martes, 28 de enero de 2014

"Nymphomaniac". Jugando con el espectador

El danés Lars Von Trier es uno de esos directores que cuando ves sus películas te dan la sensación de que están jugando contigo de alguna manera. Cada vez que me he acercado a alguno de esos filmes he tenido la sensación de que me estaba tomando el pelo, que a veces se reía conmigo y a veces se reía de mí, por su particular manera de afrontar el cine, tratando de descolocar al espectador con diversas tácticas. A mediados de los años 90 fue el adalid del movimiento Dogma, que quería recuperar una mayor pureza en el cine haciendo películas como si se tratara de vídeos caseros, con deficiente iluminación, nada de música sino sonaba en la escena, cámara en movimiento e interpretaciones que parecieran reacciones reales. De las películas que surgieron con esa etiqueta quizá la más recordada sea "Los idiotas", que me hizo sentir que Von Trier se estaba riendo de mí, mostrándome una historia y unos personajes ridículos y sin interés. La siguiente que vi fue "Dogville", que tomaba una estructura teatral con todos los personajes sobre un escenario y donde las casas eran dibujos de tiza en el suelo para limitar el espacio. En esa ocasión sentí que el director se reía conmigo y de mí, pero la película me gustó bastante más y después Von Trier ha seguido haciendo cine ("Manderlay", "Anticristo", "Melancolía"), ha pasado por tratamientos para curar una fuerte depresión y ha sido expulsado del Festival de Cannes, donde antaño le doraban la píldora, por hacer unas polémicas declaraciones en las que decía entender a Hitler. Queda claro que Von Trier es un bizarro personaje, con una "pedrada" importante, que ha sabido encontrar en el cine un medio de expresión a sus locuras. Y la última de ellas es la ninfomanía.

 
 
"Nymphomaniac" es una película de varias horas de duración que ha sido cortada en dos partes como idea de sus productores para poder exhibirla en cine, haciendo dos películas de unas dos horas de duración cada una (nada nuevo si vemos lo que hizo Tarantino en "Kill Bill" o Peter Jackson en "El señor de los anillos" o "El hobbit"), una idea tolerada por Von Trier pero que no ha contado con su participación, como se avisa en un rótulo al inicio de los dos volúmenes. De hecho, existe una versión del director de más de cinco horas que será exhibida en festivales. Las películas cuentan la historia de Joe (Charlotte Gainsbourg), que es encontrada inconsciente y malherida en la calle por Seligman (Stellan Skarsgard), un hombre maduro que vive solo. Seligman le da cobijo en su casa y ella le contará las peripecias que le han llevado hasta ese punto.
 
 
 
Esta película había creado expectación en ciertos círculos por hablar de la ninfomanía y hacerse público que Von Trier había rodado escenas de sexo real con dobles, para insertarlas en el metraje y que pareciera que los protagonistas practicaban sexo explícito. Pero los que conocemos un poco al director ya nos podíamos imaginar que la cosa podía salir de cualquier manera menos por la morbosa y excitante y así acaba siendo. Por los posters promocionales uno puede hacerse a la idea de que todos los personajes deben ponerse las botas y lo cierto es que solo algunos de ellos acaban practicando sexo. Tampoco debe llevarse a engaño la presencia de algunos actores conocidos, como Christian Slater, Uma Thurman o Willem Dafoe, que tienen breves apariciones como personajes circunstanciales a la vida de Joe, la verdadera protagonista. Posiblemente sea Slater como el padre de Joe el que tenga mayor influencia en su vida.
 
 
 
En la primera parte de "Nymphomaniac" el protagonismo corre a cargo de la debutante Stacy Martin (una deliciosa mezcla de las actrices Eva Green y Pilar López de Ayala), quien da vida a una joven Joe, hija de un frío matrimonio y que descubre desde muy pronto su necesidad de sentir placer. En la adolescencia empezará a mantener relaciones sexuales con todo tipo de extraños, sin importarle si son guapos o feos, altos o bajos, gordos o delgados, solamente buscando un disfrute que le pide su cuerpo desde lo más profundo y rechazando el amor como un sentimentalismo que únicamente da motivos de tristeza. Todo eso cambiará con Jerome (Shia LaBeouf), el chico que la desvirga y con el que volverá a cruzarse años después.
 
