jueves, 22 de agosto de 2013

Veraneo, postureo y redes sociales

Agosto es el mes veraniego por excelencia, el mes de las vacaciones por antonomasia, el mes de la canícula y los calores más extremos y también es el mes de la nada más absoluta y el mes más mentiroso del año. Todo se detiene en agosto de una manera artificiosa, como si no importara lo que hubiera pasado en los meses anteriores y lo que está por venir en los meses siguientes. Cuando era estudiante el mes de verano que disfrutaba era julio, agosto se me hacía muy largo y repetitivo, con ganas de que llegase septiembre para volver a las clases. Cuando empecé a trabajar siguió siendo julio el mes donde hacía mis vacaciones y agosto era ese páramo en el que tenía que trabajar mientras medio país estaba de libranza y todo estaba parado. Todo el mundo parecía vivir y disfrutar de sus retiros en la playa y la montaña mientras yo sentía que los días pasaban uno detrás de otro de manera infructuosa. Aunque de todos modos ese sentimiento de que se te escapa la vida mientras otros la disfrutan no es exclusivo de agosto, se puede sentir a lo largo del año.

Y a esos sentimientos que no entienden de épocas ni generaciones, porque siempre ha habido estaciones preferidas para cada uno, se ha unido la aparición de diversas redes sociales como modo de documentar las vacaciones. Todos hemos sido testigos alguna vez de esas fotos en las que alguno de nuestros contactos posa en la playa y solo se le ven las piernas y los pies, que al menos si son bonitas son agradables para la vista, unas fotos que se pusieron de moda como vuelta de tuerca al clásico posado de medio cuerpo o cuerpo entero con la cara como protagonista. Ahora la gente se limita a poner sus extremidades inferiores, aunque como todas estas modas de las redes sociales, se ha quemado demasiado rápido y ahora empieza a tener más críticos que fans y me da que no tardarán en volver las tradicionales caras. Porque lo que nunca está de moda es lo que siempre está a la moda.


El caso es que hay mucha gente que en verano no lo pasa bien por circunstancias personales, porque odia el calor o porque no puede ir a ningún sitio propio de la época y al pasar las horas muertas delante de su ordenador es testigo de lo que hacen otros y siente envidia (insana, como siempre ha sido la envidia) y tristeza por sentir que los demás hacen cosas que ellos no pueden hacer, sintiéndose excluidos de todo ello y provocando fenómenos como los que citan estos artículos. El primero de ellos habla sobre un estudio que analiza la influencia de Facebook en el estado de ánimo de sus usuarios y arroja párrafos tan interesantes como éste:

"Según este trabajo, realizado en la Universidad de Michigan, analizando el uso de la red social se pueden predecir disminuciones en el estado de ánimo. "A priori, Facebook proporciona una incalculable fuente para completar la necesidad humana básica de conexión social", señala en una nota de prensa el psicólogo Ethan Kross, principal firmante del trabajo. Sin embargo, continúa el especialista, "en lugar de mejorar el bienestar, nuestra investigación ha encontrado que tiene el resultado contrario", subraya.
 
Para su análisis, el equipo de Kross reclutó a 82 jóvenes que habitualmente consultaban Facebook desde su móvil. También a través del teléfono, los investigadores contactaron con cada participante varias veces al día durante cinco jornadas y, a través de un cuestionario, les preguntaron cómo se sentían en ese momento, si estaban preocupados, si habían quedado con alguien y cuánto habían usado Facebook, entre otras cuestiones.
 
La evaluación de los datos puso de manifiesto que cuanto más usaban la red social, peor se sentían los individuos analizados en los momentos posteriores. En cambio, las interacciones cara a cara con otras personas no tenían ningún impacto negativo en su bienestar."



