viernes, 30 de mayo de 2014

Mi afición por el basket y Pau Gasol

Hoy les quiero hablar de baloncesto, una especialidad a la que fui muy aficionado desde pequeño, llegando incluso a practicarlo a nivel amateur con desastrosos resultados. Y es que un servidor nunca ha sido muy ducho para la práctica deportiva ni para los trabajos manuales en general, lo mío es retorcer ideas, tal y como hago en estas entradas. Siendo un chavalín seguía los partidos de la Liga ACB y los del equipo de mi tierra, que por entonces estaba en un equivalente a la Segunda División y no tardaría mucho en subir a la máxima categoría. Aún recuerdo esos partidos en el pabellón, con la música dance de los noventa que recordaba el otro día sonando a toda pastilla antes de los partidos y en los descansos, o los bocinazos de la megafonía para anunciar los tiempos muertos o el final del partido y la emoción que todo ello me transmitía. Por entonces pensaba (aún lo sigo creyendo), que el basket es más vibrante que el fútbol. Las canastas imposibles, los pases vertiginosos, los rotundos tapones o el vaivén continuo de un lado a otro de la cancha son algunas características que no siempre he visto en el balompié.


Respecto a admiraciones personales, siempre tuve algún que otro ídolo que jugaba en la NBA. Aún reconociendo los méritos de Michael Jordan, nunca he sido muy fan suyo. De adolescente me gustaba Anfernee "Penny" (del que llegué a tener una carpeta que llevaba al colegio) Hardaway, base de los Orlando Magic y de Shaquille O´Neal, el pívot de ese mismo equipo. O´Neal era un jugador de potente físico, un armario andante que sabía moverse por la cancha y al mismo tiempo capaz de reventar la canasta en algún que otro mate.


Con la marcha de O´Neal a Los Angeles Lakers, me hice aficionado a este equipo y allí empezaba a despuntar alguien que acabaría siendo otro grandes ídolos, el gran Kobe Bryant (del que también llegué a tener una carpeta). Entre los dos formaron una pareja letal, que impulsó a los Lakers a tres títulos consecutivos. Bryant ponía la habilidad y O´Neal sentenciaba bajo el aro, aunque ambos hicieron bueno el dicho de que no se puede tener a dos gallos en el mismo corral y acabaron un poco a la greña, separando sus caminos a no mucho tardar.


Pero no es a estos dos grandes jugadores a los que me referiré hoy. Quiero priorizar al que se puede considerar sin ningún reparo como el mejor baloncestista de la historia en nuestro país. Me refiero a Pau Gasol.


Nacido en 1980 en la localidad barcelonesa de Sant Boi de Llobregat, Pau Gasol se formó en las categorías inferiores del Barcelona, equipo con el que debutó en la máxima categoría en 1999. Como todos los canteranos, Gasol se tuvo que ganar a pulso los minutos que le pudieran dar. De hecho, no fue hasta la temporada 2000-2001 cuando empezó a acumular protagonismo, siendo pieza clave en los títulos del equipo azulgrana.



Ese ascenso de ese jugador alto y delgado, de apariencia desgarbada no pasó desapercibido para la NBA, siempre dispuesta a pescar donde haya buenos jugadores que le permiten ser la mejor liga del mundo. Pau fue elegido por Atlanta Hawks en el puesto 3 del draft de 2001, convirtiéndose en el jugador no formado en Estados Unidos elegido en el número más alto del draft en aquel momento. Instantes después a su elección, Gasol fue traspasado a Memphis Grizzlies y debutó en la NBA poco después de los atentados del 11-S. Memphis sería su equipo durante unos años y en el que acabaría jugando con el tiempo su hermano pequeño Marc, también un excelente jugador al que se ha enfrentado en varias ocasiones.





Sus promedios en su primer año fueron 17,6 puntos, 8,9 rebotes, 2,7 asistencias y 2 tapones en 82 partidos. Números que le valieron para conseguir el premio de Rookie (mejor jugador novato) del Año por unanimidad tras mostrar ya en esa primera temporada que no se iba a arrugar ante esos grandullones que dominaban las pistas y que a los europeos les parecían atletas inalcanzables. Con los años, Pau ganaría musculatura y se dejó crecer el pelo y la barba para desterrar esa imagen de jovencito flaco y desgarbado.


A partir de entonces vendrían la consolidación en la mejor liga del mundo, promediando unos números cercanos a los 20 puntos y 10 rebotes durante 6 años seguidos. En la selección española también llegaron los éxitos, juntándose con una generación de grandes jugadores (Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Rudy Fernández, Felipe Reyes o su hermano Marc, entre otros) que logró el Mundial en 2006, el campeonato de Europa en 2009 y 2011 o la plata olímpica en 2008 y 2012 ante Estados Unidos, plantando cara a los mejores jugadores del mundo y perdiendo por escasas diferencias ante un combinado acostumbrado a ganar por 20 y 30 puntos de diferencia, en dos espectaculares finales de las que hacen afición a este deporte.



Pero Gasol no sólo ha conocido el éxito. Como cualquier deportista ha tenido que enfrentarse a la derrota y ésta se centralizó especialmente en él cuando no consiguió anotar el tiro que habría hecho campeona de Europa a España en el último segundo de la final que les enfrentó a Rusia en 2007. No soy de los que se queda sin comer si su equipo pierde, pero debo admitir que esa noche me llevé un buen disgusto me costó conciliar el sueño.


