Este pasado fin de semana fui a ver una película en la que tenía puestas bastantes esperanzas de que me gustase y lo hizo solamente a medias y un documental del que no conocía mucho y que me acabó dejando bastante más satisfecho. Hablo de "Un invierno en la playa" y "Con la pata quebrada".
Años después de su divorcio, el veterano novelista Bill Borgens (Greg Kinnear) sigue obsesionado con Erica (Jennifer Connelly), la mujer que lo abandonó por otro hombre. A pesar de los esfuerzos de su vecina Tricia (Kristen Bell), él sólo tiene ojos para Erica. Cuando Bill descubre que su hija Samantha (Lily Collins) acaba de publicar su primera novela, se da cuenta de que él hace tiempo que no escribe. Al mismo tiempo, su hijo Rusty (Nat Wolff) intenta también encontrar su camino como escritor de ficción.
"Un invierno en la playa" es una de esas películas cuyas intenciones superan a los resultados, de esas películas que empiezan bien y parece que van a ser mejores de lo que acaban siendo. La trama de esa familia algo disfuncional (como la gran mayoría, por otra parte) resulta atractiva, con ese escritor que espera el regreso de su ex mujer y que la espía por la ventana en su nueva vida con otro hombre más joven y guaperas. Esos hijos que tratan de emular al padre en su manejo de la letra escrita, Samantha relacionándose con guaperas simplones y procurando no enamorarse para evitar el dolor que sufrió con el divorcio de sus padres (desde entonces no se habla con su madre), algo que cambiará con la llegada de Lou (Logan Lerman), un joven inteligente y sensible. Por su parte, Rusty escribe poesía inspirándose en lo que le hace sentir una compañera de clase de apariencia modélica y con oscuros secretos de la que se enamora.
Todo eso empieza a seguirse con interés y te llaman la atención las peripecias de sus personajes. Lo malo es cuando empiezan a ponerse de manifiesto algunos giros narrativos demasiado previsibles y por ello menos interesantes, a lo que hay que sumarle el sentimentalismo fácil que se impone en el útlimo tercio de la película. Cuando quieres darle a tu trama una pátina realista no puedes pretender que todo acabe como la clásica comedia romántica, porque ya no me acabo de creer ese cambio de perspectiva, no me resulta coherente con lo que había empezado a ver. El debutante Josh Boone ha optado por una historia autobiográfica y según dice, ha querido darle el final feliz que no tuvo en la vida real y ahí es precisamente donde flaquea la propuesta.
De cualquier modo, hay que destacar la labor de sus actores, en especial de un Greg Kinnear que demuestra su validez para papeles protagonistas, en un registro no muy alejado de lo que hiciera en "Pequeña Miss Sunshine", de trama similar y mucho mejor resuelta. Tampoco andan a la zaga Jennifer Connelly, Lily Collins (me parece interesante su elección como madre e hija, siendo ambas de lacia melena negra y pobladas cejas color carbón), Nat Wolff o Logan Lerman, además de una breve Kristen Bell como la vecina infiel que consuela sexualmente al personaje de Kinnear. La película es interesante, pero sin duda había mimbres para que saliera mejor de lo que acaba siendo.
Más satisfactorio fue el visionado de "Con la pata quebrada", un documental sobre el papel de la mujer en el cine español a través de los años. El título viene del dicho popular que asegura que "La mujer casada y honesta, con la pata quebrada y en casa” y refleja el rol de las mujeres en películas hechas durante la Segunda República, el franquismo y nuestros días. Todo ello con fragmentos de casi 200 películas en un trabajo coordinado por el crítico de cine Diego Galán (quien fuera durante años director del festival de San Sebastián) y narrado por Carlos Hipólito, también narrador de la serie "Cuéntame cómo pasó", con lo que le da ese aire añejo al documental.
De este modo, somos testigos de la evolución de la mujer, desde figura sensual y pícara, a amantísima esposa, madre y ama de casa, en función de las épocas en las que fuera retratada, siendo el franquismo el momento en que la mujer tuvo el rol más recatado y sumiso y la etapa del landismo y el destape de los 70 en el que fue más objeto sexual que otra cosa.
El documental habla de todas esas épocas con buen criterio, aunque se echa en falta una mayor profundización. Así como hay películas en las que sobra metraje, aquí se echa en falta un poco más, la escasa hora y media que dura se hace cortita y deja con ganas de más. Como pieza educativa para los poco iniciados en el cine español es modélica, pero los más versados echarán en falta algunos ejemplos más, sobre todo de cine más reciente (hay fragmentos de varias pelis de Almodóvar y pocas de otros, curiosamente su hermano Agustín es uno de los productores del documental). Con todo ello, es una pieza muy estimable y que aporta un punto de vista de indudable interés.
Me ha hecho gracia el título del post, parecía una comedia leído todo junto, "Un invierno en la playa" y con la pata quebrada".
ResponderEliminarFísicamente se parecerán, pero no me pega mucho Jennifer Connelly de madre de Lily Collins, aunque por edad podría ser, la primera tiene 42 años y la segunda 24 (aunque imagino que su personaje no llegará a los 20).
Lo de las mujeres en el cine español me resulta entre interesante y deprimente, pero así fueron las cosas.
Sí, el personaje de Lily Collins no llega a los 20 años en la peli, estás en lo cierto. Digamos que hacen el clásico truco de la apariencia y que siempre suele servir para que haya actrices que interpreten a personajes más jóvenes de lo que ellas son.
EliminarUn caso que recuerdo así de memoria es Alison Lohman en "Los impostores", donde hacía de hija de 14 años de Nicolas Cage y en la vida real tenía 22. O en "El graduado", que Dustin Hoffman tenía 7 años más que Anne Bancroft y ella hacía de la señora Robinson, que como personaje en la peli le doblaba la edad.
El papel de las mujeres en el cine español fue muchas veces reflejo del que tenían en la realidad y así queda patente en el documental, pero me hubiera gustado un mayor reflejo de la mujer hoy día, para contrastar avances y también cosas que siguen más o menos igual