Este fin de semana tuve la oportunidad de ver dos películas de origen muy diferente, una rodada por un australiano en estudios de Sidney pero ambientada en Nueva York y otra por un coreano que debuta en Hollywood con un trío protagonista compuesto por dos actrices australianas y un actor británico. Hablo de "El gran Gatsby" y "Stoker", que tienen en común su apuesta por un cierto artificio para tratar de provocar emociones en el espectador, con más o menos fortuna.
En la alta sociedad
norteamericana de los años 20 del pasado siglo, llama la atención la presencia de Gatsby (Leonardo DiCaprio), un hombre misterioso e
inmensamente rico y cuyas fiestas son las más populares de Nueva York. Nick Carraway (Tobey Maguire), tendrá la oportunidad de conocer a Gatsby cuando se instale en su vecindario y comprobará que Gatsby vive obsesionado con la idea de recuperar
al amor de su juventud, Daisy (Carey Mulligan), ahora casada con otro hombre.
“El gran Gatsby” es la nueva película del
australiano Baz Luhrmann, un director que se ha hecho famoso por su jugueteo con
los géneros y su afán por reinventarlos con un toque de posmodernismo con mayor
o menor fortuna. Que hizo una versión de “Romeo y Julieta” ambientada en la
actualidad cuando aún no era moneda de cambio readaptar los clásicos en un
entorno contemporáneo y que tiró de canciones pop rock en un ambiente
decimonónico en “Moulin Rouge”, un musical de cámara nerviosa y que ponía en
evidencia lo postizo y forzado del género con esos decorados que no se molestaba
en disimular. Más recientemente firmó “Australia”, una especie de revisitación
del gran melodrama al estilo clásico que no funcionó con una historia que nunca
encontró el tono.
Y tras ese fiasco, Luhrmann vuelve a la carga con la
adaptación de una de las obras más celebradas de la literatura del siglo XX,
obra del estadounidense Francis Scott Fitzgerald, un hombre que siempre habló de
si mismo a través de sus novelas. En la obra de Fitzgerald siempre hay ilusión y
decepción, amor y desamor, pasión y dolor, crónica de una vida que acabó antes
de tiempo por una adicción al alcohol y una tormentosa relación con Zelda Sayre,
una mujer tan inteligente como perturbada, que acabó sus días en un manicomio.
Un autor de prosa tan sencilla como hipnótica, del que si se lee una obra es
inevitable repetir.
Luhrmann quiere reverdecer los laureles de “Moulin
Rouge” y vuelve a hacer gala de su estilo nervioso, especialmente en la primera
mitad del filme, rodado a ritmo de videoclip, con frases breves y planos aún más
breves, mientras nos va presentando a los personajes de la historia. Una vez que
las cartas están sobre la mesa, el estilo se relaja más y se centra en la trama principal, la del amor de Gatsby por Daisy, el amor de un hombre que
parece tenerlo todo y que está muy solo. Que sigue las fiestas que da en su casa
desde su apartado cuarto, sin darse a conocer a los demás, esperando que algún
día aparezca ese amor de juventud que ahora está con otro hombre. Que comprobará
cómo las promesas de amor hechas un día pueden olvidarse con el paso del tiempo,
cómo las glorias del pasado no suelen volver. Mientras tanto, escuchamos en los
años 20 canciones de artistas de ahora (y ritmos de ahora) como Beyoncé, Jay-Z, Jack White, Lana del
Rey, Sia, Fergie o Will.i.am, una mezcla que se acepta y no desentona mucho. Aunque intuyo que la banda sonora de esta película no va a estar tan cotizada
como lo estuvo (y está) la de “Moulin Rouge”.
En lo que respecta a sus actores, destacaría a
Carey Mulligan que pone su habitual fragilidad en la vulnerable Daisy, que tiene
su corazón dividido entre lo que sintió un día y lo que siente ahora y a Tobey
Maguire, cuyo aspecto pazguato le viene de perlas para dar vida a ese Nick
Carraway que aprende de la vida a través de lo que viven y sienten los demás, un
notario que acabará implicándose con el hombre que motiva sus escritos. Leonardo
DiCaprio no lo hace mal como Gatsby, pero creo que no acaba de coger el tono de
su personaje, a veces se le nota algo despistado, sin saber muy bien qué
registro adoptar, si más serio o más irónico.
Una película que se deja ver pero que tampoco
emociona demasiado, salvo determinados momentos (cuando va a producirse el
reencuentro entre Gatsby y Daisy) y en la que Luhrmann vuelve a tener sus
habituales problemas de ritmo, haciendo que las dos horas largas de metraje se
hagan en ocasiones aún más largas. No es el descalabro de “Australia” pero
tampoco el hito de “Moulin Rouge”. Espero que al menos la película anime a
muchos a acercarse a la obra de Fitzgerald, ese mundo de tristeza infinita
oculto tras una máscara de aparente felicidad.
En universo de referentes cinematográficos, aunque con un tono diferente, se
mueve también "Stoker" el debut en el cine estadounidense del surcoreano Park Chan-wook,
director de películas como "Old boy" y que en su paso a la industria yanqui ha
optado por un modelo de cine más sutil que el que se practica muchos veces en la
industria oriental.
