Hace unos días se conocía la muerte de Fernando Argenta a los 68 años víctima de un cáncer, una noticia que ha conmovido a todos aquellos que hemos difrutado (y disfrutamos) de la música clásica. Y es que su labor como divulgador de esta especialidad ha sido impagable, a la hora de hacer que muchos niños y jóvenes viesen lo bueno de una música que erróneamente ha sido calificada de aburrida.
Fernando Argenta es originario de la localidad cántabra de Castro Urdiales, ciudad natal de su padre, el director de orquesta Ataúlfo Argenta. Cursó estudios superiores de música en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, actividad que compatibilizó con la Licenciatura en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. En su juventud fue miembro del grupo de rock "Micky y Los Tonys", el cual abandonó en 1965 para cumplir el servicio militar.
En 1976 comenzó a trabajar en Radio Nacional de España, emisora en la que dirigió el programa "Clásicos populares", que trataba de acercar la música clásica al gran público de una forma amena y desenfadada y que se mantuvo en antena con notable éxito y prestigio hasta el 31 de julio de 2008. Junto a él presentaba y codirigía el programa Araceli González Campa, quien se prejubiló a principios de 2008. El programa dejó de emitirse por la prejubilación de ambos presentadores, tras 32 años de emisión. Entre 1986 y 1989 dirigió Radio 3 y posteriormente Radio 1 de Radio Nacional de España. Además fue presentador y organizador habitual de conciertos y óperas infantiles. Desde 2000 y hasta su prejubilación en 2008 dirigió y presentó el programa "El conciertazo" en TVE, espacio en el que presentaba conciertos de música clásica para niños con puestas en escena y elementos de danza y ópera en los que se explica el significado de la música.
Fernando Argenta siempre tuvo claro que la música clásica era el germen de todas las músicas que conocemos hoy día y que de las creaciones de Mozart, Beethoven, Bach, Chopin y muchos otros, vienen las canciones y músicas de hoy. Además tuvo el acierto de ser un buen maestro, alguien que hacía que los demás se interesaran por lo que él quería enseñar. Recuerdo haber ido a uno de los conciertos organizados por él cuando yo era pequeño y haberlo pasado en grande viendo a la orquesta tocar tantos temas de música clásica que tenían un ritmo y una sonoridad para mí entonces desconocida y que me fascinó. De ahí surgió un vivo interés por ese tipo de música y mis padres acabaron comprándome casettes y luego CD´s de música clásica que escuché repetidas veces, de modo que supe mucho antes quién era Giaccomo Puccini que U2, los Beatles o los Rolling Stones.
A día de hoy me gustan varios tipos de música y sobre todo escucho canciones que suenan en las diferentes radios y clásicos de los 70 y los 80, pero no olvido a la música clásica y de vez en cuando me gusta inspirarme con alguuno de los temas creados hace siglos y que tan bien saben expresar un amplio abanico de emociones. El cine ha sido también un gran cliente de los grandes autores y es fácil encontrar muchos ejemplos de música clásica insertada en películas, por decisión estilística y de paso porque su uso sale gratis al ser música libre de derechos de autor. Hay algunos ejemplos que tengo en la cabeza y que quiero compartir en esta entrada.
"Two lovers" es una de las películas de amor que más me han gustado hasta la fecha por su tratamiento realista de lo que es ese sentimiento, tan mágico y tan dañino a la vez, lejos de comedietas para pasar la tarde. Una de mis escenas favoritas es aquella en la que el protagonista recibe la visita de una chica interesada en él mientras escucha un aria de ópera, "O Lola ch'ai di latti di cammisa" de la opera Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni.
Otro ejemplo reciente de buen uso de la música clásica es "Cisne negro", cuya trama gira en torno a una atormentada bailarina que tiene que representar el papel principal en "El lago de los cisnes" de Tchaikovsky y que ya seduce desde su secuencia inicial.
Una de mis escenas favoritas de uso de música clásica en cine es la magnífica secuencia de "Copying Beethoven" en la que un sordo Ludwig van Beethoven debe dirigir una orquesta que interpreta su Novena Sinfonía ayudado por una joven a causa de su sordera, una sordera que no le permite darse cuenta de los aplausos que provoca el estreno de una de sus grandes obras maestras. Son 12 minutos maravillosos, lo mejor con diferencia de una película que es simplemente pasable.
