Hay películas que consiguen trascender el mero entretenimiento por sus ambiciones artísticas. Películas que nacen con la idea de convertirse en referencia en la historia del cine por su narrativa o su despliegue visual. Pero ya se dice que el infierno está lleno de buenas intenciones y muchas de estas películas con pretensiones acaban fracasando por no encauzar debidamente esas ambiciones. Ese es el caso de "El consejero" de Ridley Scott, un director con más de 30 años de irregular carrera tras las cámaras, capaz de lo mejor ("Alien", "Blade Runner" o "Gladiator" entre otras) y de lo peor ("La teniente O´Neill", "Robin Hood" entre otras).
"El consejero" narra la historia de un abogado (Michael Fassbender) al que le va bien en el terreno amoroso con su pareja (Penélope Cruz), pero que tiene graves problemas económicos, por lo que decide introducirse en el mundo del tráfico de drogas. Para ello, se traslada a la frontera de Estados Unidos con México, donde se alía con un poderoso empresario llamado Reiner (Javier Bardem) para vender un cargamento valorado en veinte millones de dólares. Allí aparecerá también un extraño personaje (Brad Pitt), que participará en la peligrosa operación. Por otro lado, una atractiva mujer, Malkina (Cameron Diaz), que posee algún tipo de conexión con Reiner, entrará en escena. Sin embargo, nada saldrá como lo planeado, por lo que el curioso grupo aliado tendrá que hacer frente a una serie de situaciones que les conducirán a la violencia.
"El consejero" llama la atención por los nombres implicados en ella, especialmente por la presencia del escritor Cormac McCarthy en el guión. McCarthy es un veterano de las letras en el que Hollywood ha fijado su atención en los últimos años, con adaptaciones de sus novelas ("Todos los caballos bellos", "No es país para viejos", "La carretera") y que siempre se ha caracterizado por tratar la relación del ser humano con el Mal, así en mayúsculas, en un tono entre poético y filosófico no apto para todos los paladares (yo dejé de leer "La carretera" porque no podía más con una prosa tan seca y hermética), algo que se deja notar en el libreto de este filme.
Se nota que Ridley Scott no es el hombre más acostumbrado a verse ante este tipo de material (aunque supo hacer algo muy bueno con una de las novelas distópicas de Philip K. Dick en "Blade Runner") y se le nota perdido a la hora de captar el sentido metafísico de los diálogos de McCarthy, al tiempo que demasiado servil, poco capaz de dar sentido cinematográfico a lo que cuenta, algo que por ejemplo si que consiguieron los hermanos Coen en "No es país para viejos". Algo tan viejo como traicionar o reinterpretar la base literaria para lograr una buena película, porque lo que funciona en letra impresa puede no funcionar en la pantalla. Así que el espectador atento va enterándose más o menos de lo que pasa, pero queda la impresión de que se habla mucho y se transmite poco, por lo que los menos atentos no se enterarán muy bien de lo que han visto una vez acabada la película.
El reparto está plagado de nombres conocidos, que hacen lo que pueden con unos personajes que no pasan de ser cabezas parlantes. Tan solo destaca algo una Cameron Diaz que por una vez no hace el papel de rubia tontita (que al parecer no está muy alejado de lo que es en la vida real) y le pone rostro a una mujer que no se casa con nadie y usa la seducción como medio para lograr sus fines. A Diaz se le nota en los primeros planos que los años no pasan en balde, pero a cambio nos regala la mejor interpretación de una errática carrera. Bardem (con otro papel que implica uno de sus habituales looks horteras) y Penélope Cruz pasan por ahí sin pena ni gloria sin compartir plano, Brad Pitt se limita a hacer de si mismo y Michael Fassbender no llega a dar con la tecla de su personaje, en la línea de los roles moralmente ambiguos que acostumbra a interpretar.
"El consejero" es una de esas películas que no gustarán a casi nadie. Al público medio por su falta de acción y su tono discursivo y al más exigente por su torpeza narrativa (con momentos en los que la música surge de la nada en medio de una conversación para avisarnos de que ahí se está cociendo algo peligroso). No es una mala película, pero sí fallida, otro claro ejemplo de buenas intenciones que saben a poco.
Con muchas menos pretensiones y mejores resultados se salda "Plan en Las Vegas", una comedia con cuatro actores de renombre que nunca habían trabajado juntos hasta ahora.
"Plan en Las Vegas" cuenta el reencuentro de cuatro viejos amigos (Michael Douglas, Robert De Niro, Morgan Freeman, Kevin Kline) cuando el único que quedaba soltero decide casarse (Douglas), se reúnen todos en Las Vegas para celebrarlo. De este modo, es como una de esas reuniones de antiguos compañeros que no se han visto en mucho tiempo y que al reencontrarse vuelven a actuar como cuando se trataban a diario, adoptando los mismos roles del pasado, aunque ya no sean así en su día a día.
Podemos calificarla como un "Resacón en Las Vegas" para jubilados, aunque con un tono menos gamberro y más reflexivo, que para eso dirige Jon Turteltaub, especializado en películas más bien familiares ("Mientras dormías", "Phenomenon", "El chico" o "La búsqueda"). Turteltaub apuesta por la comedia con toques de drama a la hora de contar este reencuentro de unos hombres que quieren recuperar el espíritu de la juventud, aunque todos ellos tienen asuntos pendientes o dificultades para asumir la edad en que se encuentran, cuando lo que queda por vivir es mucho menos que lo que se ha vivido.
Para que una película de este tipo pueda llegar es imprescindible una buena química entre los actores, que se complementan de maravilla. Douglas es el pícaro que se niega a envejecer y perseguir a jovencitas, De Niro es el cascarrabias, especialmente después de quedarse viudo, Freeman es el que aporta buen rollo y Kline es el torpe entrañable del grupo. Todos ellos cumplen con creces, aunque destacaría a Kevin Kline ("Un pez llamado Wanda", "In&Out"), uno de esos actores que es tan creíble cuando hace el payaso como cuando se pone serio. Por todo ello, "Plan en Las Vegas" no es una película que vaya a ganar una Palma de Oro en Cannes, aunque tampoco lo pretende. Es una comedia simpática de las que te hace pasar un rato agradable y que deja buen poso.
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