“Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los
ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo
objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de
la erudición está reservado a los perdedores”
(De la novela "Número Cero", de Umberto Eco)
Como bien saben, este jueves es el Día del Libro, un día de celebración cultural en el que más de uno compra libros que con suerte leerá, rompiendo la tónica del resto del año, donde la lectura se limita a cosas que se va encontrando por Internet. Porque hoy la gente lee bastante, pero no siempre de donde debería hacerlo, centrando su atención lectora más en redes sociales y webs de todo tipo que en novelas o ensayos. Así se explica que muchos sigan escribiendo “haber si nos vemos” en lugar del correcto “a ver si nos vemos” y “a parte de eso, yo creo..” en lugar de “aparte de eso, yo creo…”, que cada vez que veo ese “a parte” que lo veo siento una punzada de dentera, aún más cuando lo veo en medios de comunicación, que deberían ser los primeros en dar ejemplo, pero donde la capacidad cultural de algunos de sus trabajadores es bastante limitada (algunas de las mayores barbaridades que he oído y leído en mi vida han sido en redacciones periodísticas).
(De la novela "Número Cero", de Umberto Eco)
Como bien saben, este jueves es el Día del Libro, un día de celebración cultural en el que más de uno compra libros que con suerte leerá, rompiendo la tónica del resto del año, donde la lectura se limita a cosas que se va encontrando por Internet. Porque hoy la gente lee bastante, pero no siempre de donde debería hacerlo, centrando su atención lectora más en redes sociales y webs de todo tipo que en novelas o ensayos. Así se explica que muchos sigan escribiendo “haber si nos vemos” en lugar del correcto “a ver si nos vemos” y “a parte de eso, yo creo..” en lugar de “aparte de eso, yo creo…”, que cada vez que veo ese “a parte” que lo veo siento una punzada de dentera, aún más cuando lo veo en medios de comunicación, que deberían ser los primeros en dar ejemplo, pero donde la capacidad cultural de algunos de sus trabajadores es bastante limitada (algunas de las mayores barbaridades que he oído y leído en mi vida han sido en redacciones periodísticas).
El caso es que jornadas
como el Día del Libro son un revulsivo cultural, que ayudan a estimular muchas
vocaciones lectoras que con suerte desembocarán en mentes inquietas que se
pregunten cosas sobre el funcionamiento del mundo y de la vida. Pero en esta
entrada no quiero centrarme tanto en los libros como en otras figuras que
también ayudan a despertar mentes inquietas, las de los maestros. En mis años
de estudiante tuve varios maestros, algunos muy buenos y otros muy
prescindibles, que más allá de que la asignatura fuera más o menos difícil la
hacían mucho menos estimulante. Porque el fracaso como maestro es no conseguir
interesar a nadie por lo que enseña y el
triunfo es hacer que algunos alumnos (todos es una utopía) sientan fascinación
por lo que instruye, sea cual sea la materia. Hay gente a la que la Historia le
parece un peñazo importante y sin embargo a mí me apasiona, porque tuve la
suerte de tener un maestro que nos la enseñó como si fuera una gran novela de
grandes pasiones humanas, no como la aburrida sucesión de datos en la que la
convierten los malos instructores. Por eso se siente admiración generalizada
hacia aquellos que son capaces de enseñar de forma amena sobre cosas que pueden
sonar áridas, como la ciencia o la economía y en mi caso siempre admiré al
fallecido Juan Antonio Cebrián, presentador del programa radiofónico “La rosa
de los vientos”, por su forma de escenificar sucesos históricos haciendo volar
la imaginación sin perder de vista el conocimiento.