Posiblemente mi instrumento favorito sea el piano, un instrumento que nunca he aprendido a tocar y que tenía una importancia vital para el protagonista de "El Pianista", que conseguía salvar su vida gracias a una interpretación de piano cuando es hallado en su escondrijo por un oficial nazi. Uno de esos momentos en los que no hace falta hablar para emocionar al más pintado.
Roman Polanski se llevó la Palma de Oro en Cannes y posteriormente el Oscar al mejor director con una película que se cerraba con otra interpretación al piano de Chopin que causó una ovación de 10 minutos en en el festival francés y recuerdo cuando vi la película en el cine que casi nadie se movió de su butaca hasta el final, aplaudiendo como si de un concierto se tratase.
Pero la música clásica no sirve únicamente para evocar emociones tristes y melancólicas, también puede inducir al juego y la diversión. Así lo entendió Charles Chaplin al usar la "Danza Húngara número 5" de Johannes Brahms para una secuencia en la que acomodaba sus movimientos a los compases de los instrumentos, haciendo gala de su habilidad para el humor mudo.
Otra de las emociones que transmite la música clásica es la épica, bien plasmada en la secuencia final de "V de Vendetta", con la "Overtura 1812" de Tchaikovsky.
Esa escena final implicaba épica a lo grande, pero también puede haber épica interior, sufrida por un grupo de personas que experimentan una gran sensación de trascendencia. Así lo ejemplifica el uso de la Séptima Sinfonía de Beethoven en "El discurso del rey", cuando el protagonista supera sus problemas de tartamudez para dar un importante mensaje.
Hablaba al principio de la "Cavalleria Rusticana" de Pietro Mascagni con fines románticos y en "Toro salvaje", Martin Scorsese introducía el tono crepuscular de la película con otra de las arias de la ópera.
No sólo el cine más "artístico" tira de la música clásica, incluso el más comercial lo usa de vez en cuando para dar lustre a la producción. En "Ocean´s eleven" el "Claro de Luna" de Claude Debussy le daba una pátina muy hermosa a ese final de esa mujer que ve cómo su amante es detenido tras cometer un robo y que ilustra al grupo de ladrones reunidos ante una de las atracciones de Las Vegas antes de separar sus destinos.
La música clásica puede servir para dar hermosura a cualquier lugar y cualquier situación y eso es lo que pensaba el protagonista de "Cadena perpetua" cuando hacía sonar "Las bodas de Fígaro" de Mozart en los altavoces de una sórdida cárcel.
Pero si hay un director que ha empleado con gran esmero la música clásica, ese ha sido Stanley Kubrick, que ha conseguido aunar ciertos momentos con ciertas piezas. Ese es el caso de "Así habló Zaratustra" de Richard Strauss, utilizado en el amanecer del hombre en "2001. Una odisea del espacio".
Poco después, ese simio que había aprendido el uso de la violencia lanza uno de los huesos al aire, que se convierte en una nave espacial, dando paso a otra secuencia donde flotamos por el espacio al ritmo del "Danubio Azul" de Johann Strauss.
Otra película de Kubrick con un uso estupendo de piezas clásicas es "Barry Lyndon", que comenzaba de forma imponente con la "Sarabanda" de Haendel.
Se dice que las emociones muchas veces son imposibles de explicar con palabras, así que Kubrick usa el "Trio opus 100" de Franz Schubert para narrar el enamoramiento del protagonista con Lady Lyndon.
La música clásica no es algo que se hiciera únicamente en siglos pasados, también en el siglo XX ha habido grandes nombres en esta disciplina, como el director de orquesta Herbert von Karajan o Samuel Barber, creador de "Adagio for strings", fondo sonoro de tantos momentos tristes, como la muerte del sargento Elias en "Platoon".
Uno de los dichos asociados a la música es que es capaz de amansar a las fieras y eso es lo que le pasa al protagonista de "Master and Commander", un bravo marinero que gusta de solazarse con Boccherini tras una dura batalla.