El otro artículo que quiero compartir va en un tono más irónico y habla sobre esos posados en lugares interesantes que son moneda de cambio en varios perfiles de redes sociales:


"La psicoterapeuta Mariela Michelena en su libro Me cuesta tanto olvidarte apunta que Facebook es el escaparate de la exclusión donde te enteras de todas las fiestas maravillosas a las que no has sido invitado y te hundes en la miseria a no ser que tengas una autoestima a prueba de bomba. 
"Ojos que no ven Facebook que te lo cuenta", dice Michelena en su libro para explicar que mientras más tiempo dediquemos a mirar las fotos de otros, más riesgo tenemos de desarrollar cierto sentimiento de envidia (nada sana). 
Otros dos estudios sostienen la misma teoría. Uno de ellos de nombre totalmente explícito:"They are happier and having better lives than I am: The impact of using Facebook on Perceptions of other's life (Ellos son más felices y tienen una vida mejor que la mía:  El impacto de usar Facebook en la percepción de la vida de los otros) demostró que los que usaban Facebook con frecuencia (no necesariamente coinciden con los usuarios más activos, ya hemos dicho en este blog que hay mucho mirón) estaban convencidos de que "la vida era injusta" y que la vida de los otros era mejor que la suya.
Según el estudio, "la gente tiende a atribuir a los contenidos positivos publicados por otros la categoría de estado permanente cuando la mayoría de las veces se trata de situaciones circunstanciales". En otras palabras, la gente no está siempre en calas paradisíacas ni en restaurantes japoneses como tú no estás siempre apalancado en el sofá. (Esperemos)"


Lo que he ido aprendiendo de todo esto es que tan absurdo es vender una imagen únicamente feliz a través de fotos bonitas como criticarlo. Yo he sido muchas veces de esos críticos, más que de los posadores (no soy muy de salir en fotos y si veo un paisaje bonito prefiero una foto estilo postal, que sea el paisaje el protagonista), por esa rabia de no poder hacer lo que otros hacían y pensar, como los estudios antes mencionados aseguran, que la vida de los otros era mejor que la mía. Porque luego hay armarios llenos de podredumbre tras esas relucientes cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, que no dejan de ser pasatiempos y para algunos, medios de marketing. 


Por eso este verano he querido dejarme de pamplinas y tratar de hacer cosas por mí mismo, sin esperar a que las cosas vengan a mí, como hice por error en otras ocasiones. Y si alguien quiere sacar fotos de su pernil en la playa pues me parece aceptable, si eso les hace sentir bien pues bien por ellos.

7 comentarios:

  1. Mmm el gusto de poder subir fotos que den envidia insana...qué rico!! Jajaja, yo lo que subo son fotos de pasteles con pintaza excelente y sabor aún más exquisito. Las babas inundan mi facebook...lo malo es ver esas fotos más tarde y recordar lo bueno que estaba ese pastel...es una putada jaja.

    Ciertamente el facebook es una mierda, y si quieres acabar hundido en la miseria pásate horas cotilleando los perfiles de amigos y ex que verás tú qué bien...luego necesitas un año de psicoterapia para superarlo. Bueno a veces también el ver que otros viajan o ver sitios guapos y que te digan donde es te anima a salir y viajar...con lo cual no todo es malo, simplemente hay que saber cómo encajarlo. Yo aluciné el día que me comentaron "Jooo nunca nos llevais a esos sitios tan chulos" y era una foto en un sitio a pocos kilómetros de mi casa, sin mencionar que estábamos hartos de contactar con la gente para decir que íbamos a tal sitio a ver quién se apuntaba...y precisamente la persona que menos se quiere mover es la que te pone este tipo de cosas. Es decir que muchas veces la envidia esa la tienen los que se niegan a salir por ellos mismos, porque sitios guapos al menos en mi zona los hay a patadas, no hace falta gastarse cientos de euros para pasar un buen finde.

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    1. Pues fotos de pasteles son el reclamo perfecto para desatar el consumo de dulces, tengo comprobado que cada vez que alguien habla de pasteles al resto le entra un mono de dulce que se acaba comiendo aunque sea una chocolatina de esas pelagreras de máquina. La experiencia me ha enseñado que es mejor pasar el tiempo haciendo un montón de cosas antes que ponerse a mirar redes sociales, que suele crear esos sentimientos negativos. Con la gente que me importa yo prefiero comunicarme por teléfono o por mail si no les veo en persona, me llena mucho más.

