martes, 2 de abril de 2013

"Grandes esperanzas", una nueva versión del clásico de Dickens

"Sé feliz, Pip. Esto pasará con el tiempo, pronto estaré fuera de tus pensamientos.

¿Fuera de mis pensamientos? Ocupas todos mis pensamientos, formas parte de mi existencia, eres una parte de mí. Estás en cada pensamiento, en cada frase que he leído desde la primera vez que vine aquí. Estás en el río, en las velas de los barcos, en el mar, en las nubes, en las piedras de Londres. Hasta las últimas horas de mi vida permanecerás dentro de mí. Serás una parte de lo poco bueno o una parte de lo malo, pero yo siempre recordaré lo bueno."



Esta cita pertenece a la última adaptación de "Grandes esperanzas", la célebre (y excelente) novela de Charles Dickens, que ha sido nuevamente llevada a la pantalla tras varias versiones para cine y televisión, siendo las más recordadas la "Cadenas rotas" que realizó David Lean y la adaptación en la época moderna que firmara en los 90 Alfonso Cuarón con Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow.



Pip (Jeremy Irvine) es un joven huérfano que vive con su estricta hermana y su marido, un humilde herrero (Sally Hawkins y Jason Flemyng). Cuando es enviado a Londres a estudiar gracias al dinero de un benefactor anónimo, ve la oportunidad de conquistar a Estella (Holliday Grainger), la joven de la que está enamorado desde niño, la sobrina de la señora Havisham (Helena Bonham Carter), una vieja aristócrata perturbada por un desengaño amoroso que ha educado a la chica para hacer sufrir a los hombres.



"Grandes esperanzas" es la nueva película del director británico Mike Newell, un realizador que logró la fama en los 90 con títulos como "Cuatro bodas y un funeral" y "Donnie Brasco" y que es uno de esos artesanos que lo mismo sirven para un roto como para un descosido, con una filmografía que incluye cintas como "La sonrisa de Mona Lisa", "Harry Potter y el cáliz de fuego", "El amor en los tiempos del cólera" o "Prince of Persia: Las arenas del tiempo". En esta ocasión pone su oficio al servicio de una adaptación que no aporta nada nuevo a la celebrada obra de Dickens, con una versión canónica que enfadará a los que busquen aspectos novedosos y que gustará a los aficionados a la obra dickensiana y a las películas británicas de época con ese inconfundible aire clásico estilo BBC, que no en vano es una de las productoras del largometraje.



Para mí siempre es agradable volver a ver "Grandes esperanzas", uno de esos libros que me llevaría a una isla desierta por todo lo que me supone. Es una historia en la que me identifico en muchas ocasiones con su protagonista, cono ese Pip dominado en su infancia por una amenazadora presencia maternal, que cuando crece se convierte en un joven que desea ver mundo y al que su tierra natal se le queda pequeña. Que detesta la petulancia y no puede evitar caer en ella en alguna ocasión, que se enamora de la chica inalcanzable que le roba el corazón y en la que piensa en todos los actos de su vida, a la que sigue deseando pese al paso de los años. En muchas de sus vivencias y reacciones me reconozco en ese Pip y momentos como el que destaco al principio de la entrada me emocionan y me hacen soltar una lagrimilla.



A todo ello ayuda el buen hacer de su elenco actoral, con unos intérpretes secundarios bregados en mil batallas como Robbie Coltrane (como el abogado que lleva la fortuna de Pip), Ralph Fiennes (aportando su aire inquietante para dar vida al exconvicto Magwitch) o Helena Bonham Carter (que aquí une sus dos especialidades, los papeles de época y mujer loca y lo hace muy bien) y unos Jeremy Irvine y Holliday Grainger que cumplen su cometido como Pip y Estella, aunque echo en falta un poco más de tiempo de ambos juntos en pantalla para mostrar esa pasión con mayor resolución.



Con todo ello, nos hallamos ante una versión que se deja ver con agrado en sus dos horas de metraje y que deja un buen sabor de boca. Un rato bien invertido.

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