 
 
 
 
En ese primer volumen, Von Trier muestra que los tiempos de Dogma son historia y elabora una narración con varios montajes con músicas y vídeos que apoyan lo que se está contando, a veces dándole al relato de Joe un toque irónico que puede provocar la risa. No sé si Von Trier se burla de las películas que tienen la necesidad de recalcar visualmente lo que cuentan o si simplemente trata de ilustrar la historia con material de apoyo, con Seligman haciendo paralelismos entre el sexo y la pesca o la música clásica. El personaje de Joe acaba siendo el propio Von Trier, contando la historia como le da la gana pero sin necesidad de excitar a nadie y Seligman acaba siendo ese público deseoso de morbo que quiere sacarle punta y sentido oculto a todo lo que le cuentan.
 
 
 
 
 
El segundo volumen (que empieza donde termina el primero, con un corte limpio) ya está protagonizado casi enteramente por una estupenda Charlotte Gainsbourg (una actriz audaz y sin complejos, digna hija de sus padres, Serge Gainsbourg y Jane Brikin) como la Joe adulta, que sigue manteniendo su apetito sexual y su deseo de no mezclarse sentimentalmente con nadie. En su búsqueda del placer acabará sumergiéndose en las fosas del sadomasoquismo, siendo golpeada con fustas y látigos de nueve colas por el misterioso K (un excelente Jamie Bell, ya crecido de la etapa "Billy Elliot" y que ya en "Jane Eyre" mostró que los personajes cabroncetes se le dan mejor que los buenotes) y donde Von Trier no escatima planos de los daños que ocasiona en el cuerpo de Joe, ironizando esta vez con el sado de diseño, limpio y navideño, de sombras de Grey y similares. Asimismo, Joe conocerá a la joven P (Mia Goth), con la que establecerá una relación amistosa-maternal que tendrá consecuencias.
 
 
 
 
 
Debo reconocer que me ha gustado más el primer volumen que el segundo, no sé si porque se hace más fácil de ver o porque ya en él quedan claros los conceptos que acaban siendo redundantes en el segundo volumen, seguramente por ambos motivos. Posiblemente esta historia se podría haber contado igual en una sola película sin llegar a las cuatro o cinco horas.
 
 
 
Lo que me queda claro es que una vez más Von Trier lo vuelve a hacer, vuelvo a tener esa sensación irónica de que se ha reído del espectador pero al mismo tiempo haciéndole reír con él algunas veces, jugando con las expectativas y saliéndose a veces por caminos inesperados. Baste señalar en ese sentido la selección musical, pues la primera parte empieza con un cañero tema de Rammstein que puede hacer presagiar que vamos a ver algo duro que luego no tiene lugar (los que esperen escenas explícitas por doquier que se vayan olvidando) y la segunda termina con una canción interpretada por la propia Charlotte Gainsbourg, cuya letra nos deja la duda de si esta película no será simplemente una pedorreta de Von Trier. Un cineasta genial para unos y odioso para otros, pero que indudablemente cumple con eso de que los directores de cine deben ser como los maestros de ceremonias del circo, capaces de ganarse la atención del público.
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. ¿En serio dijo que entendía a Hitler? Vaya, al leer eso ya no he tenido buena actitud para leer el resto. Sin embargo, creo que la película me gustaría, ya que tal y como la cuentas me ha llamado la atención.
    En clase estudié hace poco el movimiento Dogma. La verdad es que la idea de ver películas así no me gusta especialmente, pero para salirse de lo de siempre está bien.

    Besos!

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    1. Lars Von Trier es un tipo con bastantes locuras y le gusta provocar para llamar la atención, como se advierte en su cine, que empezó liderando un movimiento con el Dogma y ahora prefiere ir a su aire. No sé hasta que punto estará de acuerdo con Hitler, pero imagino que quiso hacerse el gracioso y le salió el tiro por la culata. Más allá de eso también es verdad que hay que tratar de abstraerse de la personalidad del artista para juzgar su obra, porque los hay muy talentosos y son unos imbéciles y los hay muy majos y sus obras no dicen nada.

      La peli (o pelis) es interesante, me gustó más la primera parte, pero está bien hecha e interpretada, quedando esa sensación final de no saber hasta qué punto el director ha jugado un poco contigo.

      Besos para ti también

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