Uno de los recuerdos que tengo de adolescente es de mi abuelo viendo películas de Cantinflas en la televisión. En aquellos años salió un coleccionable del cómico mexicano y mi abuelo se lo compró, dándonos dos sorpresas, por ver gastar dinero en ocio a alguien que siempre ha vigilado hasta el último céntimo de lo que ha salido del bolsillo y por verle reír a mandíbula batiente cuando su estado habitual es de completa seriedad. Aunque nunca le pregunté, supongo que ver a Cantinflas le haría gracia y también ayudaría a esa hilaridad el recordar los tiempos en los que era más joven y veía esas películas en el cine.
Pero la dicha no duró demasiado, ya que tras 3 ó 4 entregas la colección se detuvo y ya no encontró más, haciéndole maldecir a las publicidades que prometen una serie entera de películas y que no dan. A los pocos meses volvió la colección a salir anunciada en la televisión y mi abuelo se volvió a ilusionar, esperando que esta vez sería la buena hasta que comprobó que las entregas se detuvieron más o menos al mismo tiempo. Hubo algunas veces más que el coleccionable de Cantinflas volvió a los kioscos, incluso ya en en DVD, pero nunca se completó.
Y creo que es de todo aquello de donde viene mi fascinación por esos coleccionables que siempre aparecen en septiembre y en enero, en esas épocas en las que la gente gusta de hacer borrón y cuenta nueva. Donde puede haber gente que además de dejar de fumar, de apuntarse al gimnasio o a la escuela de idiomas, quiera empezar una colección de abanicos, tazas de té, muñecas de porcelana, barcos en miniatura, soldaditos de plomo o películas de Cantinflas. Unas colecciones que a las pocas semanas desaparecerán de los kioscos hasta nuevo aviso, dejando sin el capricho a aquellos que aún no hubieran desistido. Imagino que desaparecen esos productos por la escasa demanda, porque la ilusión no acaba de consolidarse en el público, como tantos propósitos de septiembre o enero que acaban en un cajón o que directamente no se empiezan, con la confianza de que un día se llevarán a cabo.
Ahora que ha llegado septiembre podría hablar de que los días se acortan, las noches refrescan y las hojas empiezan a caer de los árboles, anunciando el otoño que llega. De que siempre hay gente dispuesta a que le vendan la moto y gente que la vende por sus propios intereses con la excusa del interés general, caso de unos Juegos Olímpicos que nunca fueron, mientras el resto hace chistes en las redes sociales a sabiendas de que es lo único que pueden hacer. Podría hablar de estrellas del pop que optan por las metáforas sexuales para sembrar la polémica y así hacerse notar, en un camino hacia la fama más rápido que el que podrían tener defendiendo su música, tan intercambiable como olvidable. Porque dentro de poco aparecerá alguien nuevo que será el ídolo de las criaturas que aún están en fase de desarrollo y esos ídolos en muchos casos se convertirán en reliquias y recuerdos de juventud de una generación que solo los traerá a la memoria en casos de nostalgia.
Llega septiembre y se vuelve a las rutinas tras el parón siempre mentiroso de agosto y se acaban las fotos de piernas y pies en playas o de grandes bodorrios que aprovechan el Sol y el calor para hacer brillar aún más el amor, unas playas y unos bodorrios que volverán cuando los rayos del Astro Rey vuelvan a hacer de las suyas. Ves que todo cambia y que todo sigue igual, como decía el príncipe Salinas en "El Gatopardo" o como cantaba Julio Iglesias. Y ves que sigues siendo el mismo, con tus pequeñas miserias y tu futuro por hacer, librando tus pequeñas grandes batallas del día a día y con ganas de comunicarte con la gente que quieres, como ha sido norma durante tantos años. Con ganas de sentir que todo lo que has estado haciendo y viviendo ha servido de algo y no han sido simples entregas de un coleccionable condenado a repetirse sin fin. Como las hojas que inexorablemente caen todos los años por estas fechas.
Lo de las colecciones aprendi que si no avisas al kioskero para que lo pida a la editorial al 4 fasciculo mas o menos dejan de traerselas.
ResponderEliminarSegun el kioskero si es enrollado y le avisas que la estas haciendo el habla con el distribuidor y te la haces entera como la primera y unica que hice yo que me hice 1000 , si 1000 no he puesto ceros de mas fasciculos llendolos a buscar al kiosko.
Si no la otra solución es pedir a la editorial directamente que te la envien a casa.
Pero te las envian de dos en dos como poco y el sablazo es mayor.
Lo malo de verdad es hacerse una colección que sea algo que tienes que "montar" posteriormente que si dejas de comprar fasciculos y te faltan piezas no lo montas y si dejas a mitad la colección no sirve de nada el dinero invertido.
Que en ocasiones es un pastizal, porque este año sin ir mas lejos hay una en marcha que sumo cuanto te salia la colección entera y son 1100 euros!!
Vamos un chollo!
Madre mía, mil entregas, con eso estarías durante años, ¿no? Sin duda que te atraía la colección, qué tesón y qué dineral. Mira, no sabía eso de que el kiosko debe pedir más, normal que en muchos casos desaparezcan a las pocas semanas, que de tantas colecciones que surgen llenan todo el recinto y no queda espacio ni para el kioskero.
EliminarYo la única colección que recuerdo haber hecho de seguido es una de cómics de Spiderman cuando salió la primera película, allá por 2002, que me la estuvieron mandando a casa y así conseguí reunir unas cuantas historietas del personaje, muy interesantes
Ay! mi madre, que cruce de cables, me he dado cuenta que lo del 1000 era que tenia en la mente el precio total de la nueva colección que vi este año. Y no me he dado cuenta de que lo escribí pensando en el precio madre que lió.
EliminarFueron 450 entregas lo mio, no esta mal igualmente a 6 euros por entrega.
Fue una casa de muñecas que para mas inri nunca monte porque me faltaban piezas y nunca me acordaba de pedirlas así que en uno de mis muchos traslados en ese momento que llevas tres cientos viajes decides tirar cosas y esa fue una de las cosas que tire. Si, ole yo.
Pues así a ojo, la casa incompleta te salió por unos 2.600 euros, sí que sacan dinero las editoriales con estas cosas. Bueno, tu consuélate pensando que al menos estuviste un tiempo ahí con la ilusión de montar tu casa de muñecas, aunque si quieres repetir creo que te saldrá más barato comprarla directamente, jeje
EliminarMi abuelo era barrendero y cuando llegaba septiembre decía "Ya empiezan a cagarse los árboles". Un hombre iracundo.
ResponderEliminarSacan colecciones raras, raras, como el inglés de Ana Botella, pero de todo hay en el mundo, sólo hay que ver a Miley Cyrus.
Jajaja, los abuelos siempre tienen esa cosa iracunda, es algo universal. El mío es de los que ve las noticias y si sale alguien que no le gusta empieza a insultarle como si le estuviera escuchando, es muy gracioso ver el telediario con él. Y Miley Cyrus a ver si pasa ya la edad del pavo y madura un poquillo, que no le vendría nada mal
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