      Al hilo de lo que comentas de ese paraje que parecía tan paradisiaco y estaba solo a pocos kilómetros, el punto de vista es importante, el aspecto de saber vender el sitio. Allí donde vivimos tenemos un montón de lugares y detalles que no merecen nuestra atención pero que a otros les pueden interesar y a muchos se les da bien vender eso. La flor de un parque que está debajo de tu casa un día que le da el Sol puede ser objeto de un montón de "me gusta" por estar bien retratada y eso es algo que tu puedes ver tan común como el enlosado o las señales de las calles

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  2. Debo reconocer que este año me afectado un poco el ver las fotos de las vacaciones y otras cosas que de personas de mis redes sociales,me da la sensación de que me poni algo triste, y justo cuando comenzaba a sosprecharlo lei esos estudios que apuntas.
    Lo mas probable es que sea porque este año no he podido salir de vacaciones. Quizá porque cada vez mas personas comparten este tipo de imágenes y a demás cada vez en mas redes sociales.
    El caso es que aunque me haya podido dejar tocada ver que mis amigos están haciendo cosas que me gustaría a mi, me parece absurdo criticarlo, porque nadie nos obliga a visitar esas webs.
    También debo decirte que me gusta tu reflexión sobre que no hay que olvidar que no es oro todo lo que reluce, y que a veces envidamos cosas de las vidas de los demás y si supiéramos otras partes de sus vidas no envidiaríamos nada.

    Besos

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    1. Las redes sociales tienen mucho de marketing y también de lo que es la vida en muchas ocasiones, de mostrar lo más interesante y esconder lo más vergonzoso, así que prefieren mostrar la playa en la que están en lugar de decir que no tienen trabajo o que tienen problemas con la pareja o la familia (aunque también los hay que tiran mucho de ese rollo del malditismo). Por eso acaba siendo absurdo tener envidia por eso. Es entendible, porque siempre se repite lo de que cuando éramos niños y veíamos a otro con un caramelo o un juguete también lo queríamos y si no lo conseguíamos nos llevábamos la rabieta, pero precisamente por eso es pueril.

      Lo importante es poder vivir momentos felices e inolvidables y poder recordarlos aunque no haya testimonio de ello. Muchos de los mejores momentos de mi vida los tengo solamente en mi cabeza, no hay ninguna foto que lo pruebe y disfruto de ese recuerdo igualmente.

      Besos para ti también

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  3. http://ohmyphone.orange.es/redes-sociales/piestureo-o-no-al-piestureo-esa-es-la-cuestion.html

    Seguramente a esto te refieras, ¿eh?

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    1. Muy bueno el enlace, precisamente a eso es a lo que me refiero. Es algo que en su día empezó a hacerse por mostrar otra perspectiva más original y ahora ya está hasta pasado de moda y con el número de críticos subiendo, como pasa con estas modas pop de usar y tirar

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  4. Imagino que comparase es inevitable y acabamos cayendo en ello aunque no queramos, como los simios que imitan el comportamiento de los otros al observar lo que hacen, es algo que está en nuestro código genético. Lo que si podemos tratar de hacer es no configurar nuestra vida en función de lo que hagan otros, porque ahí es donde vendrán las insatisfacciones, porque nunca podemos clonar la vida que hacen otros, ya que todos somos diferentes en algún detalle.

    Las posibilidades de mostrarse que ofrece Internet ha provocado que mucha gente que ha crecido con el boom de las redes sociales siente la necesidad de ilustrarlo todo por ser lo que ha conocido. Y por eso a muchos les da la sensación de que si no hay fotos de lo que han hecho parece que no ha pasado nada.

    Aunque también creo que eso ha existido siempre, todos conocemos (o lo hemos hecho alguna vez) a alguien que enseñaba siempre fotos o diapositivas de sus peripecias. Digamos que la tecnología evoluciona, pero el toque humano sigue ahí

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