Todos sentimos en alguna ocasión la sensación de haber perdido la perspectiva, de haber perdido un poco el rumbo que llevábamos y de hallarnos en una situación en la que debemos tratar de recolocarnos. En épocas así me gusta sentir la sensación de calma que me transmite mirar al cielo y ver las estrellas, algo que no empecé a apreciar hasta hace pocos años, cuando en unos momentos difíciles acudía a un parque a las afueras de la ciudad donde residía y me sentaba allí un buen rato a mirar el firmamento. Nunca había prestado especial atención a estos detalles, pero descubrí que me sentaba bien en esos momentos de zozobra.
Miras hacia arriba y ves todo ese cielo sembrado de estrellas, con la misma claridad que si estuvieras en un planetario. Las estrellas se extienden como un manto sin ser interrumpidas por nubes o montañas. Incluso si fijas la vista hasta te da la sensación de que es un techo que tienes muy cerca, de una sensación claustrofóbica. Resulta fascinante.
Es en esos momentos cuando sientes que con lo que importantes que nos creemos, con lo graves que a veces pueden parecernos nuestros problemas y nuestras preocupaciones, no somos más que motitas en medio del universo, un punto en la inmensidad. Y piensas en muchas cosas sobre ti mismo, sobre los demás, piensas en la gente que aprecias. Piensas qué estarán haciendo en ese momento esas personas que se han llevado parte de tu corazón, la persona que te hace decir "te quiero" sin hacerte sentir miedo ni vergüenza. Te preguntas qué estarán pensando, si ocuparás alguna parte de su mente y de qué forma pensarán en ti mientras tú no dejas de hacerlo con ellos, trayendo a tu mente tantos recuerdos de momentos pasados, momentos de un esplendor que temes que no vuelva más.
Esa contemplación de los astros me hace acordarme siempre de la música de Thomas Newman, uno de los más reputados compositores de bandas sonoras de hoy día y que a mí me encanta, siempre consigue tocarme la fibra sensible con sus sonidos melancólicos. Una música que me remueve muchas cosas por dentro, que hace que asome una lagrimilla pero que al mismo tiempo ayuda a perdonar, a perdonarte a ti mismo por aquellas veces en las que no fuiste capaz de hacer ver a los demás cuánto te importaban o a perdonar por las veces en que te sentiste mal y culpaste inmerecidamente por no sentir en los demás el mismo aprecio que les diste.
La mente se expande casi tanto como ese manto estrellado y entiendes el por qué de esa fascinación del hombre por los astros, que viene desde el principio de los tiempos.
Hace mil años que no voy a ver las estrellas...recuerdo el primer año que fui a ver la lluvia de estrellas, me decepcionó bastante, me había imaginado una verdadera lluvia y no se veían mas que una cada 15min.
ResponderEliminarAhora ya no me decepciona nada, me doy cuenta como dices de que me transmite una sensación ambígua...algo así entre tranquilidad y miedo según si dejo la mente en blanco o me pongo a pensar en lo infinito que es el universo y lo diminutos que somos.
Lluvias de estrellas no he visto ninguna y los eclipses tampoco me han llamado la atención, solo recuerdo uno de Sol hace como 15 años cuando estaba en Santander. Y aquello no fue para tanto, porque el día se oscureció un poco a eso del mediodía y era como si se hubiera nublado, algo que en Santander es bastante frecuente, así que poco destacable por eso. Recuerdo el consejo que dieron de mirar con cristales especiales para no cegarse y yo mirando con cristales de botella de vino, que decían que valían, vaya situación, jajaja.
EliminarSegún donde vayas a mirar las estrellas puede ser impresionante, en un sitio sin montes alrededor y con cielo despejado es una vista dificil de explicar con palabras, es algo que debe verse
Uau. Precioso texto. A mi también me gusta mirar a las estrellas, cuando estoy en mi pueblo. Y me siento como tu has dicho... Los problemas se relativizan y te sientes taaan pequeño que asusta. A la vez, siento una extraña conexión con quienes me rodean.. Y incluso me perdono, a veces.
ResponderEliminarBesos y ánimos:)
Son sensaciones muy intensas y difíciles de explicar. Una especie de melancolía feliz, de visión de todo lo bueno y malo que tenemos ante nosotros y de cómo formamos parte de un todo que se sigue moviendo a pesar de lo bueno y lo malo que nos suceda, de algo que no se detiene mientras la gente se divierte y sufre, vive y muere, de cómo seguirá ahí cuando ya no estemos y los que aún no existen seguirán mirando
EliminarBesos para ti también y muchas gracias