Este fin de semana acudí a ver el regreso de Clint Eastwood a la interpretación, tras anunciar su retirada ante las cámaras con "Gran Torino". El motivo de su vuelta ha sido el debut en la dirección de su amigo y ayudante de dirección y productor durante muchos años, Robert Lorenz, en su debut tras la cámara. Hablamos de "Golpe de efecto".
"Golpe de efecto" cuenta la historia de Gus Lobel (Clint Eastwood), un veterano cazatalentos del mundo del béisbol, que ve como su salud empieza a deteriorarse con la edad y como su compañeros le insinúan que debería retirarse. Pero él, tozudo y gruñón, seguirá haciendo lo que mejor sabe hacer y contará con la inesperada ayuda de su hija Mickey (Amy Adams), obsesionada con su trabajo en un bufete de abogados y con la que ha mantenido una relación distante tras la muerte de su madre. Pero a ambos les une el amor al mismo deporte.
Esta película no viene dirigida por Clint Eastwood, que tras su ajetreada carrera en los últimos años parece haberse tomado un respiro en sus labores de director, aunque los temas del filme encajan como un guante en buena parte de su filmografía. La relación dificil con la hija, el aprendizaje vital de la misma, la esposa fallecida a la que Eastwood sigue recordando, el protagonista cascarrabias de buen corazón o los jóvenes pusilánimes que quieren arrebatarle el puesto al bueno de Clint recuerdan a cintas como "Million dollar baby", "Sin perdón" o "Gran Torino", sin ir más lejos.
Robert Lorenz da buena muestra de haber sido compañero y discípulo de Eastwood y cuenta la historia más o menos como lo haría Eastwood, con una trama de toques dramáticos suavizada con el humor y la ironía de su protagonista, una visión sencilla (que no simple) de las relaciones humanas y su búsqueda del sentimiento (que no del sentimentalismo, aunque hay algunos subrayados musicales que sobran). El mismo Lorenz dice que ha seguido consejos de Eastwood y el método de rodaje que siempre aplica Clint (con el mismo director de fotografía y el mismo montador), de hacer pocas tomas de las escenas para no aburrir a todo el mundo y mantener la tensión.
También las actuaciones son uno de los puntos fuertes. Eastwood se mueve como pez en el agua en un personaje de tipo duro que oculta sus sentimientos, un personaje que ha venido interpretando muchas veces a lo largo de los años con bastante acierto. Resulta también muy agradable ver el crecimiento como actriz de Amy Adams, que empezó su carrera en papeles de chica naif y algo ñoña y últimamente está dejando ver que puede dar vida con convicción a mujeres más duras, en películas como "The fighter" y esta que nos ocupa. Su química con Eastwood es más que notoria, no tanto con Justin Timberlake, que interpreta a una antigua leyenda del béisbol que cruzará su camino con el de padre e hija y que no lo hace mal. No quiero olvidar tampoco la excelente labor de secundarios como John Goodman o Robert Patrick, que ayudan al buen acabado de la película.
Así pues, un filme que se deja ver con agrado, que no descubre nada nuevo y que no llega a las cotas de otras obras magnas de Clint Eastwood, pero que supone disfrutar un poco más del carisma y el buen hacer de Eastwood, que aún tiene cosas que decir.
Msss interesante. Nueva película añadida a mi lista de "Películas que ver este invierno".
ResponderEliminarUn saludo.
Es una película que a algunos les puede echar para atrás por el tema deportivo, pero creo que (salvando las distancias) es tan película de béisbol como "Million dollar baby" lo era de boxeo. Su interés va más allá de la modalidad deportiva de turno
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