televisión y aquí dejo algunos ejemplos, de las películas "Una historia de violencia", "Perros de paja" y de la serie "Mad Men".
 




Esta fantasía de la imposición del hombre y la sumisión de la mujer puede ser problemático y de hecho muchas mujeres han manifestado ante escenas de este tipo su indignación, por considerar que se le da una coartada a aquellos que quieran violar a una mujer por considerarla atractiva. Como en tantas otras cosas, en el punto medio está la verdad, ya que varias mujeres me han reconocido que el hecho de que un hombre venga y les ponga "contra la pared" les parece excitante, pero siempre que sea alguien a quien desean, no que lo haga el primero que pase por ahí. Digamos que les interesa la fantasía de la violación pero como un juego de sumisión y dominación, sin los traumas de una violación real, sin la violencia y el abuso que tienen esos actos. Como ya estableció el propio Freud, las fantasías pueden ser de lo más granado y son una expresión de deseos inconscientes que muchas veces se reprimen por considerarse indignos o terribles, por eso actrices como Sasha Grey o los libros de las sombras de Grey son vías de escape para que muchas personas tengan una vía de salida a esas fantasías que no se atreven a explorar por si mismas.



Por eso en el sexo no hay un único camino, ya que cada uno tiene sus fantasías y sus preferencias y los que hay que preferirán la ternura y otros la fuerza y otros que gustarán de mezclar ambas, en una especie de juego. Porque al final se trata de eso, de que sea un juego en el que ambas partes disfruten.
 

6 comentarios:

  1. No tenia muchas expectativas sobre el libro de Sasha Grey pero leyendo ese párrafo que has puesto queda claro que debería seguir en el porno y dejar de meter el morrín en otros asuntos que no sea la anatomía humana. Zapatero a tus zapatos.

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    1. Lo que llevo leído no está mal, no es que sea digno de Premio Pulitzer, pero no me desagrada. Lo cierto es que en su caso ha sabido explotar esa sexualidad que transmite y despertar el interés con su presencia en otros formatos. Una vez más es el juego de dominación y sumisión

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  2. Yo creo que lo que se está constatando es que a la mayoría de la gente le mola el sado y el bondage (aunque sólo sea verlo o leer sobre ello), cuando hace un tiempo parecía cosa de raritos y pervertidos.

    Por lo demás no me interesa nada esta muchacha, bastantes actrices sin talento hay ya en el mundo sin necesidad de estos intrusismos profesionales.

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    1. Supongo que es una de esas curiosidades/fantasías que siempre ha estado presente en la mente de muchos y que al convertirse en algo que se ha explotado en obras comerciales ha sido "normalizado" a la hora de su consumo. Personalmente, los temas de dolor para llegar al placer no me tiran mucho aunque he sido testigo de hombres y mujeres que gustan de ellos.

      Yo a Sasha Grey la vi en "The girlfriend experience" y no estaba mal, aunque se le notaba que aún tenía que mejorar para llegar a buen nivel en cine convencional. La sexualidad que transmite le hace atractiva a los ojos de muchos, pero es posible que eso mismo sea un problema a la hora de que la tomen en serio

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  3. Es muy curioso el tema que planteas. El odio y desprecio que sentimos las mujeres (y la mayoría de los hombres) hacia los violadores y, sin embargo, el juego de roles que gusta tanto a tantos en el terreno sexual. No he podido evitar volver a ver la escena de Mad Men, aunque la recordaba diferente, pensaba que ella lo evitaba durante más rato...
    Del libro de Sasha Grey no tenía ni idea, me gustaría leerlo pero como tú dices 20 euros me parecen excesivos. Y en inglés... creo que me perdería muchas cosas.
    Yo también me alegro de estar de vuelta y de volver a leerte, además. He visto la entrada anterior a esta y ya me he apuntado muchas películas para ver este fin de semana.
    Besos,
    Judit

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    1. No soy muy fan de ese tipo de juegos de dominación y sumisión, pero reconozco que la escena de "Mad Men" me parece sexy, por lo atractiva que es Jessica Paré y porque ya desde el principio cuando se queda en ropa interior y en su actitud se nota que está intentando provocarle para seducirle.

      El libro de Sasha Grey tiene partes que me gustan más y otras menos pero es asequible de leer, no es un inglés demasiado elaborado y lo entiendo casi todo.

      Gracias por pasarte de nuevo por aquí. Besos para ti también

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