Cuando India Stoker (Mia Wasikowska) pierde a su padre (Dermot
Mulroney) en un trágico accidente de coche el día en que cumple 18 años, su vida
se hace añicos. Su impasible comportamiento oculta profundos sentimientos que
sólo su padre comprendía. Cuando Charlie (Matthew Goode), el hermano de su
padre, aparece por sorpresa en el funeral, decide hacerse cargo de ella y de su
inestable madre (Nicole Kidman). Aunque al principio desconfía de su encantador
y misterioso tío, pronto se da cuenta de que tienen mucho en común.
"Stoker" apuesta por un modelo de cuento gótico,
con una mansión en medio de la nada en la que vive una familia un tanto curiosa,
que parece vivir en otra época con sus ropas y su decoración demodé. Y tras un
desgraciado incidente aparece un elemento extraño que revolucionará la vida de
los que allí habitan. Park no se molesta en disimular al personaje del tío
Charlie, que desde el primer momento parece estar tramando algo, tal y como no
tardará en descubrirse. Su mayor logro es mostrar la evolución de la madre, que
parece olvidar pronto que acaba de quedar viuda y la hija, esa chica que acaba
de cumplir los 18 años y que empieza a salir de su encierro vital para descubrir
de la mano del tío Charlie algunas cosas sobre el mundo que la rodea y también
sobre si misma. De hecho, India acaba siendo el personaje más interesante de la
historia, por las evoluciones que experimenta.
Conocer los entresijos que mueven al tío Charlie
acaba por ser un mcguffin hitchconiano en el guión escrito por el actor
Wentworth Miller (el protagonista de la serie televisiva "Prison break"), cuya
importancia es relativa. Un pretexto para poner de relieve las obsesiones de sus
personajes, plasmadas en una puesta en escena sutil y morbosa donde los detalles
cuentan, como esos zapatos blanquinegros que siempre lleva puestos su
protagonista.
Mia Wasikowska es de lo mejor de la película, con
una interpretación muy contenida pero intensa de una chica retraída con perversiones y deseos
ocultos. Una de esas chicas de las que cuesta saber qué es lo que les pasa por
la cabeza. Porque su tristeza tras la muerte de su padre le seguirá una
desconfianza hacia su tío que se irá transformando en atracción, al tiempo que
se distancia de su madre, con la que nunca ha conectado. Matthew Goode muestra a un tío Charlie poco equívoco, limitándose a poner cara de cabroncete y quizá sea la arista más endeble del trío de actores protagonistas. Nicole Kidman está algo más entonada como esa madre reprimida, en uno de esos personajes secundarios que le están dando una vez pasados sus mejores tiempos a causa de sus mejores decisiones (su adicción al bótox y algunos papeles que nunca debería haber aceptado).
"Stoker" es una película que no romperá taquillas, pero que está destinada a convertirse en cinta de culto. Más o menos el reverso de lo que pasará con "El gran Gatsby", que a buen seguro dará un buen rendimiento comercial pero que no será muy recordada por el público más exigente. En ambos casos, cine al fin y al cabo.
La primera la he visto y estoy deacuerdo en todo menos en que di caprio no encuentre el tono a su papel, es de lo poco que me gusto junto con la banda sonora.
ResponderEliminarDe la segunda tengo muchas ganas de verla porque entre critica y critica me estáis dejado intrigada.
"Stoker" es una suerte de cuento que tiene su punto perturbador, puede que te guste. Sobre la de Gatsby yo a DiCaprio le vi en ocasiones muy grave y en otras casi paródico, aunque bien es cierto que esa confusión de tonos suele ser habitual en el cine de Luhrmann. Con todo ello, le he visto mejor otras veces
EliminarNo me llama la atención ninguna de las dos pelis, aunque me sorprende que casi no haya tenido noticia del estreno de la segunda, participando Nicole Kidman.
ResponderEliminarSobre "El gran Gatsby", nunca he visto entera la otra versión, solo algunas escenas que me resultaron aburridas, y por ello imaginé que el remake sería también un bodrio, pero no sabía hasta qué punto. Y es que me mola el cine, pero salvo los más famosos, no suelo quedarme con el nombre de los directores, y no sabía que esta de Gastby (además de tener la misma historia que no me moló) tiene un estilo un tanto raro, del que me han hablado los que la han visto, y que tú también mencionas. No iba a verla, pero sabiendo eso lo que me extraña es que vaya a ser un éxito.
La versión de los 70 con Robert Redford y Mia Farrow no tiene demasiada buena prensa. De hecho, Coppola firmó el guión y nunca habla muy bien del resultado. El estilo de esta otra es más tipo videoclip, como hiciera Luhrmann en "Moulin Rouge", planos cortos y movimiento constante, que no necesariamente implica mejor ritmo. Por eso hay películas de 3 horas que se pasan mucho más rápido que otras de 80 minutos.
EliminarEsta de Gatsby tendrá éxito al menos en su estreno, pero imagino que irá perdiendo fuelle, no va a quedar como una película memorable. Y Nicole Kidman al menos aquí está bastante digna, que ha llegado a aparecer de secundaria en películas como "Sígueme el rollo", con Adam Sandler y Jennifer Aniston.
Yo soy muy de leer los letreritos de las pelis, me interesa saber quién hizo cada cosa, así empecé a conocer a un montón de profesionales