Estos días se habla
mucho sobre la muerte de un profesor a manos de un alumno de 13 años en
Barcelona, al tiempo que se ha cumplido el 16 aniversario de la matanza del
instituto Columbine, sucesos que siempre se tratan con trazo grueso y falta de
miras, viendo a los autores como se hacía en la antigüedad con los perturbados
mentales, de los que se decían que estaban endemoniados y que debían ser
sacrificados para no poner en peligro a la comunidad, sin detenerse en las
causas y la comprensión del caso. El trato con los alumnos siempre ha sido uno
de los puntos de fricción entre los docentes y en muchos casos se ha pasado de
la dictadura indiscriminada de antaño, con bofetadas y pescozones para los
chavalines al mal uso del victimismo de ahora, con alumnos que amenazan con
denunciar a profesores que les levantan un poco la voz por mal comportamiento.
La enseñanza ha sido siempre una profesión ardua y muchas veces poco
estimulante para el que la imparte, pero muy importante a la hora de crear
estímulos en los adultos del mañana. Para mostrar este ejemplo hay muchas
películas que han tratado el tema, pero yo me voy a quedar con un espléndido
capítulo de “Los Simpson” (al que recomiendo que echen un vistazo) en el que Lisa experimentaba un amor platónico por un
profesor que le hacía ver que había todo un mundo más allá de sus fronteras
habituales.
El caso de Lisa Simpson de sentirse atraída por su profesor es un hecho frecuente por la atracción que nos produce un docente con el que conectamos, que parece saber todas esas cosas que nos gustaría aprender y nos descubre mundos insospechados. Así que hoy quiero aprovechar para rendir homenaje a todos aquellos, ya sean maestros o simples civiles, que ayudan a que aprendamos cosas nuevas, que nos inculcan ese deseo de saber más y de hacernos curiosos ante las cosas que nos rodean. El camino del saber muchas veces es un camino de sufrimiento, pero también lo es de descubrimiento, de conocer lo que somos y de donde venimos. Y eso nos humaniza más.
Los profesores tienen mucho poder sobre la vida de la gente. Si hacen que un alumno odie una materia éste la rechazará para siempre, aunque en realidad tenga un talento natural para llevarla a cabo. Y eso influye a la hora de elegir una profesión y por extensión en la vida entera de esa persona.
ResponderEliminarSí, la verdad es que los docentes tienen mucha responsabilidad, la de tener a mentes a las que formar, que no es tan sencillo como poner exámenes y puntuar porque hay un montón de peculiaridades que evaluar. Yo he conocido gente con sobresalientes que tenían una gran capacidad de trabajo y estudio, pero luego no asimilaban nada de lo estudiado y eran analfabetos funcionales. Y seguramente lo tuvieron más fácil para llegar a ciertos sitios por las puntuaciones mejores, aunque luego no hubiera nada debajo, aunque eso es la eterna contradicción entre trabajo y talento
EliminarBuenos días!
ResponderEliminarLa verdad es que el caso del chico de Barcelona, es tremendo! Como siempre digo la educación empieza en casa y también ver el comportamiento. La responsabilidad de los profesores es enseñar y guiar el futuro de un almmuno. Motivarlo y demás.... Pero algunos padres delegan todo en los profesores y eso no es normal. Una pena que pasen estas cosas y aquí hay que dar en cierto modo gracias, que no ocurren más desgracias como en EE.UU. Que allí si que pasan cosas de estas y mucho más graves. El capítulo de Los Simpson, que dices, lo he visto varias veces. Yo me sentí identificada con Lisa, pues me pasó algo parecido. Coincido totalmente en el último párrafo que dices. Me gusta como piensas!
Saludos!
Gracias por tu comentario. A mí siempre me ha interesado la gente que me puede enseñar algo, sea lo que sea, si veo que no tiene nada que enseñarme enseguida pierdo el interés, la fascinación por aprender es lo que me mueve. Y eso puede pasar con profesores y con personas que no lo sean, eso y el momento para aprender que llegue en el instante justo, el "timing" que dicen los angloparlantes. Porque si no es como estudiar el Quijote en el colegio, que está bien saber su existencia, pero a esas edades no se puede apreciar como es debido, por eso pasan los años y comprendemos ciertas enseñanzas que en su momento nos parecieron tonterías o cosas poco interesantes.
EliminarUn saludete