Sin embargo, el tiempo todo lo cura y los triunfos siguieron y uno de los que más recuerdo es el Europeo de Polonia de 2009, el último en el que se pudo escuchar la voz del inimitable Andrés Montes, narrador de baloncesto que contribuyó a cimentar no pocas aficiones al deporte de la canasta con su particular estilo desenfadado. Un Andrés Montes que falleció tristemente pocas semanas después de anunciar su despedida al término de ese partido, poniendo una lágrima en la sonrisa del triunfo para aquellos que crecimos escuchando sus narraciones.



En la selección triunfaba, pero Gasol se había estancado en los Grizzlies, uno de los equipos más débiles de la NBA y en el que estaba echando a perder su talento. A principios del año 2008 los Lakers llamaron a su puerta y le ficharon para reforzar el juego interior, que no era el mismo tras la marcha de O´Neal. Gasol se adaptó inmediatamente al equipo angelino y supo compenetrarse con Kobe Bryant, formando una pareja no tan letal como con "Shaq Attack" (Gasol no es tan contundente como O´Neal, aunque sus habilidades y su regularidad compensan la carencia física), pero muy respetable.



Sus promedios anotadores han seguido siendo cercanos a los 20 puntos y 10 rebotes por partido y ha sido pieza clave en las dos veces que los Lakers han ganado el campeonato estando él en el equipo. Las últimas temporadas no han sido tan buenas para el equipo y tampoco para él, donde Gasol ha tenido bastantes problemas físicos y de entendimiento con los últimos entrenadores y en el momento de escribir estas líneas, cerca de cumplir los 34 años no sabe si seguirá en Lakers, si fichará por otro equipo de la NBA o incluso si volverá a Europa, después de 13 años al otro lado del charco. Un hombre que ha alcanzado las mieles del éxito y que aún así sigue mostrándose tan sencillo como siempre, tal y como demostraba hace unos días en una entrevista para el programa de Cuatro "Viajando con Chester".


En España el fútbol es el deporte rey y el que más moviliza a las masas en ocasiones especiales, incluso a aquellos que no son aficionados. Este verano veremos con motivo del Mundial a gente que apenas sabe quién es Iker Casillas o Gerard Piqué (de verles sobre todo en las revistas del corazón) poniéndose camisetas de España y animando para unirse a la fiesta general.
En la Puerta del Sol de Madrid desde hace meses hay instalado un marcador que indica cuánto tiempo queda para la celebración del Mundial de baloncesto este mes de septiembre en varias ciudades españolas, algo que la mayoría desconoce y que hace que se acerque a ese marcador con extrañeza, como los simios se acercaban al monolito de "2001. Una odisea en el espacio". Es gente como Pau Gasol la que consigue que la atención de algunos se desvíe a otros deportes al menos por unos momentos y que nos recuerda que España fue campeona del mundo en baloncesto cuando en fútbol no se pasaba de hacer actuaciones mediocres en todos los campeonatos, pero las fuentes y plazas de las grandes ciudades rara vez se movilizan por ese tipo de triunfos. Sin embargo, los aficionados al baloncesto no olvidamos las cosas que ha hecho y que esperamos que siga haciendo por unos años más, él y otros que han dado lustre al deporte de la canasta.

 

2 comentarios:

  1. Aquí en España nada se puede equiparar al fútbol, pero creo que si se pudieran ver partidos de la NBA más fácilmente crecería la afición al baloncesto, más en los últimos años que hay varios jugadores españoles allí además de los Gasol.

    Se emiten partidos de la ACB, sí, pero no es lo mismo. Yo un partido entre Estudiantes y Unicaja no lo veo, pero igual uno entre los Lakers y Miami me llama más atención.

    El problema es que no se emite en abierto, y sobre todo que por cuestiones horarias aquí es de madrugada cuando juegan.

    Pero cuando hay mundial sí se anima más gente.

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    1. Gasol fue la punta de lanza para que otros jugadores españoles talentosos se lanzaran también a la aventura. Hasta entonces solo había estado en la NBA Fernando Martín en los 80 y ya empezado este siglo llegaron los Calderón, Navarro, Rudy, Sergio Rodríguez, Ricky Rubio, Marc Gasol, Garbajosa y Claver, muchos de ellos ya regresados a España porque no acababan de adaptarse a la forma de jugar de ese baloncesto, que siempre ha sido la dificultad de los jugadores europeos porque allí el juego es mucho más físico que táctico. Aquí como dices, los partidos son más tácticos, más estáticos, más de forzar errores en el rival y por eso se anotan menos puntos, pueden ser más aburridos para el espectador, mientras que allí el objetivo es marcar cuantas más canastas mejor, por lo que los partidos son a veces como los del patio de un colegio. Como si en el fútbol todos jugaran a atacar a saco y marcar muchos goles, que se dice siempre que un partido con muchos goles es la pesadilla de un entrenador, por todos los fallos tácticos que implica.

      A ver que tal ese mundial de baloncesto en septiembre, yo le tengo más ganas que al de fútbol, que me da un poco igual

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