Todo un clásico que aúna cine y música es la pieza "El aprendiz de brujo" de la película "Fantasía" de Disney, inspirada por las sonoridades de Paul Dukas, otro compositor del siglo XX.
El saxo se considera como el instrumento más cercano a la hora de transmitir impulsos erótico-festivos, pero el "Bolero" de Maurice Ravel ha pasado a la historia como sinónimo de música para ambientar momentos calientes, especialmente tras su aparición en "10, la mujer perfecta", donde Bo Derek ponía interesante al espectador al ritmo de Ravel.
Mucho es el poder que tiene la música a la hora de cautivar a las almas más elevadas y las más brutales, como bien reflejaba Sam Mendes en "Jarhead", al mostrar a un grupo de marines que estaban eufóricos por la violencia que ofrecía Coppola en "Apocalypse Now" al ritmo de la "Cabalgata de las Walkirias" de Richard Wagner, otra de esas asociaciones de cine y música clásica ya icónicas.
Tampoco quiero ponerme en plan estirado y decir que después de estos clásicos ningún otro tipo de música vale la pena, porque no es así. Aún reconociendo que no hay nada que supere a la música clásica a la hora de sugerir cualquier emoción, la historia nos ofrece ejemplos muy variados de creaciones maravillosas en todas las épocas. Yo soy capaz de escuchar con el mismo deleite una de estas piezas o una canción de Rihanna o Lady Gaga y no se me caen los anillos por admitirlo, porque cuanto más conozcamos más se amplía nuestro gusto y nuestro cerebro. Y eso es lo que Fernando Argenta siempre quiso transimitir, que la música clásica no es esa cosa aburrida que suena a viejo, sino un amplio abanico de emociones universales que se repiten generación tras generación. Y por haber descubierto ese bagaje a tanta gente merece todos los homenajes que se le puedan dar.
Descanse en paz.
No conocía mucho a este señor, pero a veces lo ponía en la 2 y estaba con los niños, parecía más joven.
ResponderEliminarHas hecho una buena recopilación, no escucho música clásica salvo en las pelis y en muchas escenas van que ni pintadas. Cabalgata de las Valkirias parece pensada para ese momento de la peli y la de V de Vendetta tres cuartos de lo mismo : )
Argenta fue uno de los veteranos de RTVE que prejubilaron hace unos años (como a Antonio Gasset, el de "Días de cine") para ahorrar costes en personal y en su caso no parecía que pasase ya de los 60 años, cierto es.
EliminarLo bueno de la música clásica es que si comprendes bien la emoción que transmite luego puedes aplicarla en un momento de la película que tenga una emoción similar, así lo refuerza
Yo no conocía de este señor. En México no había escuchado su nombre hasta recientemente, con la la noticia de su muerte. De hecho, fue con estas noticias que descubrí que hay una ocupación de "divulgador de música clásica". Definitivamente algo que seguirá haciendo mucha falta.
ResponderEliminarMe gustó la selección de temas clásicos en películas, había algunas que no había notado. De hecho pensaba hacer algo similar para uno de mis blogs, no estoy seguro de hacerlo ahora, aunque ya he mencionado algunas veces cosas de cine.
Esta es la primera vez que llego por aquí y hay cosas muy interesantes en tu blog.
Saludos.
Su popularidad en España tampoco era a nivel masivo, pero si que era familiar para aquellos que conocimos la música clásica desde niños. Mucho me temo que su puesto tardará en ser cubierto, es de esas personas que por su trabajo y cómo lo hicieron se han convertido en irrepetibles.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, saludos
Fantasia es una película que me marcó para siempre, tanto visual como auditivamente. Tendría menos de cinco años cuando la vi por primera vez y ya me fascinó.
ResponderEliminarYo de pequeño recuerdo lo del aprendiz de brujo y luego más crecidito vi la versión "Fantasia 2000" que sacaron, con otros segmentos añadidos y me pareció un gran trabajo, que parece que la música ha sido creada para acompañar a las imágenes (y no al revés) por lo bien ensamblada que está
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